Una carrera contra el tiempo
Martín Guzmán concluyó su viaje a Italia para el encuentro de Ministros de Finanzas y Bancos Centrales del G-20 donde, además de los objetivos específicos de Argentina en el grupo internacional, se sumó el avance en las conversaciones hacia un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
La negociación con el organismo multilateral tiene dos partes. Por un lado, las charlas técnicas donde se discuten, entre otras cosas, planes económicos, cuestiones fiscales o plazos de pago; la otra, geopolítica, donde encuentros multilaterales y bilaterales, con ministros y con la propia directora gerente, Kristalina Georgieva, ocupan un lugar central. El saldo del paso de Guzmán por Roma muestra, en este último aspecto, avances notables, que hasta contrastan con algunos tropiezos que el ministro ha recogido en los últimos meses a nivel interno.
En la reunión del G-20, dos puntos impulsados, principalmente, por las preocupaciones argentinas respecto del Fondo aparecieron en las conclusiones del encuentro. Por una parte, el grupo acordó pedir al Fondo Monetario una revisión e informe respecto de los sobrecargos de intereses que cobra a los países, un hallazgo de Guzmán que parece avanzar en uno de los puntos de mayor rispidez de la negociación. Por otra, el comunicado del G-20 apoyó expresamente la creación de un vehículo para que, a partir de fondos que los países no vayan a utilizar de la próxima emisión de Derechos Especiales de Giro -la moneda del Fondo Monetario Internacional, de la que se emitirán y repartirán entre los socios el equivalente a 650 mil millones de dólares-, se pueda crear una nueva línea de crédito destinada a un fondo de “recuperación inclusiva y sostenible y gastos de salud” dirigido a los países vulnerables. Esto es importante por un elemento análisis a nivel interno. El kirchnerismo le pide al Presidente y Guzmán una negociación más dura con el FMI que supere los diez años de plazo. El ministro y Fernández coinciden, pero por un camino distinto que es el de most favoured nation: Argentina podría incorporarse a un mejor acuerdo con el organismo mientras transcurre su programa con el Fondo. “Tendríamos hasta mediados de 2026 para negociar eso”, se esperanzan en Economía.
Como otras veces, y a diferencia de algunas deliberaciones a nivel interno, las reuniones bilaterales cosecharon apoyos para la Argentina. Guzmán tuvo encuentros con pares asiáticos, europeos -incluyendo a Rusia- y latinoamericanos, así como su primera bilateral con la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, y la directora gerente del Fondo. De esta última, obtuvo la garantía de que la categoría de países vulnerables alcanzados por las nuevas líneas de crédito incluiría no sólo a los pobres sino también a aquellos de ingresos medios, un compromiso que quedó reflejado públicamente en la cuenta de Twitter de Georgieva. Guzmán aspira a que Argentina entre en ese convoy de “países de ingresos medios en situación de vulnerabilidad”.
Acaso la posición argentina sea disruptiva en el trabajo de las reglas impositivas para corporizar la tasa de imposición mínima global donde Guzmán comparte preocupaciones con su maestro, Joseph Stiglitz, respecto de la tasa mínima del 15% y las nuevas reglas para las empresas multinacionales. El ministro viene pidiendo por una tasa mayor, aunque terminó por reconocer el establecimiento del mínimo como “un avance” si bien las reglas propuestas hasta el momento alcanzan sólo a las 100 mayores empresas. Argentina realizó algunas objeciones que quedaron como parte de los records y en la comitiva destacan un logro imperceptible: el documento iba a destacar “un sistema justo y estable” y se modificó a “más justo y más estable” (en inglés, naturalmente). Hay motivos para insistir con esto. Ese universo es el que más le interesa a la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, que defendió enfáticamente la medida en el encuentro. Y es una agenda que Guzmán, Stiglitz y otros economistas vienen impulsando desde antes incluso de la creación de la Independent Commission for the Reform of International Corporate Taxation (ICRICT).
En paralelo a la reunión del G-20, el último viernes el gobierno de Joseph Biden emitió una serie de más de setenta recomendaciones a agencias ejecutivas para impulsar la competencia en los Estados Unidos: “Capitalismo sin competencia es explotación”, declaró el Presidente. Las medidas ordenadas tienen como blanco las grandes empresas de internet. Desde el restablecimiento de la neutralidad en la red hasta la revisión rigurosa de fusiones y adquisiciones, confirman que las acciones de los campeones tecnológicos nacionales estadounidenses no gozan más de carta blanca. Una realidad que ya se esbozaba en las discusiones existentes en el Congreso donde demócratas y republicanos coinciden en trabajar para limitar el poder de las grandes tecnológicas. En tiempos en que la rivalidad con China parecía llamada a absorber una parte central de las regulaciones tecnológicas a ambos lados del Pacífico, el gigante asiático se encuentra en su propio combate para disciplinar a las grandes empresas digitales de su propio ecosistema. Tras evitar la Oferta Pública de Ant Group, la rama fintech del gigante de venta minorista Alibaba, y avanzar sobre el sector con un nuevo marco regulatorio, ayer se dieron a conocer nuevas reglas limitando las cotizaciones en el extranjero de empresas que guarden datos sobre más de un millón de personas en China que deberán, en adelante, someterse a rigurosos controles de seguridad previos. Didi, la respuesta china a Uber y Cabify, fue la primera víctima de un marco donde, además de competir entre sí, los estados deberán asegurarse de no perder el control de los grandes conglomerados empresarios, cuya expansión ilimitada supone un riesgo existencial.
