El segundo round de Pettovello y las señales críticas que Mondino no quiere ver. La paradoja china y el juego del FMI con el swap. Costos fiscales y plan canje de votos. Kicillof en el Vaticano y tironeos por los 50 años de Perón.
“Para el paquete fiscal, ya no quedaban embajadas ni rotondas”. Se ríe, malicioso, el dirigente opositor. El legislador ensaya un argumento mordaz sobre por qué el Gobierno, con modificaciones en el proyecto y premios políticos, logró aprobar con lo justo la Ley Bases pero no pudo administrar el destino del capítulo fiscal, tanto o más importante que Bases porque pega sobre el órgano sensible del plan mileísta: la cuestión fiscal.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, validó -para evitar el naufragio de la ley- acuerdos y beneficios que están reñidos con el libreto anticasta de La Libertad Avanza (LLA). Milei se movió urgido por la necesidad de tener una ley, casi sin importarle cuál ni cómo se logre. El presidente estuvo online con la vice Victoria Villarruel el día de la votación. Delegó en Francos, su segundo José Rolandi y el asesor Santiago Caputo el canje de votos.
Los pactos sinuosos, como la embajada en la UNESCO en Francia para la senadora neuquina Lucila Crexell o la designación de directores en organismos del Estado, son herramientas convencionales de la negociación. Milei se mueve como si fuese inmune al efecto de ese tipo de acuerdos turbios en la opinión pública. En el laboratorio libertario creen que la expectativa sobre una mejora económica domina, por ahora, sobre todos los demás factores.
El costo social del presente
¿Empieza Milei a pagar el costo de esos errores? Hay una frontera temporal, difícil de establecer, cuando un Gobierno es señalado como responsable del presente. El malestar actual es, todavía, atribuido a la gestión de los Fernández. Pero el clima social atraviesa otro debate. Hay dos bibliotecas entre los consultores respecto de la imagen del presidente: un pelotón de encuestas ubica la positiva por encima del 50% y otro registra que la desaprobación superó a la aprobación. Hay hasta 14 puntos de diferencia entre los 43% de positiva que marca Zuban-Córdoba y los 57% de Poliarquía. ¿La metodología explica esa distancia?
Hugo Haime exploró, en un estudio a que accedió Cenital, otro plano: se enfocó en cómo es percibido el Gobierno en los sectores vulnerables y cómo cambian los indicadores respecto de la población en general. La aprobación del Gobierno baja 6 puntos y la desaprobación sube 5 puntos. Según Haime, el mejor ratio para Milei es el sector medio. Con respecto a la imagen personal del presidente, el estudio detalla que “47% tiene una opinión positiva como dirigente y un 52% negativa, pero entre los bajos-bajos la positiva baja al 40% y la negativa llega al 60%”. Otro cuadro muestra las diferencias sobre los sentimientos que genera el Gobierno libertario.
La hora de los amigables
Francos les pidió a los diputados amigables que insistieran con la restitución del Impuesto a las Ganancias y la baja de Bienes Personales. Esas medidas salieron de la cámara baja con 140 votos a favor y en su regreso deberían repetir, o al menos retener, un número que permita reactivar esos dos renglones. “Pagamos el costo político de poner Ganancias ¿y ahora lo tenemos que hacer de nuevo?”, se preguntan en el bloque radical, donde analizan un mix: insistir con Ganancias pero no con Bienes Personales.
En el bloque que preside Rodrigo De Loredo invocan un informe de la Oficina de Presupuesto de Congreso (OPC) que estima en 0,61% del PBI el costo fiscal de bajar BB.PP., que es casi un 50% más que el costo fiscal de la fórmula previsional que votó Diputados para subir 8 puntos las jubilaciones e impacta en 0,41% del PBI. Por esa ley el presidente los acusó de “degenerados fiscales”, pero pide bajar Bienes Personales. El Ejecutivo avisa que sin la reducción no es atractivo el blanqueo de capitales.
El blanqueo deriva fondos a las provincias como Ganancias que tuvo 41 votos en contra en el Senado. En Hacemos Coalición Federal, el bloque que preside Miguel Pichetto, hubo quejas porque la restitución de aquel impuesto a la cuarta categoría era el único renglón que impactaba de manera directa en los recursos para las provincias. Insólito, por eso, que en el Senado -donde en teoría “mandan” los gobernadores- Ganancias haya caído.
