Se trata de uno de los sectores que mejor salió de la crisis y que hoy muestra números positivos. Reclamos de los empresarios para apuntalar ese crecimiento.
Necesitado de buenas noticias desde lo económico, el Gobierno se quiere agarrar fuerte del sector de la construcción, uno de los segmentos que hoy mejor desempeño muestra, y que de algún modo puede decir que dejó la pandemia atrás.
Ayer, la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) realizó en La Rural su convención anual, y quedó en claro que el mundo de los ladrillos resulta una buena plataforma de despegue para el Gobierno.
El presidente Alberto Fernández participó del cierre del encuentro y sostuvo que antes de fin de año el Gobierno tendrá “en ejecución más de 100.000 viviendas” y que en 2022 aumentará nuevamente la inversión en obra pública.
Durante los meses de cuarentena más estricta, el sector de la construcción fue uno de los tantos que sufrió, aunque en este caso la demora en retomar el ritmo normal de actividades ahondó el problema.
En marzo de 2020 arrancó la pandemia y allí la construcción comenzó a observar un fuerte proceso de pérdida de empleos, que totalizaron unos 70.000 hasta que se pudo retomar la actividad.
Esa sangría finalizó en agosto del año pasado y a partir de allí la curva es ascendente. Tras 12 meses seguidos de crecimiento, hoy ya se sumaron 80.000 nuevos trabajadores.
“Nuestro sector tiene una particularidad muy importante, y tiene que ver con la rapidez con la que se pueden generar nuevos puestos. Esto nos da una ventaja por sobre otros sectores de la economía”, sostuvo a El Cronista Iván Szczech, presidente de Camarco.
La perspectiva del sector -y uno de los argumentos que más llama la atención del Gobierno- es que la construcción todavía tiene potencial para absorber más trabajadores. En este sentido, se pone como foco los cerca de 450.000 puestos que se cubrieron en 2017, 90.000 por encima de la marca actual.
Pero para esto el Gobierno sabe -y las constructoras reclaman- que se debe avanzar sobre algunos aspectos, que sobre todo impulsarían lo que tiene que ver con la construcción privada, que hoy no muestra malos niveles de actividad, pero que claramente pueden ser mejores.
En este sentido, hay dos grandes puntos sobre los que se hace foco.
El primero tiene que ver con la vuelta del blanqueo de capitales, que ya cuenta con dictamen de Comisión, pero que pese a las promesas del Gobierno todavía no muestra mayores avances.
El otro punto de discusión está relacionado con la necesidad de que vuelva el crédito hipotecario, con lo que se atacaría la problemática de quienes intentan comprar una vivienda.
El sector ya presentó un proyecto hace cerca de un año, que permitiría la compra de inmuebles nuevos, de modo de incentivar la construcción, lo que también crearía puestos laborales.
“Por cada 1% del PBI que se invierte en la construcción se genera un crecimiento de la economía de un 4,2%”, apuntó Szczech.
El avance de la obra pública también aparece entre las prioridades para el sector, y el terreno que se entiende que hay para recorrer aquí también es importante.
A menos de tres meses del final de 2021, sólo se lleva ejecutado un 65% del presupuesto que estaba previsto para el total del año. Esta cifra podría crecer ya que, tras la derrota en las PASO, el ala más del Gobierno más cercana al kirchnerismo comenzó a presionar para que se avancen con obras, lo que se enmarca en la estrategia oficial para realizar al menos un anuncio por día.
Para 2022 la apuesta de la obra pública es mayor. El Presupuesto del año próximo destina a infraestructura un 2,4% del PBI, apenas por encima del 2,2% de este año y superior al 1,1% que se había pautado para 2019.
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