DENUNCIAN AL CHOFER OSCAR CENTENO POR MENTIR, E INVOLUCRAN A BONADIO, STORNELLI Y EL FALSO ABOGADO D’ALESSIO

En otro intento por voltear el caso cuadernos, un abogado pidió la detención y embargo del autor de esas anotaciones. Y quiere interrogar al periodista Cabot sobre su trabajo.

La causa de los cuadernos de las coimas sigue recibiendo golpes que intentan desacreditarla. Un abogado que ya viene haciendo presentaciones en la justicia en consonancia con los intereses del kirchnerismo denunció ahora al chofer Oscar Centeno por haber mentido respecto al destino de sus famosas anotaciones -dijo que las había quemado, luego aparecieron-, pidió su detención y el embargo de sus bienes. Pero además especula con una supuesta coordinación de Centeno con el fiscal Stornelli, el juez Bonadio, el falso abogado Marcelo D’Alessio y el ministro de justicia, Germán Garavano, a quienes incluyó en su denuncia. 

El abogado Fernando Míguez, representante de la ONG Fundación por la Paz y el Cambio Climático en la Argentina, también solicitó que sea citado como testigo el periodista Diego Cabot, autor de la investigación que derivó en el expediente judicial,y sugiere que le sean formuladas varias preguntas vinculadas con su tarea, que incluyen la vulneración de sus fuentes informativas. Por sorteo, la audaz denuncia cayó en manos del juez Daniel Rafecas.

“Surge del análisis que existiría a prima facie algún tipo de vínculo entre el juez Bonadio, el fiscal Stornelli, el falso abogado D Alessio, el imputado colaborador Centeno y el periodista de La Nación, todos ellos que hicieron lo imposible por impulsar una causa de extrema sensibilidad toda vez la misma versa sobre la trazabilidad del desvio de fondos públicos, este compartido entre ex funcionarios y empresarios”, dibuja el abogado Míguez.

En su denuncia, advierte que tras la aparición de los cuadernos Centeno “ha complicado su situación procesal”, porque en su indagatoria había dicho que los quemó. Aunque aquella declaración no fue en su testimonio como arrepentido, Míguez considera que se trata de una mentira que justifica la salida del chofer del programa de testigos protegidos, su detención y el decomiso de todos sus bienes y cuentas bancarias. También recoge otra objeción del kirchnerismo al expediente: la falta de filmaciones de las reuniones entre los arrepentidos -en este caso el chofer- y el fiscal Stornelli, o eventualmente el ministro Garavano. Sabiendo que no existirían, el denunciante pide copia de los videos de todas esas reuniones.

El titular de la Fundación por la Paz y el Cambio Climático pide que los cuadernos aparecidos sean estudiados por un perito calígrafo de la Corte, “a los efectos de analizar, auditar y acreditar si los mismos fueron escritos por su puño y letra, además se realicen los estudios pertinentes; si la tinta con la cual se escribió es de la época en la cual Centeno dice haberlos escrito, se indique el año en el cual fueron escritos, así como también el tipo de hoja papel y encuadernación, antigüedad de los mismos”.

Lo más curioso -o inquietante- es que, además de solicitar la indagatoria de Centeno, Stornelli, Bonadio, Garavano y D’Alessio -para Míguez “es muy posible que las reuniones (de Stornelli) mantenidas con el falso abogado D’Alessio también se remitieran a la causa de los cuadernos y el momento más oportuno y la forma en que aparecerían ante la justicia se pactaran en aquella reunión- la denuncia pide que se cite al periodista Diego Cabot a prestar declaración testimonia,.

Pero eso no es todo: el abogado sugiere que el juez exija al periodista de La Nación que “relate los contactos previos realizados hasta obtener por primera vez los cuadernos en su poder, con qué funcionarios se reunió (con fecha y lugar), que explique por qué esperó tanto tiempo en presentarlos ante la justicia, cuántas personas intervinieron en analizar y corroborar la documentación dada, si puede dar los nombres de las personas que intervinieron, lugar de reunión y fecha.” En pocas palabras: que viole el anonimato de sus fuentes protegido por el artículo 43 de la Constitución.

Si Rafecas aceptara el pedido -algo imposible para un hombre de derecho- también le preguntaría “la fecha en que devolvió los cuadernos a Centeno, cómo recibió de manos anónimas los cuadernos originales del señor Centeno, si en el lugar fijado para ello había cámaras de seguridad entre otras circunstancias que rodean la ‘sospechosa entrega anónima’, si puede aportar datos sobre la fisonomía de la persona que le hiciera entrega de los cuadernos, al mismo tiempo si existió algún dialogo que diga cuál fue”, y “por qué no siguió a la persona que le hizo entrega de los cuadernos, dado que es un avezado periodista de investigación, toda vez no tuvo tiempo para revisar la documentación entregada y así poder a futuro poder deslindar su responsabilidad en los hechos de manera transparente”. No es un chiste, ni tiene remate.

(de Clarín)

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