Feinmann y otres serían el ‘Cuchuflito’ del periodismo

La precandidata a vicepresidenta del Frente De Todxs, Cristina Fernández de Kirchner, apuntó este miércoles contra «el obsceno blindaje mediático que tienen Macri y Vidal» y advirtió que «como en otras tristes épocas, para entender lo que pasa en nuestro país y en la provincia de Buenos Aires hay que recurrir a la prensa internacional». A propósito, compartió una nota publicada en el diario español El País que habla sobre «la crisis del consumo» a raíz de la frase sobre productos de marca «Pindonga y Cuchuflito» mencionadas por la exmandataria.

El artículo, elaborado por el corresponsal en Buenos Aires de ese periódico, Enric González, menciona que «a partir de una frase pronunciada por Cristina Fernández Kirchner, ‘Pindonga’ y ‘Cuchuflito’ simbolizan la crisis del consumo, la pobreza, el orgullo nacional, la buena o mala calidad de los productos argentinos e incluso la buena o mala calidad de los candidatos. En las primarias del 11 de agosto empezará a verse a quién favorece el gran debate público sobre ‘Pindonga’ y ‘Cuchuflito’».

«Ciertamente, la caída del poder adquisitivo en al menos un 12% anual, a causa de la inflación y la recesión, ha propiciado una explosión de las segundas marcas, más baratas», agrega el texto.

En otro tramo, puede leerse que «los medios de comunicación antikirchneristas, muy numerosos, se lanzaron sobre el asunto. Dijeron, como el presentador televisivo Eduardo Feinman, que Cristina Fernández de Kirchner atacaba a las pequeñas empresas nacionales que intentaban hacerse con un lugar en el mercado (cosa solo parcialmente cierta: con bastante frecuencia los mismos grandes grupos producen las marcas caras y las baratas): ‘Pindonga’ y ‘Cuchuflito’ ‘son el resultado del esfuerzo diario de miles de argentinos que trabajan con pasión para sacar el país adelante’, afirmó Feinmann. El diario Clarín recordó con gran despliegue (tres páginas del diario) que ‘las marcas que degradó Cristina’ alcanzaban el 46% de las ventas en 2006 (ahora alcanzan el 36%), cuando gobernaba Néstor Kirchner. En 2002, el año del colapso económico que propició la llegada al poder de los Kirchner, copaban el 55% de las ventas».

El periodista concluye indicando que «el auge de las segundas marcas tiene, además, un efecto secundario: el auge de los sucedáneos. Por ejemplo, como subrayó Kirchner, la leche que no es leche, sino un ‘producto lácteo’ a base de leche, agua y otras materias, como proteínas de origen lácteo (usualmente utilizadas en la alimentación porcina), con un aporte alimenticio bastante inferior al del producto real. ‘El producto lácteo no reemplaza a la leche, sino que es una alternativa más económica para que el consumidor pueda satisfacer sus necesidades’, dijo al diario Infobae un representante de La Suipachense, una de las empresas que comercializan el ‘producto lácteo’. Situaciones similares se dan en yogures y quesos, especialmente el rallado».

(De LaGarcía)

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