“Quiso hacer daño.” La reflexión es de una de las principales figuras del Frente de Todos ante #OffTheRecord y resume el espíritu que reinaba en el gobierno luego de la publicación en Instagram de Daniel Rafecas. En un reportaje con C5N, Alberto Fernández había dicho que tenía que modificar la ley del Ministerio Público Fiscal porque la oposición no le daba los ⅔. Al día siguiente del testimonio presidencial y uno anterior a la firma del dictamen, Rafecas desautoriza a Fernández, pone en crisis los acuerdos políticos del oficialismo con las fuerzas minoritarias y le da una herramienta inapreciable a la oposición para escalar una atípica campaña en camisas negras. Organizaciones del tercer sector, periodistas y diputados replicaron los nombres y rostros de legisladores sobre los cuales demandaban “que no tengan nunca más paz”. No debería llamar la atención: para hacer renunciar a Alejandra Gils Carbó publicaron el teléfono de su hija.
Una de las más enérgicas fue Laura Alonso. Extitular de la Oficina Anticorrupción, Alonso es pareja de Larry Ochoa, uno de los elementos de la vida operativa de Daniel Angelici cuyo compadre, Martín Ocampo, fue nombrado como jefe de los fiscales en la CABA inmediatamente después de oficiar como legislador del PRO. Seguramente con el objetivo de fortalecer la independencia judicial. No termina ahí. Ocampo deja su cargo como procurador para asumir en el ministerio de Justicia y Seguridad porteño, cargo del que fue despedido luego de ser señalado como el responsable de la zona liberada en las inmediaciones del estadio Monumental el día de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca. Una casualidad. Después de perder el empleo, vuelve a conducir la procuración porteña hasta que renuncia para dedicarse formalmente a la vida política como legislador de la Unión Cívica Radical, sello que siempre anheló Angelici. María Eugenia Vidal, como gobernadora, replicó la fórmula: nombró como jefe de los fiscales de la PBA a quien hasta ese entonces era su secretario de Legal y Técnica, Julio Conte-Grand. Los acuerdos interpartidarios a nivel nacional y en las provincias impiden a los espacios políticos hablar de calidad institucional sin sonrojarse.
En un zoom en el que coincidió la mesa nacional de JxC el domingo por la tarde se dio un fenómeno singular: ante lo que la oposición considera un avance sobre las libertades, Mario Negri, Juan Manuel López, Humberto Schiavoni, Luis Naidenoff y el propio Mauricio Macri coincidieron en manifestar el apoyo al candidato oficialista para la procuración. Una rareza. Hasta produjo un acercamiento entre Carrió y Macri: ambos quieren acompañar a Rafecas en el Senado. Falta saber qué piensa Gustavo Cinosi.
Fue un tropiezo que el gobierno no esperaba luego de una gira por Europa con algunos resultados para mostrar y donde cosechó apoyos explícitos. A los previsibles del portugués Antonio Costa y el español Pedro Sánchez se sumaron el fuerte espaldarazo del francés Emmanuel Macron -que encontró tiempo para saludar en forma expresa el “rol constructivo” que cumple Argentina en la gestión de la crisis democrática venezolana y la legalización del aborto al final del año pasado- y del Papa Francisco, que habilitó una nueva reunión, inicialmente no prevista, con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. Francisco es una herramienta muy gravitante para nuestro país: la admiración que le profesa Joe Biden es muy conocida. Argentina encontró comprensión en sus acreedores, y sólo las dificultades sanitarias que impidieron la reunión con Angela Merkel se interpusieron ante un resultado mejor que, sin embargo, todavía deberá sortear el test de la realidad, en que las exigencias internas y externas aparecen en un curso de conflicto que difícilmente la buena voluntad, por sí sola, puede resolver. Cerca del Presidente están convencidos que Argentina llegará a un acuerdo con el FMI antes de fin de año y no descartan que ocurra antes de las elecciones. En el reportaje mencionado, el Presidente apoyó la idea de Martín Guzmán de most favoured nation. En lugar de firmar un acuerdo a 20 años, Argentina abre la posibilidad de sumarse a alguno que ocurra mientras transcurre su nuevo programa con el Fondo. “Es un tema contractual más de abogados que de economistas. Los plazos van a demorar más que las tasas y los DGS’s por eso hay que poner la regla de mejores condiciones”, explicaron fuentes oficiales ante #OffTheRecord.
