El Gobierno anunció el 4 de octubre el cierre del centro de salud mental, considerado un modelo en la atención integral de pacientes con enfermedades mentales y adicciones. Pacientes y profesionales cuentan porqué el Bonaparte es considerado un hospital de referencia.
“Estuve en situación de calle por una problemática familiar, soy viudo por el suicidio de mi pareja. Había perdido todo, incluso a mi familia. Me fueron derivando a distintos centros de salud hasta que llegué acá y, hoy en día, después del tratamiento que hice, tengo un trabajo en blanco, una nueva pareja, alquilamos y tenemos unas vacaciones proyectadas en noviembre en avión. No queremos que cierren el hospital porque es muy importante para la salud pública y mental”, dice Nicolás, paciente del Hospital Nacional de Salud Mental “Lic. Laura Bonaparte”.
Nicolás estuvo internado en el hospital en dos oportunidades. El fin de semana se acercó al edificio de Combate de los Pozos 2133, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires, para protestar contra el cierre de la guardia y el servicio de internación que anunció el Gobierno nacional el viernes pasado. En el Bonaparte, referente en salud mental, consumo problemático y adicciones de Argentina –único en su tipo—, aún permanecen al menos unos cuarenta pacientes internados.
Juana, otra de las pacientes que no tiene más de 20 años, suma su testimonio: “Llegué por sufrir abuso sexual y violencia de género. Me atiendo en el hospital desde hace cuatro años. El equipo interdisciplinario me acompañó y me contuvo. Todavía estoy esperando el juicio”.
Las y los trabajadores del hospital decidieron tomar el edificio este fin de semana de manera pacífica, ocupar sus puestos de trabajo y permanecer en el centro de salud para impedir su cierre. Este 7 de octubre realizaron un abrazo simbólico para denunciar el cierre y el jueves habrá una movilización junto a las y los trabajadores de los hospitales Garrahan y Español que se encuentran en una situación similar.
Además, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó este lunes un habeas corpus para resguardar la atención de las personas que se atienden en el hospital. Según la presentación, la decisión del Ejecutivo “pone en grave riesgo de vulneración de derechos a las personas internadas en el mencionado centro de salud, pero también tiene un enorme impacto en los derechos de cientos de personas que reciben atención ambulatoria”.
El Gobierno negó el cierre y habla de “reestructuración”
El vocero presidencial Manuel Adorni, negó este mismo lunes que el Hospital Laura Bonaparte fuera a ser cerrado por el Gobierno nacional, pero reiteró varias veces el objetivo de “reestructurar” la salud pública que depende de Nación.
De acuerdo al funcionario, “hay un plan para hacer del Hospital Bonaparte un hospital más eficiente y más eficiente la salud”, al tiempo que aseguró que el Hospital “no se va a cerrar. De hecho, la guardia sigue atendiendo y los pacientes siguen con sus tratamientos”.
Según Adorni, “hace 15 días dije que iba a una reestructuración del Hospital porque se había detectado que había un desfasaje entre la cantidad de empleados y la cantidad de pacientes. Punto, se terminó, y se está avanzando con la reestructuración”, al tiempo que apuntó al “kirchnerismo”, al que acusó de llevar adelante “una campaña de marketing político para instalar durante las elecciones la campaña del miedo. Ahora le encontraron un latiguillo nuevo, que es que somos crueles. Que nos sigan diciendo crueles”, concluyó.
Miles de pacientes y atención integral
La medida del Ministerio de Salud que encabeza Mario Lugones, de hacerse efectiva, dejará a miles de pacientes como Nicolás –incluidos niños, niñas y adolescentes— sin tratamientos de salud mental, como también a diferentes poblaciones que sufren adicciones o consumos problemáticos, personas en situación de calle o que perdieron su obra social en los últimos tiempos. Según estiman en el Bonaparte, al menos unas 98.000 personas se atendieron en tratamientos asistenciales y se realizaron más de 15.000 consultas en los dispositivos de Abordaje Territorial solo en lo que va de 2024.
Lo que caracteriza al Bonaparte es que el abordaje de la salud mental es integral, por eso su oferta es mucho más amplia. Allí hay Demanda Espontánea, consultorios externos, hospital de día, cuidado en la urgencia, internación, guardia interdisciplinaria, servicios de salud integral (medicina general, clínica médica, obstetricia, laboratorio, farmacia, kinesiología, odontología, diagnóstico por imágenes y nutrición) y también mantiene un servicio dedicado a niñas, niños y adolescentes.
