En 2025, el campo tendría exportaciones por unos USD 30.000 millones, aunque la cuenta corriente, aun así, enfrentará números en rojo.
Una parte de la tribuna política suele decir, con cierta amargura, que la soja es peronista. Recuerda lo bajo que cotizaba durante el gobierno de Fernando De la Rua y el mix de precios planos y sequía que detonó la corrida cambiaria que nunca pudo surfear Mauricio Macri. Y lo contrasta con los precios internacionales récord que disfrutaron Néstor y Cristina Kirchner durante buena parte de sus mandatos. Pero si la campaña agrícola que viene toca los récords de producción que comienzan a vislumbrarse, será de esos peronistas aliados a Javier Milei. El agro puede entregarle al libertario buena parte de los dólares que necesita para el 2025 electoral. Aun así, la cuenta corriente será deficitaria.
Según la consultora EcoGo, el agro aportaría unos USD 28.160 millones en exportaciones entre trigo, maíz, soja y cebada. Son USD 2000 millones más que las ventas al exterior de este periodo; pero, en los últimos días, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) elevó sus proyecciones para la campaña 2024/2025, que comenzó con la cosecha de trigo mejor a la esperada y seguiría con muy buenas previsiones para el maíz y la soja. Estimaciones más optimistas elevan el aporte de la cosecha hasta los USD 30.000 millones. La balanza energética superavitaria aportaría el año próximo USD 8000 millones al saldo comercial.
“Con un 58% de avance de la cosecha argentina, el trigo vuelve a sorprender con mejores resultados, lo que suma medio millón de toneladas más. La estimación de producción se ajusta a 19,3 millones de toneladas, cuando hasta hace un mes se estimaban 18,8 millones y parecía haber más factores para continuar con la baja que para este rebote que refleja hoy la cosecha”, escribió el analista de la BCR Matías Russo. La cosecha será la segunda mejor de los últimos tiempos, solo detrás de la de 2021/2022 que, de casualidad, aprovechó los excelentes precios que siguieron a la escalada entre Ucrania y Rusia previa a la invasión y la guerra.
La BCR también elevó sus pronósticos para soja y maíz. El maíz, afectado por la chicharrita durante la campaña pasada, registraría una merma en la producción menor a la esperada. “La siembra del cereal parece haber estabilizado su nivel de reducción, respecto al año pasado, en torno a un 24% y a 7,8 millones de hectáreas (…) cuando el potencial de caída podría haberse profundizado hasta un 30%”, indicó. La soja, en tanto, va “a toda máquina” luego de las últimas lluvias y podría producir hasta 53,5 millones de toneladas, contra las 50 millones previas.
El agro podría así entregarles a Milei y Luis Caputo un saldo exportable de casi USD 30.000 millones, que se suman a los USD 8000 millones netos que promete la exportación de energía.
“Milei es un tipo con suerte y se le están alineando los planetas esta campaña”, dijo a Cenital Javier Preciado Patiño, especialista del sector y exsubsecretario de Mercados Agropecuarios. “Los productores siguen sembrando soja y maíz y el grano de la campaña vieja sigue fluyendo a los puertos a una tasa sorprendente para esta época del año. Incluso hay algunos problemas logísticos, porque está entrando un cosechón de trigo y todavía sigue entrando mucho maíz”, relató. “Si llueve en enero, tendremos una campaña récord”, añadió. “Una cosecha argentina de 140 millones de toneladas es factible si el clima no nos hace una mala jugada”, sostuvo. Según sus proyecciones basadas en datos oficiales, la campaña podría igualar o superar a la de 2018/2019, posterior a la sequía.
Nicolás Sesnich, analista de la consultora especializada FYO, sostiene que los precios internos deberán ajustar a la baja. “El mercado argentino, en los precios locales, está caro. En los precios internacionales, para poder salir a vender, va a tener que bajar internamente el precio, porque si no la exportación no va a poder comprar”, le dijo a Cenital.
Para Preciado Patiño, el aumento de los insumos y arrendamientos, en dólares, y los costos internos, en pesos, achica el margen de rentabilidad a niveles mínimos. “Los granos valen más o menos lo mismo que hace un año y sus costos aumentaron”, dijo. “En este contexto, solo con muy buenos rendimientos el productor va a tener margen positivo, y eso depende del clima. De ahí la presión para que se haga algo con las retenciones para mejorarles el precio, ya que no va a haber devaluación”, sostuvo. El maíz y el trigo pagan 12% de derecho de exportación, mientras que el poroto de soja tributa 33%.
En su reciente visita a la Sociedad Rural, Milei les pidió a los productores un poco más de paciencia. Dijo que espera bajar retenciones en 2025, si los números fiscales lo permiten.
El blend, la brecha y el déficit de cuenta corriente
Los dólares del agro serán un paliativo para el déficit de cuenta corriente. Los exportadores deben liquidar el 80% de sus ventas en el mercado oficial y saldar el 20% restante vía contado con liqui. Distintos analistas advierten sobre la cantidad de billetes que se pierde el Banco Central al no eliminar formalmente el dólar blend. Gonzalo Guiraldes contó cómo comienza a deteriorarse la balanza comercial por el incremento de importaciones, y a revertirse el balance de cuenta corriente por mayores pagos de turismo y servicios.
Según Audemus, mantener el “dólar blend” significará, para 2025, un déficit de cuenta corriente de más de 21.000 millones de dólares. Con un crecimiento importante del PBI, del 5%, las importaciones aumentarán y el superávit comercial será menor. La cuenta de servicios, en cambio, se agigantará. El déficit de cuenta corriente, sin dólar blend y con el Banco Central comprando más divisas, rondaría los USD 6070 millones. El costo que debe aceptar el Gobierno es el precio del tipo de cambio paralelo sin esa oferta permanente. Para EcoGo, el déficit de cuenta corriente sería de USD 16.071 millones, el más abultado desde 2017.
La apreciación cambiaria que favorece la importación, el turismo externo y quita competitividad a las exportaciones pone a la cuenta de divisas en una situación crítica, en momentos en que el Gobierno busca un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Cenital