Kicillof, Cristina y Máximo Kirchner intensificaron sus contactos en los últimos días y gestionan un acuerdo para ordenar el espacio y apuntar todos los cañones contra el gobierno de Milei. El acercamiento se produce en simultáneo con el recrudecimiento de los choques internos y las denuncias cruzadas. ¿Cómo puede impactar en el resto del peronismo?
Cristina Kirchner, Máximo Kirchner y Axel Kicillof podrían verse en los próximos días. Las tratativas para una cumbre reservada que apacigüe la guerra interna del kirchnerismo las inició la expresidenta hace menos de diez días, cuando convocó al gobernador de la provincia de Buenos Aires al Instituto Patria. Después de ese encuentro a solas, hubo llamadas e invitaciones entre los protagonistas. Pero siguió la pelea, con el estallido de focos de conflicto entre las segundas líneas, minibatallas derivadas del acto con el que Kicillof lanzó el sábado pasado, en Florencio Varela, el espacio que acompaña en la provincia su proyecto presidencial para 2027. ¿Hay margen para una tregua?
El panorama es incierto y la mancha de dudas se extiende hacia todo el peronismo, más allá de la provincia de Buenos Aires. Con elecciones del PJ nacional convocadas para el 17 de noviembre, en línea con el llamado que hizo Máximo Kirchner para el PJ bonaerense, el resto de los actores del partido mira de reojo una disputa que sabe que tarde o temprano lo afectará. Prefieren no entrometerse, a la espera de que finalmente el kirchnerismo ordene su interna. Mientras tanto, el proceso para renovar autoridades y emprolijar la estructura partidaria de cara al año electoral sigue su curso: el 19 de octubre vencerá el plazo para la presentación de listas, se confirmó anteayer en una reunión de apoderados. Nadie hoy en el peronismo se imagina, de todos modos, que ese cronograma se traduzca en una batalla electoral real a fin de año, justo cuando, entienden, los efectos de las políticas de Javier Milei ya habrán impactado de lleno en toda la sociedad.
Cristina y Kicillof se vieron el jueves de la semana pasada, un día después de la visita del gobernador a Chubut, donde se mostró con Ignacio Torres (PRO), y un día antes de la actividad que compartió con Maximiliano Pullaro (UCR), en Santa Fe. Dos antikirchneristas acérrimos con proyecto nacional propio. La jugada no cayó bien en el kirchnerismo chubutense, que había encontrado por fin una oportunidad para diferenciarse del mandatario por su reciente respaldo a la ley bases. Tampoco gustó en el Instituto Patria. La charla entre Kicillof y la expresidenta fue “larga y compleja”, contó un tercero, siempre bien informado. “Se habló de todo, también de los problemas de implementación que puede tener lo que intenta Axel”, agregó. La reunión había estado precedida por la entrevista que dio Máximo Kirchner el martes 14, en Gelatina, en la que le restó importancia a las discusiones internas. “No hay interna, se inventa y siempre hay un par de vivos que quieren sacar algún provechito”, dijo, en lo que sus allegados mostraron como un gesto de conciliación.
La marcha que el peronismo tiene programada para el día que se trate la ley bases en el Senado podría mostrar una postal de unidad callejera, con Máximo Kirchner y Kicillof en una misma trinchera, después de mucho tiempo. Es la foto que no se produjo el sábado 18, en Varela, pese a que pudo haber ocurrido. El gobernador llamó por teléfono al presidente del PJ bonaerense esa misma mañana para invitarlo a participar del cierre del plenario de la militancia “La patria no se vende”, pensado originalmente como una demostración de fuerza y una presentación en sociedad del espacio que reivindica el liderazgo de Kicillof en la provincia. Kirchner rechazó el convite, dijo que tenía previstas otras actividades. El teléfono rojo volvió a activarse después del acto y Máximo, conforme con el discurso del gobernador en Varela, le propuso reunirse durante la semana. “En el formato y con las personas que Axel considere”, detallaron en La Cámpora. Ese encuentro, del que también podría participar la expresidenta, es el que podría producirse en estas horas. ¿Finalmente se ordena? ¿Con qué formato? “Quieren dar la idea de que Axel no va a construir, de que es solo un candidato”, advierte un dirigente que construye músculo político para el gobernador. “El problema no es Axel, el problema es que la quieren jubilar a Cristina”, responde un funcionario provincial que reporta a Máximo Kirchner.