Hay otro factor áspero: la discusión reglamentaria que plantean algunos, respecto a que esos capítulos caídos en el Senado-no pueden volver a tratarse en Diputados, podría derivar en cuestionamientos judiciales y quedar en un limbo durante semanas. El martes, en tanto, Francos se volverá a ver con los diputados y hablarán, entre otros temas, sobre los cambios en privatizaciones y con la moratoria previsional.
Luego de tres semanas ásperas, entre la aprobación de Bases -con su efecto sobre los mercados y el dólar- y la baja de la inflación, el Gobierno tuvo días de calma. Milei tuvo, en paralelo, un descenso a la política real: además del toma y daca legislativo, aceptó el auxilio comunista del presidente de la República Popular China, Xi Jinping, que le perdonó, con una prórroga, el pago de 2.900 millones de dólares del swap que vencían el último viernes.
Dos derivadas sobre el swap. Fuentes diplomáticas indican que existió una intervención del FMI, organismo que integra China, para extender los plazos porque si se ejecutada el vencimiento podía exponer la fragilidad estructural del Gobierno argentino en materia de reservas. La otra es interna: el anuncio fue precedido por una reunión entre Francos y el embajador chino en Buenos Aires, Wang Wei.
Mondino y Pettovello, vidas paralelas
La canciller Diana Mondino festejó por X pero quedó afuera del acuerdo que cerró Santiago Bausili, el presidente del Banco Central. Dos fuentes oficiales dijeron a Cenital que Mondino está firme en su cargo, a pesar de los rumores sobre reemplazos, entre los que aparecen Gerardo Werthein -que prefiere quedarse en Washington- y Daniel Scioli, un peronista que la ve y fantasea con ser ministro de Relaciones Exteriores. Sobre Mondino se reproducen señales similares a las que antecedieron la salida de Nicolás Posse, su promotor, de la Jefatura de Gabinete: frialdad, destrato y exclusión de roles vinculados a su cargo.
Los temblores sobre la canciller dieron tregua a su par de Capital Humano, Sandra Pettovello, que el viernes sumó como jefe de asesores a Lucas Aparicio, exdirigente sindical formado en políticas públicas que fue funcionario con Jorge Triaca en el Ministerio de Trabajo durante el gobierno de Mauricio Macri, con quien tiene buen diálogo. En Casa Rosada reconfirman la continuidad de la ministra y explican la incorporación del funcionario del PRO como señal de que, en lo inminente, no habría cambios en la estructura del megaministerio de Pettovello, cartera que un funcionario describe como «un trasatlántico».
El voluntarismo no cierra conflicto: la ministra e íntima amiga de Milei tiene abierta la crisis judicial por los alimentos, tanto o más delicada, sobre los contratos con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que podría ramificarse a otras áreas.
Hay dos planos más: la citación judicial a los rugbiers que figuran en las listas y el clima político con los De la Torre, Joaquín y Pablo, donde hubo contactos de ablande pero debería existir, de mínima, un gesto político para tratar de desvincular a los de San Miguel de los escándalos. Se dice que hubo una charla con Santiago Caputo y cruce de mensajes con el presidente para tratar de que la guerra política no escale.
Peronismos
En el peronismo, las batallas tienen otra dimensión. El ruido por la postura de los senadores Edgardo Kuider (Entre Ríos) y Carlos “Camau” Espínola (Corrientes) con Bases se escaldó luego con reproches contra tres que votaron a favor del RIGI. La jujeña Carolina Moisés, el catamarqueños Guillermo Andrada y la tucumana Sandra Mendoza habían avisado en el bloque que ese sería su voto y se respetó esa decisión porque la prioridad era el rechazo en general y porque, además, se asumió que esos tres votos negativos no alcanzaban para frenar el RIGI.
Podría compararse con el rechazo de senadores y diputados K al acuerdo con el FMI en 2022, a partir de la certeza de que podían votar así porque otros peronistas garantizaban que el acuerdo no se caía. Hacia dentro del bloque, la postura fue no chocar porque esa actitud puede derivar en que cada vez el espacio se vuelva más chico. Entre los gobernadores, sin embargo, hay frialdad con Raúl Jalil, de Catamarca, porque negoció con Francos y se mostró, horas antes, en Casa Rosada. Todavía, a diferencia de lo que ocurrió con el tucumano Osvaldo Jaldo, no lo expulsaron del grupo de WhatsApp.
