El papel problemático de Pompeo va en contra de la diplomacia

Nota del editor: el artículo original fue publicado en Global Times el 25 de junio. No muestra necesariamente la línea editorial de CGTN.

El secretario de Estado de EE. UU. Mike Pompeo continua siendo una figura política problemática en el escenario global. Washington se encuentra en una encrucijada mientras rediseña la huella de la estrategia nacional dentro de un marco similar al de la Guerra Fría. El jefe de la diplomacia de EE. UU. ha activado por cuenta propia un pensamiento desfasado, destrozándolo en su punto más álgido.

Conocido como una de las figuras más extremas en la Casa Blanca, Pompeo ha redefinido su entendimiento tradicional de jefe de la diplomacia entre las principales potencias mundiales con su típico comportamiento imprudente.

Pompeo también ha convertido el Departamento de Estado de EE. UU. en una sede estratégica utilizada para enemistarse con la comunidad internacional. Al crear un conflicto único entre países, Pompeo no ha hecho más que amenazar la paz mundial.  

Cuando ha visitado otros países, Pompeo ha hablado mal e intentado suprimir a China, Rusia e Irán. Sus comentarios ofensivos sobre China han destruido el lenguaje diplomático que antaño disfrutaban China y EE. UU. Ha preferido hacer uso de una verborrea negligente sacada de su arsenal personal.

Además, se puede decir que Pompeo es el mayor lobista y, sobre todo, un abusón que coacciona a los aliados de EE. UU. para que bloqueen a Huawei. Tampoco ha escatimado esfuerzos a la hora de criticar las políticas de China en la región autónoma uigur de Xinjiang.

Sus opiniones acerca de los últimos eventos en Hong Kong salían de alguien que estaba cruzando el Rubicón más que de quien decía lo que pensaba. En vez de adherirse a un juego entre grandes potencias como sus predecesores, Pompeo se ha transformado en una bandera anti China con dos piernas.

La relación de EE. UU. con China, Rusia e Irán determinará el curso de las relaciones internacionales. Las condiciones de cada relación servirán como la veleta que indique la estabilidad o turbulencia en el mundo. 

Pompeo no solo está molestando a China, Rusia e Irán, sino que también está perjudicando los intereses de otros países. Sus palabras y acciones han puesto en peligro la mera noción de la paz del siglo XXI.

Es comprensible que EE. UU. se sienta amenazado debido a la alteración de variables entre las potencias mundiales. Sin embargo, el objetivo de Pompeo no tiene nada que ver con reforzar la confianza o mitigar las preocupaciones de otros países. Al contrario, lo que quiere es convertir la inseguridad de EE. UU. en una forma visible de odio y hostilidad en todo el mundo. Siempre ha influido en las condiciones internacionales estables hasta el punto de deteriorarlas.

El espectáculo de “devolver la grandeza a América” no es un monólogo. La noción, que no es más que un eslogan analfabeto, nunca se materializará ni conectará con la armonía que se disfruta en cualquier otra parte del mundo.

En los últimos años, EE. UU. se ha adentrado en demasiados conflictos y guerras al tiempo que imponía sanciones a otros países a los que más adelante se los despojó de toda fuerza nacional.

Pompeo ha seguido empujado a EE. UU. hacia la pira de la confrontación en sus negociaciones con otras potencias. No ha ayudado a Trump a conseguir sus promesas en campaña y, al contrario, se lo está poniendo difícil para mantenerlas. 

El pasado de Pompeo muestra sus capacidades en el ejército y en inteligencia. Mientras servía en la Cámara de los Representantes de EE. UU., inició una gran cantidad de conflictos. La confrontación parece ser su arma preferida y la única opción para tratar con los demás. Solo al enfrentarse a China, Rusia e Irán puede verse a sí mismo. Piensa que un comportamiento así de agresivo es necesario para demostrar su valía. 

A juzgar por EE. UU. y su estrategia rescatada de la Guerra Fría, Pompeo se ha alejado del perímetro y está oficialmente perdido. El gobierno de EE. UU. ha tachado a China de “competidor estratégico”. Mientras, Pompeo ha provocado hostilidad en China. 

Las palabras de Pompeo no reflejan en absoluto el consenso del público estadounidense que también quiere vivir en paz y armonía. Al hacer que estas declaraciones volátiles en contra de China parezcan razonables, Pompeo se ha convertido en un animador del odio que utiliza calumnias y veneno como pompones. 

Contar con un secretario de Estado de este calibre es una tragedia para la política de EE. UU. y una lástima para la política internacional. El mundo se ha visto expuesto al daño que Pompeo ha provocado en la existencia pacífica de la humanidad. Su poder destructivo no debe tolerarse sea quien sea. En varias ocasiones ha manchado el papel constructivo de la diplomacia al ignorar las oportunidades para mitigar los conflictos internacionales. Es una mancha para la honrada profesión de la diplomacia. La comunidad diplomática mundial debería despreciar sus acciones y unirse en una cruzada contra él.

(De CGTN en Español//Global Times)

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