En Argentina, las preocupaciones inmediatas parecen más mundanas. En la intimidad, Guzmán asegura que el gobierno tiene herramientas para lidiar con el ensanchamiento de la brecha cambiaria y evitar que el dólar se dispare y se convierta en un problema mayor al actual. El ejemplo de hace algunos meses, cuando el blue tocó máximos históricos y el establishment empujaba por una devaluación, todavía está fresco. “Le hicimos perder mucha plata a gente que especulaba con una devaluación”, recordaban en aquel momento el Presidente y su ministro en privado. A diferencia de aquel momento, el BCRA tiene mucho más poder de fuego. Sólo ayer compró 196 millones y acumula casi 7500 millones de dólares desde diciembre de 2020 mientras espera la acreditación de más de cuatro mil millones en Derechos Especiales de Giro que Argentina recibirá del Fondo Monetario Internacional y cuyo destino, aún incierto, contribuirá de cualquier modo a aliviar las urgencias financieras. El horizonte de estos fondos no es irrelevante: si bien en el equipo económico no descartan un acuerdo antes de las elecciones generales, es probable que ese dinero se use para pagar el primer vencimiento y no el segundo. Esto significaría un acuerdo con el FMI antes de 2022.
Mientras tanto, el triunfo de Argentina en Brasil dejó un par de elementos atendibles además del giro copernicano de los periodistas que se anoticiaron del talento de Lionel Messi luego de la semifinal con Colombia. El más comentado tiene que ver con la resolución, ya no inminente, de la Inspección General de Justicia (IGJ) sobre la asamblea que lo reeligió a Claudio Tapia como titular de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Sin un candidato de consenso enfrente y luego de la obtención del título, Tapia tiene aire, al menos, hasta septiembre que es cuando se espera resuelva Ricardo Nissen. “¿Los que votaron en la asamblea fueron los dirigentes y ahora la responsabilidad es de la política?”, se preguntaba retóricamente ante #OffTheRecord una figura que bisagrea entre las tribus del Frente de Todos y advierte que en la Primera División no se vislumbra -aún- la unidad necesaria para hacerle frente a Chiqui.
La pregunta que se hacen en el sistema es la misma: ¿qué incentivos tienen los dirigentes de la asamblea para enfrentarse con el mandamás de la AFA? “Hoy, ninguno”, se responden a coro. Si bien es cierto que es difícil encontrar voces en el gobierno que apoyen a Tapia, también reconocen que la supernova de Marcelo Tinelli -a quien la táctica le funciona más velozmente que la estrategia- se está apagando: “¿Cuántos votos junta Tinelli?”. La nómina de candidatos, además del conductor de Showmatch, la completan Marcelo Achile, Nicola Russo, el propio Tapia, Cristian Malaspina, Juan Sebastián Verón y Rodolfo D’Onofrio; estos dos últimos con más chances producto de algunos patrocinios políticos que inspiran respeto en las jefaturas del peronismo oficialista.
Sin embargo, no sólo en la IGJ hay movimientos. En la última semana hubo otro elemento del mundo judicial que va a generar repercusiones inmediatas. En una carta dirigida hace siete días al presidente del Consejo de la Magistratura, Diego Molea, el juez Leopoldo Bruglia adjuntó las presentaciones que realizó “ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ante el Relator Especial sobre la independencia de los magistrados de la Organización de Naciones Unidas”. En la misiva, menciona “cuatro documentos” en los que el juez y su defensa narran “el relato de lo acontecido en el proceso de destitución política (…) pese a que se quisiera hacer pasar como una cuestión de interés general de ese Consejo”. En el tercer párrafo, Bruglia expone algo que debe haber generado malestar en sus colegas: “En los dos documentos restantes, transcurridos seis meses después del conocido fallo de la Corte y de la original denuncia que hicimos ante la CIDH, ampliamos hechos, donde especialmente puntualizamos lo ocurrido en ese lapso con el concurso destinado a sustituirnos y la inactividad absoluta respecto del resto de los magistrados que, según lo resuelto por la CSJN, revisten el carácter de transitorios”. Un amigo. Esta presentación de Bruglia puso en crisis lo que el mundo judicial debatió el año pasado y este jueves el Consejo va a volver a discutir sobre el resto de los trasladados. Una decisión que seguramente rechace el radicalismo: Gerardo Morales, a través de su consejera Silvia Giacoppo, le pidió al oficialismo el concurso del juzgado electoral de Jujuy en el que en 2018 habían trasladado a Esteban Hansen.
Bonus track
- Ayer, el economista y columnista de Radio Mitre, Martín Tetaz, lanzó su candidatura para diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se suma, así, a Carolina Losada, Luis Otero y otros periodistas que, luego de muchos años, se incorporaron orgánicamente a las filas del macrismo.