LA MAFIA DE LA BONAERENSE AMENAZA

(Se insubordina en Buenos Aires, ignora la cadena de mando y el poder político y marca la cancha: exige impunidad y que nadie toque la caja “alternativa” de recaudación)

En el país del Gatillo Fácil y el abuso cotidiano en los barrios, la Policía Bonaerense confirma todo lo que sabemos de esa fuerza: es una organización delictiva, la principal del país, y utiliza la amenaza de su poder de fuego autónomo para marcar la cancha y extorsionar al gobierno provincial. Desde ayer, de forma perfectamente organizada y con un claro objetivo, la Bonaerense se movilizó en todo el Conurbano para exigir reclamos de superficie (aumento salarial y mejoras logísticas), pero en realidad la razón de fondo de su inédita insurbodinación es una: imponer condiciones ante el poder político de turno. No alcanza con mejores sueldos ni con equipamiento nuevo, anunciando hace un par de días: el objetivo es pisar fuerte, no ceder a ninguna presión y avisar que está lista y preparada para rebelarse ante cualquier gesto que no sea garantizar la impunidad por el Gatillo Fácil o cualquier intento de achicar la ganancia de la caja “alternativa”: el control del narco, las redes de trata y el juego ilegal, todos elementos en manos de la Bonaerense desde hace décadas.

Más allá de los gestos del ministro Sergio Berni para la tribuna de derecha, la Bonaerense aclara que pisa fuerte, que no acepta subordinarse a ningún civil, que desconoce y se burla de la cadena de mando y que se va a seguir manejando de modo autónomo. La rebelión policial en la Provincia es un escándalo que coincide con la avanzada de casos de Gatillo Fácil y abuso policial en las barriadas populares y con la desaparición seguida de muerte de Facundo Castro: se trata de un chantaje para garantizar impunidad, de un golpe sobre la mesa que funciona como amenaza. Y la respuesta del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires confirma la extrema debilidad política y la dependencia que presenta la gestión al poder de fuego policial: en lugar de despedir a los jefes policiales que organizaron la revuelta, cede a las presiones y a los reclamos de forma inmediata garantizando la suba de salarios.

Se trata de un gravísimo ejemplo de extorsión mafiosa; la Bonaerense tensa su fuerza y amenaza: que nadie se meta con sus negocios y su impunidad.

#RevistaSudestada

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