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EN CUENTA REGRESIVA DE LA NEGOCIACIÓN CON MILEI, EL PRO ES UN HERVIDERO

El cierre de listas bonaerense a cargo de Ritondo amenaza con dejar un tendal de heridos en el partido amarillo. “Es una rendición”, subrayan algunos por lo bajo. Los detalles.

Cristian Ritondo afronta un conflicto doble. Tiene en sus manos, con el respaldo de Mauricio Macri, la negociación con el gobierno para cerrar un acuerdo electoral en la provincia de Buenos Aires para las elecciones del 7 de septiembre. El resultado, según se quejan dentro del PRO bonaerense, se parece más una capitulación que a un pacto entre socios. A esa responsabilidad, Ritondo le suma la conducción del bloque amarillo en la Cámara de Diputados, donde afronta, por segunda semana consecutiva, versiones de una inminente ruptura a manos del grupo de legisladores que responden a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Ambas escenas son parte de una misma tensión. El partido que fundó Mauricio Macri transita el mismo dilema que desvela al radicalismo: cómo convivir con un gobierno que se quedó con el electorado de Juntos por el Cambio y ahora se encamina a dejarlos al borde de la insignificancia electoral o la extinción.

Son movimientos previos a la formalización del lanzamiento libertario. El próximo jueves el presidente Javier Milei encabezará un acto en La Plata y estará su hermana Karina. De esa puesta en escena también surgirán mensajes a la convivencia con el PRO y, quizás por eso, el macrismo es un verdadero hervidero de cruces y cálculos.

«Se está cerrando un acuerdo indigno para el PRO y beneficioso para La Libertad Avanza. Si esto queda así, entonces, el PRO deja existir. No es un acuerdo. Es una imposición», se quejaron algunos diputados macristas que no forman parte de la mesa chica de negociación que conduce Ritondo, empoderado.

La coyuntura de esta semana corta estuvo hegemonizada por la detención domiciliaria de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero el clima del macrismo se enrareció desde el lunes, cuando distintos intendentes del PRO reclamaron que los estaban dejando afuera del acuerdo, es decir, a merced de entregar lugares ante libertarios que no los acompañan en sus concejos deliberantes y que, además, buscan condicionarlos. Las quejas apuntan a la «voracidad irresponsable» de los dirigentes libertarios que no estarían dispuestos a negociar sino a imponer, con un tono muy lejano al diálogo entre socios.

Sebastián Pareja es el amador bonaerense y responde a Karina, secretaria General de la Presidencia y titular de LLA a nivel nacional. La directiva es no conceder los primeros lugares en las listas y basarse en los desempeños electorales que arrojan las encuestas. En esa ecuación no hay igualdad entre partes que valga: el PRO sigue apareciendo debajo de los diez puntos y de ese modo la pelea por las listas en las ocho secciones electorales bonaerenses están atadas al predominio libertario.

Hay otro componente que condiciona todo: Milei no quiere concederle nada a quienes responden al alcalde porteño Jorge Macri, es decir, quiere dejar afuera de un posible acuerdo a «todos los jorgistas bonaerenses». La principal destinataria es la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez, pero la inquina se extiende a otros dirigentes que, según dicen los libertarios, quedarían relegados para «pretender poner a alguien».

Los movimientos, amagues y cruces suceden ante un notable segundo plano del expresidente. Dicen que está corrido, que no conduce y que sólo le ha pedido a Ritondo el acuerdo «más digno posible». «Quiere un acuerdo digno, pero sólo habrá uno posible y eso será lo que los libertarios quieran darle y los libertarios no quieren a Mauricio y tampoco al PRO», se quejó un legislador que lamenta la declinación, pero al mismo tiempo considera que el acuerdo será para permitirle la sobrevida electoral a los que ya están dispuestos a cambiarse de partido.

«En Provincia el acuerdo se va a cerrar como lo quiso el gobierno», confió a Tiempo uno de los participantes del PRO bonaerense en la negociación. Será un frente libertario, color violeta, con incrustaciones amarillas, que contendrá a los dirigentes del PRO que piden pista en LLA hace rato. Si ese pronóstico se confirma, no se habrá cumplido la premisa que planteaba Ritondo. Consistía en conseguir lugares a cambio del respaldo ya dedicado. Un nuevo equilibrio inestable entre el pedido de Macri, la dura realidad electoral y la desazón de intendentes amarillos que quedarían a merced de sus conquistadores electorales, bajo bandera violeta. «Un expolio de votos», bromeó un dirigente que libera de toda responsabilidad al diputado nacional Diego Santilli y al intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro. «Ellos jugaron más libres y sin compromiso. El resto de los intendentes están todos para firmar», salvo los que responden directamente a Macri, es decir, a su primo Jorge y por intermedio de Martínez.

En el mismo partido hay voces que no son tan indulgentes con Santilli o Montenegro. Sostienen que «prácticamente ya se pasaron a LLA»y advierten que esos movimientos pasan inadvertidos porque el gobierno sigue capitalizando los dividendos políticos por reducir la inflación y reivindicar el shock. «Si la tendencia cambia, quedarán cómo cómplices y totalmente desdibujados», vaticinó un macrista que sigue pensando en una larga vida para su partido amarillo, hoy sumido en una crisis de identidad directamente proporcional a sus chances electorales.

Para los comicios bonaerenses de septiembre el plazo para la inscripción de alianzas es el 19 de julio. Los negociadores macristas sostienen que el pacto ya está virtualmente cerrado y que será la base de los próximos acuerdos después de la contienda provincial.

Si los dirigentes que responden a Jorge Macri quedan relegados de todo, será una señal anticipatoria de la segunda elección que afrontará el PRO porteño. Después de la derrota del 18 de mayo, todavía hay dudas sobre el desempeño  que tendrá el partido amarillo en los comicios legislativos nacionales del 26 de octubre. «Van a presentar una lista testimonial», resumió una fuente que vaticina una segunda capitulación después del acuerdo bonaerense, con un macrismo porteño acorralado, en una gestión local que todavía tiene dos años por delante.

La mayor sombra que pueden tener Jorge y Mauricio Macri en las elecciones de octubre es Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad podría ser candidata y jaquear al partido que integró hasta hace poco, detrás del objetivo de propinarle una segunda derrota al magnate que fundó el PRO y a su primo alcalde. Con esa premisa, el gobierno buscará condicionar la próxima negociación con ambos, pero después de mostrar las condiciones de la negociación bonaerense que ya dan por concluida.

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