EL RIGI, EL CEPO Y LOS ARBOLITOS… ARGENTINA, NO LO ENTENDERÍAS

El lunes, a menos de 24 horas de que Marcos Galperin criticara al periodismo doméstico -al que es decididamente reacio-, la agencia Reuters publicó una entrevista que hizo con el fundador de Mercado Libre, poco después de la visita que Javier Milei había hecho a la sede de la empresa latinoamericana con mayor valor bursátil del mundo (el viernes cerró en u$s 107.600 millones). “La economía argentina está pegando la vuelta”, aseguró quien, probablemente, hoy sea el empresario argentino más influyente del planeta.

Partidario entusiasta del León, no lo argumentó desde la ideología, sino con datos: el nivel de actividad que su plataforma de comercio electrónico mostró en el país durante el segundo trimestre (abril-junio). El jueves, otro CEO expresó una visión similar. “La economía llegó a fondo, tocó piso, en junio, julio. En agosto, empezamos a ver una leve recuperación, con niveles de actividad todavía inferiores a los de otros años”, describió Javier Goñi, de Ledesma. Su pulso: las ventas de azúcar y, fundamentalmente, papel -de librería, obra y embalaje-, cuyo consumo aparente cayó 40% en el primer semestre.

“Son las ventas de las fábricas. Hay que tener en cuenta que venimos de una segunda mitad de 2023 con aceleración de inflación y alta incertidumbre. La gente corría a convertir sus pesos en algo que perdiera valor a menor velocidad. Eso hizo que se acumulara mucho stock en la cadena comercial. La renovación de ese stock, recién, parece haber empezado ahora“, aclaró.

Son, en todo caso, dos de las luces verdes del semáforo de actividad que las Fuerzas de Cielo digitales difunden como evangelio en las redes sociales. Y que, según explica Fausto Spotorno, economista jefe de Orlando Ferreres & Asociados y de fugaz paso por el Consejo de Asesores Económicos del Presidente, todavía es incipiente, disperso y muy heterogéneo, según el sector.

Mientras el Gobierno celebra a los ‘que la ven’, otros todavía necesitan ver para creer. Y, en el medio, lo conseguido a sangre, sudor y lágrimas, lejos de haber cicatrizado heridas, puede reabrirlas y con hemorragia.

“La Ley Bases se aprobó con lo justo. Fue 36 a 36 en el Senado y con desempate”, recordó José Rolandi, vicejefe de Gabinete, reemplazante del maltrecho Guillermo Francos en el evento con los que Shell celebró sus 110 años en la Argentina. “¿Qué significa esto? No especulen, no se queden esperando a ver qué pasa en las elecciones de 2025 o si Milei reelige en tres años y medio. Inviertan ahora. Esto es como el tango: se baila de a dos. Si ustedes no invierten, todo esto, las reformas que estamos consiguiendo, son más difíciles de sostener“, agregó (y alertó).

El evento de Shell, en El Cubo de Vicente López, fue rico en títulos. Horacio Marín, presidente y CEO de YPF, develó sus negociaciones con la India y Alemania para venderles ya el gas licuado que planea empezar a producir con Petronas en 2030. El Secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, dijo que, gracias al RIGI, habrá más de u$s 30.000 millones en inversiones energéticas durante los próximos dos años. Y Daniel González, flamante Secretario de Coordinación de Energía y Minería, anticipó un “verano complicado” en materia de electricidad. Fue, en ese marco, que los grandes popes de la industria -PAE, Total, CGC, Vista, Equinor, Raízen, Tecpetrol- alertaron sobre la persistencia del cepo. Lo explicitó el anfitrión, Germán Burmeister: “El cepo no existe en ninguna otra parte del mundo. La Argentina quiere regular lo irregulable, declaró el CEO de Shell Argentina. La empresa invertirá u$s 600 millones este año en el país. Agregó que, con RIGI y sin cepo, esa cifra sería “considerablemente superior”.

Quiso el destino que, en esas mismas horas, el CEO global, europeo, de una empresa que cerró una fusión internacional de decenas de miles de millones de dólares, visitara la Argentina. Los activos en el país son una parte sustancial de la compañía que compró. El ejecutivo tiene por costumbre caminar. Quiso trasladarse así entre varias reuniones que tuvo. Recorrió la calle Florida. A la noche, en una cena, les preguntó a sus ejecutivos. “Explíquenme por qué había tantas personas gritando: ‘Cambio, cambio…'”.

“No lo podía entender. Y, cuando lo entendió, no lo quería creer”, contó un participante de esa conversación. “Por más que el RIGI sea buenísimo (y, de hecho, lo es), hay mucha inversión frenada por el cepo, incluso, en energía”, agregó, con tono de resignación.

El Cronista