La ley ómnibus -o lo que terminó quedando de ella- dio un primer buen paso en Diputados. Todavía resta la discusión en particular de cada artículo, pero al menos logró salir airosa de esta primera instancia. Ahora llegará el turno del Senado, donde se espera un debate también áspero, y recién después se verá qué es lo que termina quedando del megaproyecto oficial.
La gran duda que surge, sin embargo, es qué ocurriría si la ley ómnibus no termina teniendo el éxito esperado en el Congreso. Según el propio Gobierno, no hay plan B. De hecho, el propio presidente Javier Milei puso prácticamente a la Argentina al borde de un abismo virtual en caso de que no se diera el visto bueno.
Milei incluso habla de “grandeza” por parte de quienes colaboraron dentro del Congreso, y pone dentro de ese grupo a Miguel Ángel Pichetto, Cristian Ritondo y Rodrigo de Loredo. Es decir, si algo sale mal, será culpa de los otros; no del Gobierno. Una visión bastante simplista dentro de una discusión tan grande. Sería como una reversión del “no sos vos, soy yo”, que pasaría a ser “no soy yo, sos vos”.
Y hablando de simpleza, donde el oficialismo no la tiene nada fácil es en la relación con las provincias. Estaba bastante tranquilo ya que tenía dinero asegurado para girar una vez que se determinara la vuelta de Ganancias, aunque para facilitar la aprobación en Diputados se decidió dar de baja todo el capítulo fiscal, donde justamente aparecía el impuesto a los salarios.
Ya sin eso, el Gobierno se queda sin nada que darle a las provincias. Coparticipar el impuesto PAIS aparece entonces como la herramienta indicada para cubrir ese agujero, aunque ni en el mismo Gobierno se ponen de acuerdo sobre cómo seguir. Los gobernadores quieren que ese dinero sea de libre disponibilidad y no para usar en programas sociales -como está dispuesto hoy-.
Primero pareció que el pedido iba por buen camino, pero luego el propio Milei fue el encargado de bajar esa posibilidad. ¿Y entonces? Por ahora, no demasiado. Al ministro del Interior, Guillermo Francos, le volverá a tocar la misión de ir a negociar sin plata con los gobernadores, algo que si no cambia puede ser muy desgastante.
El gran temor del Gobierno es que esta cuestión vuelva a trabar todo y se complique el tratamiento en el Senado. ¿Y si allí se aprueba pero con cambios y debe volver a Diputados? En ese caso volverán a aparecer los traidores y los héroes. Y habrá que ver si entonces se vuelve a poner a la Argentina virtualmente al borde del precipicio.
El Cronista