En Diputados circuló un sondeo de Inteligencia Analítica, la consultora que le anticipó a Sergio Massa la victoria por 6 puntos en la general y la derrota por 8 en el balotaje de 2023, que marca que el peronismo se mantiene en un rango electoral de 38% contra 34% de LLA, 7% de la UCR y 8% del PRO. “Lo único que no tenemos que hacer es pelearnos: sostenemos un número que debemos representar”, es el mensaje. Algo de eso reina en el ecosistema de Cristina Kirchner, donde hay una tregua entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner.
El entorno cristinista no confirma, todavía, que la expresidenta vaya a encabezar un acto por el 1° de julio, a 50 años de la muerte de Juan Domingo Perón. Habrá varias actividades ese día. El encuentro donde hablaría Cristina surgió como contra acto del que Andrés “Cuervo” Larroque prepara para ese lunes en la quinta que habitó Perón en San Vicente y donde iría Kicillof, aunque el gobernador no lo tiene agendado. Como contó Cenital, el encuentro se empezó a armar para, además, pedirle a CFK que asuma la presidencia del PJ nacional. La semana pasada, en una charla ocasional, un senador le preguntó a Eduardo “Wado” De Pedro sobre esa alternativa y se sorprendió con la respuesta: “Todo es posible, nada está descartado”.
El papa y la deuda
Hasta el sábado, estaba pendiente una demorada reunión entre Kicillof y Máximo. Recuerda a aquellos clamores frentetodistas para que los Fernández, Alberto y Cristina, se reúnan cuando estaba claro que no había interés ni forma de resolver las diferencias. A priori, ahora pasa algo parecido: el gobernador no cree que deba consultar al diputado y éste no se resigna a que el bonaerense actúe sin consultarlo. ¿Podrán encontrar un punto de convivencia?
Kicillof prepara, luego de visitas a Chubut y Santa Fe, dos viajes al interior y define fecha con los anfitriones, los gobernadores Sergio Ziliotto, de La Pampa, y Ricardo Quintela, de La Rioja. El bonaerense estará en esas provincias mientras endurece el tono sobre Milei: anunció recortes que atribuyó a los fondos que dejó de enviar Nación. Ese será, en estos meses, el formato: señalar que cada medida antipática es producto del ajuste nacional.
Las excursiones a otros territorios forman parte de una hoja de ruta puntual: Kicillof cree que los vínculos con los gobernadores y demás espacios deben tener puntos de coincidencia y objetivos claros. “Si queremos hacer un acuerdo con (el gobernador de Córdoba, Martín) Llaryora, no podemos juntarnos porque sí: tenemos que saber para qué y cómo, en qué pensamos lo mismo y en qué no. No podemos repetir el 2019, donde los juntamos sin reglas ni proyectos”, especifican junto a Kicillof.
Hay, entre otros, un deadline. El ministro de Economía bonaerense, Pablo López, confirmó que la provincia tiene los recursos para pagar en tiempo y forma los aguinaldos, pero se acerca otra fecha complicada: en septiembre debe pagar un vencimiento de deuda externa de U$S 350 millones. Ese desembolso -que además requerirá que Luis Caputo aporte los dólares- equivale a una masa salarial bonaerense.
¿Hay chances de que Kicillof, ante la caída de la recaudación y la baja de las partidas nacionales, decida la reestructuración de la deuda provincial? Sería una señal negativa para Argentina. En La Plata dicen que la decisión del gobernador es cumplir con esos pagos, pero no descartan que ante una situación crítica se pueda decidir otro camino, si cumplir el vencimiento externo implica un recorte del gasto todavía áreas sensibles.
El gobernador estuvo en el Vaticano y se vio, por primera vez mano a mano, con el papa Francisco. Tuvo dos reuniones: por la mañana una oficial, con foto, y otra más larga, cerrada, a solas por la tarde. El pontífice había invitado a Kicillof varias veces, vía el arzobispo platense, Víctor “Tucho” Fernández, el padre Juan Carlos Molina y Cristina Álvarez Rodríguez, y el encuentro se empezó a ordenar hace varias semanas. Fue casual, dicen en La Plata, que haya coincidido con la votación de la Ley Bases. Lo excluyen, además, de la cuestión doméstica.
Francisco advierte, hace tiempo, sobre los riesgos de los gobiernos de derecha que tienen a su experimento más extremo en Argentina. En ese marco, la gestualidad con Kicillof no es tanto el encuentro sino la distancia con Milei en la cumbre del G7, donde el papa tuvo diez bilaterales, entre ellas con la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y los presidentes Lula Da Silva (Brasil) y Joe Biden (Estados Unidos), pero no con el de su país. ¿Por qué? El mandatario argentino no pidió audiencia.
Pablo Ibáñez – Cenital