El anuncio de endurecimiento de la cuarentena que se hará hoy tendrá dos particularidades. La más importante es que a diferencia de los mensajes anteriores, las restricciones adicionales que regirán a partir del lunes se presentarán como una herramienta excepcional, con una fecha cierta de finalización.
Aunque la cuarentena se extienda hasta el final del invierno, la prohibición de salidas para practicar ejercicio físico en la ciudad de Buenos Aires y el cierre de comercios no esenciales en toda el área metropolitana serán planteados como un recurso de emergencia, que perderá efecto en 15 o 20 días, cuando finalice esta etapa especial del aislamiento.
La precaución de establecer un límite temporal a las nuevas medidas responde a necesidad de atender el agotamiento social acumulado durante casi cien días de cuarentena, reconocen en los gobiernos de la Nación, la ciudad y la provincia de Buenos Aires. “Hay que tratar de marcar un horizonte para tratar de apaciguar el mal humor social”, explicaron a LA NACION en el gobierno porteño. “Necesitamos cortar el ciclo de contagios, hacer un freno para después seguir”, señalaron en la Casa Rosada.
La otra particularidad del anuncio de hoy es que el aumento del porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva será, por primera vez, el dato central de la exposición de Alberto Fernández. Esa cifra se incluye desde este miércoles en el reporte vespertino que hace a diario el gobierno nacional. La más cruda realidad será, en definitiva, el escudo con que la Casa Rosada hará frente al agotamiento social frente a la cuarentena.
“El agotamiento existe. Pero intentaremos que la gente entienda que no es una decisión caprichosa. Tenemos más del 50% de las camas ocupadas y, si no ponemos un freno en serio, en dos o tres semanas podemos llegar al 100%”, dijo a LA NACION un funcionario con ingreso irrestricto a la residencia de Olivos. “O frenamos ahora o nos vamos a parecer a nuestros vecinos”, agregó.
Con encuestas en la mano, los gobiernos de la Nación, de la Ciudad y de la provincia sostienen que el respaldo social a la cuarentena sigue siendo mayoritario, pese a que hoy las opiniones están más divididas que en marzo. El acatamiento de la ciudadanía, afirman, sigue en niveles altos. Lo que no quita que se haya tornado necesario reducir la circulación. Durante el fin de semana también podría haber una campaña de concientización.
El avance de la pandemia y el crecimiento de muertes en otros países de la región operan también como un factor que refuerza los argumentos de Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. “La marcha atrás es algo a lo que en algún momento apelaron todos los países del mundo”, dicen en la Casa Rosada, y ponen como ejemplo el giro registrado en Uruguay, que decidió retrotraer en parte el inicio de clases por el surgimiento de un brote de contagios.
Conscientes de que los mensajes que apelen a la responsabilidad individual tal vez no sean suficientes para garantizar el cumplimiento de las nuevas medidas, en las tres administraciones están evaluando medidas adicionales de seguridad. “Va a ser algo similar a marzo, con fuerzas federales, de la Provincia y de la Ciudad haciendo controles en la calle”, dijeron a LA NACION en el gobierno de Kicillof.
En el Ministerio de Seguridad de la Nación todavía no recibieron indicaciones precisas. La característica de los operativos dependerá, en definitiva, de los detalles de las medidas que se anuncien y que terminarán de definirse en una reunión entre Fernández, Larreta y Kicillof. Si, como se analiza, se reduce la lista de actividades esenciales, las fuerzas de seguridad deberán recibir instrucciones claras para que los controles resulten efectivos.
El agotamiento social afecta también a los agentes de las fuerzas de seguridad, reconocen en el gobierno nacional, pero destacan que los meses transcurridos de cuarentena les dio experiencia para organizar los operativos que se requieran a partir del lunes.
Por: Gabriel Sued/La Nación