El gobierno con su dogmatismo, fanatismo macartista y su ineficacia gubernamental lleva al país al aislamiento. Las agresiones y violencia verbal del presidente Milei contra el presidente de Colombia Gustavo Petro, contra López Obrador presidente de México, contra Lula, contra China, contra Rusia, contra Cuba, contra los BRICS, son parte de una práctica reiterada, es una línea de acción programada del gobierno.
Si uno pudiera mirarlo solo desde el punto de vista comercial y de intercambio para favorecer las exportaciones argentinas afirmaría que es un gobierno que apunta a destruir la capacidad exportadora tanto del campo, las industrias, como de las grandes corporaciones que lo apoyan como Techint o los miembros de Asociación Empresaria Argentina (AEA). El aislamiento no lleva a una catástrofe mayor porque muchos países amigos de Argentina saben que este ciclo de salvajismo y fanatismo es pasajero y que los intereses comunes de pueblos y naciones perdurarán a pesar de la irresponsabilidad de Milei y Mondino.
Si embargo, más globalmente la política internacional del gobierno apunta a desestructurar toda posibilidad de bloque regional para defender la soberanía común de nuestros países frente a los imperios y otros bloques. Mas allá de su apego a ciertos dogmas vetustos en economía, es también una práctica de subordinación neocolonial a los intereses extra-nacionales, en especial a los halcones de EE. UU. y de la coalición ultraderechista y genocida del gobierno de Israel.
Al revés que muchos gobiernos argentinos de diferentes ideologías y posiciones políticas, Milei después de ganar las elecciones no trata de gobernar para todos los argentinos -aunque sabemos que aquella idea implicaba llevar a la acción una política hegemónica- por el contrario, el actual presidente gobierna en nombre de sus fanáticos. Si bien en los discursos habla de su legitimidad en el voto de la segunda vuelta, en sus acciones perjudica a tantos compatriotas que lo votaron con esperanza.
La política internacional es expresión de esa misma “misión” que se auto atribuye.
El mundo vive una multiplicidad de crisis que confluyen y llevan al mundo al riesgo de una conflagración atómica abierta, crisis ecológica donde avistamos el abismo de la irreversibilidad del cambio climático, de las crisis humanitarias de pobreza y hambre, de crisis profunda del neoliberalismo. Las políticas agresivas, negacionistas y favorable a las inmensas corporaciones capitalistas que no respetan ni leyes, ni las vidas, ni a la casa común del gobierno argentino, han roto las mejores tradiciones internacionales del país y se alistan junto a lo peor del mundo real.
Con profunda convicción y confianza en nuestra sociedad democrática sostenemos que con esas políticas Milei no representa a la Argentina. Ni siquiera a los que lo votaron.
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