Una vez más, una familia tipo de la Ciudad de Buenos Aires necesitó ingresos por casi $ 100.000 más que el mes pasado para poder cubrir la canasta básica total y no caer en la pobreza.
Una vez más, una familia tipo de la Ciudad de Buenos Aires necesitó ingresos por casi $ 100.000 más que el mes anterior para poder cubrir la canasta básica total y no caer en la pobreza.
De esta forma, una familia de cuatro personas debió contar con $ 684.115 en febrero, 14,9% más que en enero de 2024. Es, además, un 290% más de lo que se necesitó en febrero de 2023, cuando la canasta básica total demandaba $ 175.000 mensuales. Así lo detalló la Dirección de Estadística y Censos porteña.
El aumento mensual muestra una leve desaceleración, pero la suba de la canasta básica total se mantuvo por arriba de lo que fue la suba general de precios en la Ciudad, que marcó 14,1% en febrero según los datos difundidos la semana pasada.
La línea de indigencia
En el caso de la canasta básica alimentaria, que marca lo que se necesita para no ser indigente, la medición llegó a $ 402.752 para el segundo mes del año, por arriba de lo que se definió como salario mínimo vital y móvil, de $ 180.000 en febrero y $ 202.000 en marzo.
La misma familia -una mujer y un varón de 35 años promedio con vivienda propia y dos hijos- necesitan entre $ 684.115,31 y $ 814.016,62 son considerados vulnerables no pobres, mientras que si los ingresos superan los $ 814.016,63 pasan a ubicarse dentro del sector medio frágil.
De Ganancias y los sectores “acomodados”
En medio del debate por el piso de Ganancias y un posible nuevo proyectos, los datos de la Dirección de Estadística porteña muestran que a partir de ingresos por $ 1.017.520,78 esa misma familia puede ser considerada con los números de febrero como parte de la “clase media” tradicional. Mientras que si cuentan con ingresos por arriba de los $ 3.256.066,52 entran dentro de la categoría de “sectores acomodados”.
La suba de los productos que componen las canastas básica alimentaria y la total se repiten por otra parte en un contexto de licuación de los salarios, que no ajustan al mismo ritmo que la inflación. En ese marco, se estima que, por la aceleración de los precios tras la devaluación y la licuación de ingresos, la pobreza abarca al 40% de la población en el arranque de este año.
El futuro de los salarios
Entre enero y febrero se estima una “caída del orden de 20% interanual”, según las estimaciones de FIEL, “aunque en términos mensuales es probable que desde febrero -o al menos en marzo- la variación sea neutra o positiva”, aventuró el economista Luis Bour en la última entrega del análisis de coyuntura de la consultora.
“Aun así, en términos del poder de compra de los ingresos, el primer semestre marcará seguramente un derrumbe importante de las remuneraciones formales privadas reales, siendo probable que promedie una caída algo mayor al 15% anual”, remarcó.
La expectativa está puesta, una vez más, en el “segundo semestre” siempre y cuando los salarios nominales recuperen “algo mensualmente, en el escenario en que la inflación cae al rango intermedio de un digito mensual”, agregaron los economistas. Sin embargo, reconocieron que “los salarios reales habrán quedado muy por debajo de un equilibrio de largo plazo, cayendo más que la productividad media”.
El Cronista