Mientras tanto, en Argentina, Sergio Massa y Máximo Kirchner recogían otros apoyos: el respaldo del parlamento chino a la Argentina frente a las negociaciones con el FMI. No es un dato menor. Zhan Lishu, presidente de la Asamblea Popular China, es una figura muy gravitante en su esquema de poder y miembro del G7 del Buró Permanente del Comité Central del Partido Comunista Chino. No es su primer contacto con Argentina: en 2014, Lishu estuvo en la visita que realizó Xi Jinping a nuestro país en el marco de suscribir a la Asociación Estratégica Integral.
En el marco de la negociación con el Fondo, la principal preocupación del gobierno es la inflación. Esto llevó a la Casa Rosada a tomar una medida que parece, en el mejor de los casos, un golpe para negociar desde una posición de fuerza y, en el peor, un manotazo de ahogado. En cualquier caso, difícilmente la prohibición de las exportaciones de carne vaya a modificar sustancialmente la dinámica inflacionaria que viene afectando en forma general a los precios en Argentina que, vale decirlo, registra las mayores subas en el pesificado y sobreprotegido rubro de la indumentaria. La intención de recomponer márgenes no le impidió a una de las familias más importantes del sector -beneficiarias de varios ATP y de la promoción industrial en una provincia del norte- litigar para no pagar el impuesto a las grandes fortunas.
Con apenas 30 días de duración y en forma aislada, la medida difícilmente sea eficaz para generar cambios sustanciales en el índice de precios y enfrenta el dilema de repetir los problemas de los congelamientos. En un mes aparecerán las mismas presiones, pero con cuatro semanas de acumulación de nuevos problemas. De mantenerse a largo plazo, la experiencia tampoco es alentadora. La etapa de restricciones más reciente terminó con subas en los principales cortes un 30% mayores al nivel general de precios y Argentina, que produce prácticamente la misma cantidad de carne que hace cuarenta años, perdería los avances alcanzados en mercados como el de China, el de mayor crecimiento del mundo, en un momento en que las tensiones con Australia la llevan a buscar otros proveedores para su gigantesco mercado de consumo. En un país donde la restricción externa es el principal problema estructural, el cortoplacismo, si nos volvemos a remitir a Fouché, es peor que un crimen: es un error.
Lo cierto es que la particular dinámica de precios que afecta a la Argentina desde hace más de una década se ha encontrado, desde finales del último año, con un escenario internacional que, como no sucedía hace mucho tiempo, ha generado temores sobre un posible regreso de la inflación. En abril, el índice de precios al consumidor en los Estados Unidos registró un valor interanual de 4,2%, el mayor en 13 años, con un valor mensual de 0,9%, el más alto desde 1982. En China, los precios para los productores -que explican gran parte de la producción industrial del mundo- crecieron en abril al mayor ritmo en tres años, poniendo presión sobre sus costos y, por lo tanto, sobre las ganancias y los precios de venta. También los grandes países de América Latina registran importantes subas de precios mayores al 6% anual -6,2% en Brasil y 6,08% en México- y por encima de las metas de sus bancos centrales. En todos los casos, los altos precios de las commodities explican una parte importante de los incrementos. Las causas, como siempre, son materia de discusión. Mientras los economistas liberales culpan al gasto público y las tasas bajas, miradas menos ortodoxas señalan que la recuperación global puede impulsar la demanda de algunos productos y generar cuellos de botella en otros. Lo cierto es que, como hace décadas no sucedía, la inflación regresó al centro de las preocupaciones. Luego, es problema de escala. Mientras un aumento del 40% en la tasa de inflación podría llevar su valor de 2% anual a 2,8% en un país desarrollado, o de 5% a 7% en alguno de nuestros vecinos, el mismo valor en Argentina llevaría una inflación del 30% hasta el 42%. Lo general y lo particular.
