“Momento Cenicienta”, así llama a este momento Guillermo Oliveto, el consultor especializado en consumo y CEO de W. Es que, a pesar de los números en rojo de todos los indicadores de la economía, el consumo es el que pone el verde al tablero, si se hace a la vista gorda al 50% de la población que está sobreviviendo.
Es que hoy por hoy, en consumo masivo aún se vive en una gran ilusión: shoppings, que vienen de sobrevivir siete meses cerrados, se reconvirtieron y hoy están vendiendo bien. Turismo y recitales, son el boom. Los cines terminaron mayo con mes histórico de concurrencia. La gente compra lo que puede.
Pero no hay pronóstico que diga lo contrario: esto se acaba. “Sé que se acaba. No sé exactamente cuándo, pero sé acaba. Mientras tanto, algunos dicen, es momento de tomar posición en lugares estratégicos. Es ahora o después no lo voy a poder hacer”, cuenta lo que se habla en el sector, Guillermo D’Andrea, cofundador de Retail Radar.
A lo que Oliveto suma: “Cuando se ordenen los precios relativos, hay cosas que van a valer lo que valen en otros países”.
Con estas perspectivas, las empresas trabajan con distintos escenarios, sin certezas, pero con probabilidades. Es que hoy las corridas no son solo bancarias. En tiempos tecnológicos, en una sociedad súper sensibilizada y donde los pesos queman, la venta de aceite puede crecer un 60% en supermercados luego del anuncio de la renuncia de un ministro de Economía.
Los tres escenarios que barajan las compañías son: cambios sin anestesia, cambios con anestesia o continuidad mejorada. “Esto define lo que miran las empresas: cuál será la magnitud de la devaluación y la caída del volumen que podría haber en el consumo. Las dos cosas van de la mano y te dan una idea de cuánto menos vas a vender”, señala el CEO de W.
Lo cierto, que con este panorama de creciente complejidad, las empresas buscan llegar lo más sanas posibles para poder estar cubiertas. De esta forma van a poder ‘ayudar’ a los consumidores, que cada vez van a acceder menos a sus deseos. “Consumo va a haber, pero no te equivoqués con los precios”, señala D´Andrea.
Con una empresa sana podés ofrecer, promociones, descuentos, distintos empaques. Tener un portafolio preparado para una Argentina que va a tener transformaciones en su estructura económica y social. “En el momento más duro de la Argentina, el 2002, las empresas que ayudaron a los consumidores, crecieron enormemente cuando vino el ciclo expansivo”, recuerda Oliveto.
Justamente, las empresas van a ser el puente entre el deseo y la posibilidad. Van a ser las que permitan el acceso. Y para ellos, tendrán que decidir si van por el negocio del volumen o por el negocio de margen. “Los dos son viables, pero tendrán que tomar la decisión. Difícilmente el mercado que viene de para las dos cosas”, suma el experto.
Finalmente, los jugadores del consumo masivo tendrán que ver en qué país se convierte Argentina. Si es más parecido a Uruguay y, en ese caso, podrán bajar el portafolio de Latinoamérica, o si sigue siendo más parecido a la Argentina actual.
El número que deja pensando, lo dio Oliveto: el consumo masivo está 10% debajo de lo que era en 2011. Lo que significa que es una torta 10% más chica cuando la población crece 1,3% por año. Per cápita, los argentinos comen 25% menos que hace una década.
El Cronista