LA CASA NO ESTÁ EN ORDEN: DESESPERACIÓN VERDE, RABIA SOCIAL Y SEÑALES DE FUEGO

Hace apenas un año escribí un editorial en el que recordaba los sucesos de la Semana Santa de 1987, que derivó en aquella frase de Ricardo Alfonsín para tratar de llevar tranquilidad a un país que atravesaba tiempos de alta convulsión. “La casa está en orden”, clamaba el por entonces presidente radical desde el balcón de la Casa Rosada, tras poner fin al alzamiento carapintada. 

Aquel momento, al que se sumaron líderes de la oposición, brindó una imagen política que contrastaba con la cruda realidad económica que atravesaba el país, con el acuerdo con el FMI y una inflación desbocada como protagonistas. Un escenario de deterioro económico que podía volver a apreciarse el año pasado y que, claro está, muestra una cara similar por estos días. 

Tiempo en el que la política revela peleas intestinas en el oficialismo y en la oposición, como la fractura e intervención de Juntos por el Cambio en Mendoza, que Horacio Rodríguez Larreta busca evitar a toda costa en la Ciudad. Inclusive si ello implica hacer dos elecciones en un mismo acto contra el deseo de Mauricio Macri, para mantener cerca al radicalismo.

En lo económico, el Fondo volvió a aparecer en primer plano con un documento en el que dejó expuestos los flancos débiles de la gestión para cumplir con las metas del acuerdo firmado. Entre ellas, la de sumar reservas al Banco Central, lo que provocó el lanzamiento de un nuevo paquete de medidas de Economía bajo el rótulo de dólar agro que, en este envío, analiza Matías Bonelli. Y el probable pedido de un waiver, cuando Sergio Massa viaje a esta semana a Washington con los números en rojo de marzo.

Fue un mes en el que la inflación también tuvo su rentrée como factor clave para el crecimiento de la pobreza, que trepó en el segundo semestre de 2022 hasta alcanzar a más de 18 millones de personas. Inclusive muchas que tienen empleo y que padecen el deterioro social creciente, no solo por la pérdida de poder adquisitivo -que continuó en marzo por el alza del 7% en los precios, que registraron los analistas y que ahora el Gobierno buscará paliar con la eximición de Ganancias para adicionales al salario-, sino también por la falta de soluciones a problemas graves, como la inseguridad. Combo que, como comprobó Sergio Berni en la protesta de los colectiveros por el chofer asesinado, puede derivar en situaciones violentas, según analiza hoy Andrés Fidanza.

Son hechos que se repiten como una historia cíclica, algo que los empresarios padecen desde hace años, como nos narra en el cierre de este newsletter Juan Compte, en un imperdible relato sobre un conflicto que trasciende ya al sector de los neumáticos y deja expuesto el “mayor costo argentino“, aquel que supera cualquier esfuerzo por contener a la inflación, conseguir dólares o resolver la deuda con el Fondo. El que ahuyenta inversiones y nos muestra que, 36 años después de aquel discurso de Alfonsín, la casa aún no está en orden. 

Walter Brown – El Cronista

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