Un informe de Tejido Urbano advirtió que 2,3 millones de jóvenes de entre 25 y 35 años viven con sus padres o abuelos, lo que representa el 38% de este grupo.
En los últimos años, el acceso a la vivienda se ha convertido en una situación cada vez más difícil de concretar e, incluso, para buena parte de la población, en una imposibilidad que se acentuó con la liberación de los precios y requisitos en torno a los alquileres tras la derogación de la Ley de Alquileres por parte del presidente Javier Milei.
Una de las problemáticas más visibles la encuentran los jóvenes que quieren independizarse pero no pueden hacerlo ante las crecientes dificultades para acceder a un alquiler: en Argentina, 2,3 millones de jóvenes de entre 25 y 35 años viven con sus padres o abuelos, lo que representa el 38% de este grupo, indicó un informe de Tejido Urbano.
“Este es, quizás, uno de los principales desafíos del acceso a la vivienda, aunque lamentablemente es un problema que persiste hace, al menos, dos décadas”, indicó el estudio.
Desde la fundación Tejido Urbano analizaron los datos evolutivos a partir de 2004, a través del Indec. Allí indicaron que en ese año, “el 35% de los jóvenes no había podido emanciparse, según la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHo) lo que significaba cerca de 2 millones de personas. Si bien no hay datos anteriores, por la evolución posterior podría pensarse que este nivel tenía incorporado el impacto de la crisis de la convertibilidad“.
“Luego, entre 2004 y 2012 (vuelve a realizarse la ENGHo), el número de jóvenes no emancipados bajó hasta 1,7 millones, lo que significó también una reducción en el porcentaje hasta el 31%, el nivel más bajo registrado desde 2004 hasta la fecha”.
Para 2016, a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que también realiza el Indec, se registró que el 39,1% de los jóvenes vivía sin haberse podido emancipar. A partir de ahí, y tanto según EPH como según ENGHo, los jóvenes no emancipados se mantuvieron en un promedio de 39%. En 2023, último dato disponible, hubo 2,3 millones de jóvenes no emancipados, equivalente al 37% del total.
La fundación indicó que “independientemente de la fuente o el año, la conclusión es que entre 2 y 2,5 millones de jóvenes de 25 a 34 años viven con sus padres o abuelos”.
Esta situación -indicaron- “plantea un problema a futuro porque existe una demanda latente de vivienda que no se está satisfaciendo”, que “puede deberse a que estos jóvenes no tienen ingresos suficientes para mudarse o carecen de ahorros para cubrir los gastos asociados con la independencia (…) y en el mediano plazo, esto genera un efecto negativo sobre la construcción, que no percibe a este segmento como un potencial demandante y, entonces, no construye para ellos. Este es un ciclo vicioso que impide la independencia de estos jóvenes”.
Por otra parte, la fundación analizó la relación entre los ingresos de los hogares y la capacidad de emanciparse como un elemento crucial “para entender un componente estructural del aspiracional de vivienda en el país”, y citaron como ejemplo que “en las provincias del norte de Argentina, las dificultades para la emancipación son más acentuadas debido a los bajos niveles de ingresos, lo que está relacionado con la probabilidad de emanciparse”.
En tanto, “en la Ciudad de Buenos Aires, el porcentaje de jóvenes no emancipados es muy bajo, siendo siempre de los más bajos del país”, lo cual “puede explicarse por los mayores ingresos en la capital que, a pesar de los altos alquileres y precios de inmuebles, permiten a los jóvenes enfrentar estos gastos con mayor facilidad que en otras partes del país”.
“Finalmente, plantearon desde la fundación- las principales ciudades educativas del país atraen a jóvenes que ya se han emancipado y establecen su hogar en esos lugares. Así, las ciudades universitarias o productivas experimentan una migración joven que reduce el porcentaje de no emancipados. En contraste, las provincias con un mercado laboral menos dinámico y sin importantes centros educativos enfrentan mayores dificultades para ofrecer alternativas de mudanza, debido a los menores ingresos. Las oportunidades laborales, educativas y culturales son factores clave para la migración en esta etapa de la vida”.
“En el sur de Argentina, las tasas de emancipación son más altas, probablemente debido a la migración laboral en lugares como Vaca Muerta, en Neuquén, o Tierra del Fuego, donde los ingresos promedio son significativamente altos”, explicaron.
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