El acercamiento se da en simultáneo con una seguidilla de tensiones de los últimos diez días. El acto de Varela no ayudó a apaciguar los ánimos entre las segundas líneas, ante la ausencia ruidosa de los intendentes de La Cámpora y de los cuatro ministros del gabinete bonaerense que integran la agrupación que lidera Máximo, Nicolás Kreplak (Salud), Daniela Vilar (Ambiente), Juan Martín Mena (Justicia) y Florencia Saintout (Cultura). Ese foco de conflicto se intensificó en las últimas 48 horas. Primero con una denuncia que sacudió a Nuevo Encuentro, la agrupación que lidera Martin Sabbatella, hoy al frente del Comité de Cuenca del Río Reconquista, alineado con el presidente del PJ bonaerense. El exintegrante de la agrupación Adrián Grana, funcionario de Andrés Larroque en el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, acusó el jueves a Sabbatella, vía Twitter, de haber amenazado al intendente de Morón, Lucas Ghi, también de Nuevo Encuentro, con quitarle el apoyo del Concejo Deliberante si asistía al acto de Varela. “Es una práctica detestable y profundamente antidemocrática”, disparó. Dos horas después de conocida la denuncia de Grana, Sabbatella y Ghi merendaron en la Municipalidad, dejaron trascender alguna broma sobre las supuestas presiones y acordaron no responder.
Al mismo tiempo se difundieron posteos de La Cámpora de San Isidro, La Cámpora de San Fernando y La Cámpora de Florencio Varela, con duros cuestionamientos a la decisión de Máximo Kirchner y el resto de las autoridades de la agrupación de no asistir al plenario que encabezó el gobernador. “¿Por qué el maltrato, persecución y disciplinamiento hacia la militancia de la organización? ¿Cuál es el problema con Axel Kicillof?”, dice el de La Cámpora Varela. Son en los tres casos sectores que quedaron fuera de la agrupación, después de la ruptura del año pasado, a partir del alejamiento de Larroque, secretario general de La Cámpora entre 2008 y 2023. “No se entiende que hagan esto, cuando estamos intentado enfocarnos en Milei”, se lamentaron cerca de Máximo. Entre los dirigentes que construyen políticamente para Kicillof, insisten en que hubo presiones de todo tipo para vaciar el acto de Varela y señalan que la demostración de que La Cámpora tiene voluntad de continuar la pelea es el rechazo de Máximo a la invitación que le hizo el gobernador. Las aguas volvieron a agitarse el jueves a la noche, con un comunicado del Frente de Mujeres de La Cámpora. Con el pretexto de desmentir una nota del diario Clarín, la rama femenina de la agrupación, que tiene como referente a Mayra Mendoza, tomó distancia en un mismo movimiento del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, procesado por abuso sexual, y de Kicillof, cuestionado por haberse mostrado con el jefe comunal horas después de conocida la resolución judicial.
El resto del peronismo mira la película desde afuera, con el deseo de que la dinámica política de enfrentamiento con el gobierno nacional opere en algún momento como factor de orden interno. La Comisión de Acción Política (CAP) que debía ser designada por los vicepresidentes del partido quizás nunca llegue a conformarse. La jugada del diputado Kirchner neutralizó los cuestionamientos hacia su jefatura en el partido provincial y minó los planes de los que arman para Kicillof, que ahora deberán decidir si pelean por el PJ nacional o por el partido en la provincia. Hay varias opciones abiertas: que se repartan los cargos, que acuerden designar a terceros o que haya disputa real. Dependerá en buena medida de lo que decida hacer Cristina. La ubicación de esa pieza podría alterar todo el tablero. En el Instituto Patria descartan que quiera disputar la jefatura del PJ, pero dejan la puerta abierta a una candidatura en 2025 para que vuelva al Congreso, como diputada nacional.
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