Con la economía al tope de las preocupaciones de la sociedad y la pandemia lejos de estar controlada, el temor de un sector de la política en su conjunto es el crecimiento del rechazo a cualquier opción tradicional. Fue la propia Cristina Fernández de Kirchner -que es, de la oferta electoral, la menos señalada como una insider- que se sorprendió por un crecimiento de casi 20 puntos en la opción “ninguno” en un populoso municipio de la provincia de Buenos Aires. El deterioro en la aceptación del oficialismo y la oposición no había sido capitalizado ni siquiera por las opciones de los márgenes. El riesgo de la antipolítica es algo que también moderó de prepo a Elisa Carrió. En un recomendable reportaje de Matías Moreno en La Nación, la líder de la CC explicitó la inquietud que la une con CFK: “La Argentina está inmensamente triste. Las personas mayores están como si les hubiera pasado un tractor por encima. Es terrible. En segundo lugar, hay bronca. Entonces, tristeza y bronca no son una buena combinación”. Los empresarios deberían mirar este fenómeno con atención. Si bien la musicalidad permanente en sus encuentros encierra críticas a “los políticos”, en especial los peronistas, un crash no los va a dejar al margen de los apuntados. “Si esto se rompe yo les voy a estar tirando piedras desde afuera con la gente”, le advirtió hace meses una importante figura del FDT que fue la primera en alertar sobre el riesgo que hoy inquieta a Cristina y Carrió.
Sudamérica es un buen ejemplo de esto. Las elecciones locales y constituyentes en Chile resultaron en buenas noticias para quienes quieren borrar las rémoras pinochetistas que subsisten en el país. Los resultados, con el fracaso de la derecha en conseguir siquiera un tercio de los constituyentes para tener capacidad de veto, y la excelente performance de la izquierda -que superó a la antigua Concertación- fueron tomados como muestra inequívoca del alumbramiento de un nuevo tiempo. Menos atención se le prestó al hecho de que las candidaturas por fuera de los partidos políticos -viejos y nuevos- obtuvieron más del 40% de los votos y la participación en la histórica elección apenas superó el 40% de los habilitados a sufragar. De acuerdo al último relevamiento de CADEM, la principal encuestadora del país, ningún partido político alcanza la mitad de la aprobación -de apenas el 50%- que registran las Fuerzas Armadas, con oscilaciones en torno al 20%. Lejos de ser un caso único, las crisis de representación se refleja también en Perú, donde dos candidatos percibidos como ubicados en los extremos del sistema disputarán la segunda vuelta tras una elección donde ninguna candidatura superó los 20 puntos. O Ecuador, donde el ballotage entre izquierda y derecha se topó con un 16,3% de votos activamente nulos, y asumirá un presidente con menos del 10% de legisladores propios, mientras Colombia ha enfrentado las mayores manifestaciones sociales en años. No parece el mejor clima para las peleas endogámicas en que se ha embarcado en los últimos meses la dirigencia de nuestro país.
Bonus track
- Fabián Rodríguez Simón pidió refugio político en Uruguay. Esto lo define la Comisión de Refugiados (CORE) que circunstancialmente preside la Cancillería a través de su segunda, Carolina Ache Batlle. El tema es interesante: ¿aceptará Francisco Bustillo, amigo de Alberto, a un dirigente que denuncia persecución política por parte del gobierno argentino? Uruguay tiene una larga tradición en aceptar este tipo de demandas: en su momento recibió a árabes y afganos de Guantánamo. El refugio que solicitó Simón comienza a operar de iure mientras la CORE -que tiene 90 días para expedirse- lo analiza.
- La ciudad analiza restringir actividades por la suba de contagios y trascendió que podría suspender las clases presenciales. Debe ser mentira: el objetivo es que los casos bajen y las escuelas no contagian.
Cenital.com – Iván Schargrodsky