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INTRÍNGULIS AMARILLO EN CÓRDOBA

Un largo conflicto se vive entre Mauricio Macri y el PRO de Córdoba, un partido que no existía en el 2013, y que llevó a Nicolás Massot a mudarse desde Bahía Blanca por pedido de Emilio Monzó, que estaba encargado de armar el partido en todo el país. Seguramente pocos lo recuerdan, pero la primera vez que Massot ingresó a la Cámara de Diputados lo hizo por la provincia de Córdoba. Cuando ganó la Presidencia, Macri realizó un pacto secreto con el amigo que entonces era gobernador, Juan Schiaretti. Consistía en algo simple, que las elecciones provinciales el PRO jugaba a lo mínimo y que en las elecciones nacionales jugaba a lo mínimo Hacemos por Córdoba, el “cordobesismo” que fundó Juan Manuel de la Sota.Con Macri al frente, el PRO dejó dos definiciones de cara a la segunda etapa de Milei Pero ni Monzó ni Massot tuvieron nada que ver en ese acuerdo, y quisieron hacer valer el esfuerzo. Así fue que los amarillos cordobeses se montaron en un intríngulis que no termina.Por ese motivo, si se quiere nimio para Macri pero central para Monzó, la desconfianza fue in crescendo durante la gestión de Juntos por el Cambio, al punto que el PRO cordobés soportó tres intervenciones impulsadas por el PRO nacional, que en todos los casos logró superar el diputado Oscar Agost Carreño, un joven diputado muy alineado con Monzó, un continuador del armado de Massot que integró el bloque Encuentro Republicano que presidió Miguel Angel Pichetto, bastante alejado en la Cámara del bloque del PRO.Más de uno quiso mediar en el asunto. Darío Nieto le pidió a Agost Carreño que se quede con el partido, a cambio de criticar a Monzó. “Imposible que traicione a Emilio”, contestó. Otro, directamente le pidió a Agost que le pidiera perdón a Macri, a cambio de que el ex presidente le dejara la presidencia del partido cordobés. “¿Perdón por qué? Si yo no hice nada de malo”, dijo. Más ingenuos, otros le pidieron que le escribiera a Mauricio, que reconsiderara su enojo, que no era tiempo de seguir peleados en estas circunstancias adversas. Macri ni contestó. “Siempre busqué que armemos una mesa de diálogo y ponernos de acuerdo, pero evidentemente Mauricio está encaprichado , porque jamás hubo forma”, le contó Agost a El Cronista.Así las cosas, la disputa sigue.“Las intervenciones impulsadas por el PRO (nacional) tuvieron motivaciones estrictamente políticas y buscaron impedir que los afiliados cordobeses puedan elegir sus autoridades en un proceso interno transparente y democrático”, posteó Agost Carreño, diputado nacional que el 10 de diciembre concluye su mandato y que ahora se vuelve a Córdoba como legislador provincial.Pocas veces Mauricio se mostró tan empecinado en un asunto político como en destronar esta conducción. Algunos le echan la culpa al diputado nacional electo Fernando De Andreis, interesado en que el ex presidente tenga un distrito donde recabar, llegado el caso. Raro, cuando Macri le dice a sus amigos que está de salida.

El Cronista
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