El recrudecimiento del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania vuelve a poner el acento en los subsidios energéticos y la meta de déficit fiscal para el 2022. El precio del Gas Natural Licuado (GNL) se disparó a un máximo histórico y se encareció un 30% esta mañana.
El precio del Gas Natural Licuado (GNL) se disparó a un máximo histórico y se encareció un 30% (a u$s50 mm el BTU). Por su parte, el precio del barril de Brent, de referencia para Europa, llegó a rozar los u$s113 y el barril West Texas Intermediate (WTI) avanza un 4,78%, hasta los u$s108,35. La incertidumbre sobre un posible recorte en el suministro fomenta el incremento de los precios en un momento en que la Argentina evalúa un recorte de los subsidios energéticos.
La Secretaría de Energía había calculado para este año un precio medio del GNL en u$s25 el BTU incluyendo el costo de regasificación, el triple de lo pagado en el 2021. Sin embargo la evolución del conflicto estima que se necesitarán entre u$s3.500 millones y u$s4.000 millones para comprar el combustible necesario para pasar el invierno. Según lo que se esperaba a principio del año, se iban a necesitar al menos u$s3.500 millones a la importación de gas en buques. Sin embargo, la cuenta se puede estirar hasta los u$s4.000 millones e incluso unos u$s500 millones más con los nuevos valores.
Ya durante la primera mitad de febrero, CAMMESA compró 25 buques de combustibles líquidos por un total de 800 millones de dólares al mismo tiempo que se busca acelerar el Gasoducto de Vaca Muerta clave para ahorrar al menos u$s1000 millones en importaciones del gas. La semana pasada, IESA llamó a licitación para la adquisición de los caños que deberán unir Neuquén con Santa Fe y Buenos Aires.
El país logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con un paquete de políticas para llegar a un equilibrio fiscal en cuatro años. El primer objetivo a cumplir es el déficit primario del 2,5% para el 2022. Si bien en un principio no parece ser tan exigente, lo cierto es que el encarecimiento de los precios de la energía afectan y mucho a la hora de pensar en un recorte de subsidios. Vale recordar que la Argentina es un importador neto del gas ya que no cuenta con la infraestructura ni con la inversión necesaria aún para lograr soberanía energética.
El acuerdo con el FMI incluye el compromiso del Gobierno nacional de elaborar un plan de reducción “gradual y permanente” de los subsidios energéticos. Para este año, Economía prometió un recorte del 0,6 por ciento, más un plan de segmentación y un aumento de tarifas del orden del 20% para usuarios residenciales. Pero dentro de esa cuenta, la segmentación no alcanza para reducir esas transferencias.
Fuente: Ámbito/Revista Petroquímica