EXCLUSIVO: OSCAR CENTENO ESTUVO DETENIDO POR INTENTO DE HOMICIDIO Y DEBIÓ HACER TRATAMIENTO PSIQUIÁTRICO

Además, le comunicó al Programa de Protección de Testigos un incidente de salud que resultó ser una lastimadura hecha al rascarse la oreja.

Oscar Centeno es el chofer más famoso de la Argentina. Fue publicitado como el gran testigo, por sus registros minuciosos y detallados, de un presunto sistema de recaudación ilegal durante el gobierno kirchnerista. Sin embargo, su perfil real dista mucho del que vendieron los medios de comunicación, según consta en su legajo delPrograma de Protección de Testigos e Imputados. Estuvo internado en un psiquiátrico, acusado de homicidio, por tirarle una granada a su superior militar y lanzó una insólita alarma por un sangrado que se produjo él mismo al bañarse. Estos son algunos de los hitos que describen realmente al hombre que se convirtió en figura mediática.

El chofer de las fotocopias de los cuadernos ingresó al sistema el 3 de agosto de 2018, luego de que el entonces director Francisco Lagos se reuniera con el fallecido juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli. Su operador, el nexo entre Centeno y el Programa, fue Carlos Linsalata. Este policía de la Ciudad de Buenos Aires que también supo manejar el caso de Alejandro Vandenbroele, a quien el gobierno de Mauricio Macri, mediante el ministerio de Justicia de Germán Garavano, le puso un hotel boutique en Mendoza.

En su legajo, que pudo chequear El Destape, figuran episodios para nada conocidos de su historia. Uno de los más destacados ocurrió el 17 de agosto de 1989, durante su desempeño en las fuerzas militares. Al mezclar fármacos con vino, abrió fuego contra el personal y arrojó una granada a su superior, lo que lo llevó a estar internado en un psiquiátrico.

Puntualmente, el documento explicita que ingirió “Lexotanil y al mezclarlo circunstancialmente y desconociendo sus efectos con vino, en Boulogne en el Batallón de Arsenales 601, desempeñándose como cuartel con la Jerarquía de Sargento Ayudante, por lo que refieren en la causa iba a tomar a la guardia en reemplazo de un compañero sin dormir y con problemas personales y un Suboficial Mayor le recomienda tomar el psicofármaco antes mencionado”.

Centeno tomó guardia e ingirió “una copa de vino, empuñando el arma y abriendo fuego contra personal militar sin causar daños. Posteriormente, un Capitán le toma el armamento y le ordena darse un baño pero regresa arrojando una granada de mano origen español la cual, al impactar en una ventana, se rompe y no explota”. Por este episodio, consta en los documentos oficiales, “fue internado bajo tratamiento psiquiátrico”.

Los documentos a los que accedió El Destape especifican, en la evaluación psicológica que hizo el Programa de Protección de Testigos sobre su persona, que “en 1989 debió exponerse a evaluaciones psiquiátricas cuando fue acusado de intento de homicidio por haberle arrojado una granada a su superior”. Por el hecho, estuvo detenido durante tres años y dos meses.

En estricto off, una fuente que supo conocer de cerca al chofer aseguró a este medio que, al haber formado el cuerpo militar, tiene la costumbre de realizar anotaciones y ser minucioso pero no hay forma que por su personalidad, su forma de ser y los antecedentes extraños que tiene su expediente, haya podido armar lo que se conoce como “la causa de los cuadernos”.

A Centeno suelen sucederle cosas insólitas, sostuvo la fuente. Una de esas cosas insólitas fue la que le ocurrió el 13 de enero del año pasado. En una de las actas de su legajo se narra que, en una conversación para conocer el estado de salud del chofer – quien tiene presión alta -, “manifestó encontrarse bien, que el sangrado de su oído, según sus términos, fue el resultado de haberse lastimado, sin darse cuenta, con la uña de su dedo al bañarse”. O sea, comunicó un lastimado en su cabeza que resultó de hurgarse la oreja con el dedo. Para ello, “se había realizado las curaciones pertinentes y efectivamente se trataba de una lastimadura”.

Los episodios insólitos no escaparon al Programa. El 24 de agosto de 2018 se otorgaron $30.000 para solventar “eventuales gastos fúnebres” de la suegra de Centeno “que padece una enfermedad terminal”. Ésto no sería extraño si no fuera porque un día antes, el 23 de ese mes, el operador Carlos Linsalata y la esposa del chofer firmaron un documento en el que especificaron que la mujer “falleció a las 16:30”. O sea, no había muerto.

Relocalizaciones y viajes

En el legajo de Oscar Centeno figuran los distintos nombres supuestos que supo tener – identidades ficticias para ocultar la verdadera, también la recibió su pareja y una de los 11 hijos que tiene – y alteraciones físicas, como cambio de pelo, uso de anteojos y bigotes. En una primera instancia, como mostró El Destape, el chofer fue relocalizado a El Bolsón, una casa segura perdida en medio de las sierras y cuyo tanque de agua suele congelarse durante el invierno, lo cual complica las cosas. Allí, él se tomó una foto junto a un tótem, la cual ya es harto conocida.

Pero Centeno también pasó varios meses en una casa de Cañuelas, en Lincoln y tuvo varias relocalizaciones a Salta. Si bien él nació en Jujuy, se crió en “la linda” y esas relocalizaciones parecieron ser más unas vacaciones que otra cosa. Viajó el 22 de octubre de 2018, cuando también compró un televisor, un monitor de computadora y una antena de DirecTv; consta otro registro del 8 de marzo de 2019 por tan sólo un mes y otro más del 30 de septiembre al 15 de octubre. 

Estos viajes a la provincia norteña se dieron pese a que, según sus papeles oficiales, “considera amenazantes las provincias de Salta y Mendoza debido a que es conocido de gran cantidad de personas”. Y no sólo incluyeron gastos para su vivienda por al menos $138.000‬ y operativos, sólo en un viaje de dos semanas “los lobos” (personal del sistema penitenciario abocado a la custodia de protegidos) demandaron $68.880. Sin contar pasajes, o costos de ir en auto.

Los gastos, lejos de solventarlos él y su familia, fueron afrontados por el Ministerio de Justicia que se quejó por las rendiciones hechas por su esposa, a quien le aconsejó buscar un trabajo para cubrir las necesidades. El 20 de febrero del año pasado, y no fue la única vez, dicha cartera conversó con la señora “sobre las diferencias que se vinieron presentando en las rendiciones de gastos anteriores”, ya que normalmente no les alcanzaba la plata para llegar a fin de mes y “se le hizo saber que la situación de su pareja dentro del Programa no la imposibilita de obtener ingresos por sus propios medios para su subsistencia”. Básicamente, vivía del Estado y le exigía cada vez más.

Ante esta situación, a Centeno le dieron $10.000 para comprar materiales de tela, costura, reparación y mantenimiento de dos máquinas de coser y bordar para que haga “actividades seguras que mantengan sus niveles de ansiedad y estrés controlados”, así como no exponerse en público.

Pocos días después de comprar medicamentos Suero Antifídico Polivalente, que sirve contra el veneno de serpientes, por ejemplo, los cuadernos de Centeno resurgieron de las cenizas y aparecieron mágicamente, después de que él mismo haya declarado haberlos quemado.

(El Destape)

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