El hospital lleva el nombre de Laura Bonaparte, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, desde 2016. Bonaparte, quien sufrió la desaparición de sus tres hijos, su esposo, sus dos yernos y su nuera, fue psicóloga, psicoanalista y militante de la salud.
Cecilia Karaguezian es médica generalista y jefa del servicio de Clínica Médica y Medicina General. Dice que en el hospital se trabaja de manera articulada con atención ambulatoria con pacientes que llegan desde consultorios externos, por hospital de día, por atención a la demanda espontánea, por guardia médica y por aquellos que se encuentran internados por salud mental: “Nuestro servicio incluye prácticas de cuidados a pacientes que están internados como controles clínicos, evaluaciones cardiológicas, controles de laboratorio. También funciona como un servicio abierto a la comunidad y, al ser especializado en un salud mental, amplifica la oferta tanto a pacientes usuarios como a pacientes que no son de la comunidad y que vienen de prestaciones de salud mental como salud sexual, interrupción voluntaria del embarazo, controles periódicos de salud o de controles de cáncer de cuello de útero”.
Todas estas prácticas, refiere Karaguezian, se enmarcan dentro del cuidado integral de las personas con padecimientos de Salud Mental.
Luciana Ribas es trabajadora social y coordina la residencia interdisciplinaria de Salud Mental. Entre la sorpresa y la indignación por la medida dice que la relevancia que tiene el Bonaparte se dio “con la promulgación de la Ley de Salud Mental de 2010 y después con la intervención del hospital, del CeNaReSo (Centro Nacional de Reeducación Social) que se produjo en 2012, cuando se empezó a pensar en elHospital como una red. Esto dio origen a una nueva lógica de salud mental con perspectiva de atención interdisciplinaria”.
Ribas consideró que el trabajo del centro de salud abarca la labor con la comunidad, para fortalecer a las personas en su autonomía y en el desarrollo de los tratamientos de manera ambulatoria. “Eso no se está mencionando en ningún lado y es un grupo enorme de gente que viene al hospital desde la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, como de otros lugares del país. Por eso el hospital es una referencia nacional y se abrió a las distintas jurisdicciones. Este hospital ha sido referencia además para otros centros en las provincias o en los municipios donde pensar la política pública en términos de salud mental durante la última década”.
En el Bonaparte también funciona un 0800 como dispositivo de Orientación y Apoyo en la Urgencia de la Salud Mental, un área de abordaje territorial (Zavaleta, La Cárcova, Fátima, Floreal, Villa Fiorito, entre otros barrios de CABA y Provincia de Buenos Aires), el Centro Cultural Laura Bonaparte, el área de docencia, capacitación e investigación, el RISAM (con especialización en Salud Comunitaria), las redes de Telesalud y Programa de Fortalecimiento Asistencial, además de talleres socioproductivos y un jardín. El hospital cuenta además con una de las pocas farmacias hospitalarias habilitadas del país, que entrega medicación gratuita a todos los usuarios.
Nicolás Oliva es médico psiquiatra y trabaja en el área de formación del hospital. La voz entrecortada, en medio de la angustia y el dolor narró: “El viernes nos enteramos que el ministro de Salud, a través de un secretario, envió la orden a nuestro director de no ingresar nuevos pacientes a la sala de internación. Tenemos dos salas con 60 camas en total pero por una cuestión edilicia tenemos 40 ocupadas. En ese mismo momento se cerró la guardia del hospital porque si recibíamos una urgencia con requerimiento de internación no lo podíamos tomar.”. En ese sentido, Oliva manifestó que no solo se trata de su propio trabajo: “Esta labor implica para muchos de nosotros un verdadero proyecto de vida”.
Salarios por debajo de la línea de pobreza
El Ministerio de Salud de la Nación afirmó que “no hay marcha atrás” en la decisión y citó una “bajísima productividad” del hospital: con 612 empleados y un promedio de 16 internados en un espacio que cuenta con 50 camas, y que la demanda de atención está cubierta por otras instituciones.
Los trabajadores y trabajadores desmienten estas cifras. En cambio, mencionan que durante la primera mitad del año, el 0800-999-0091 de orientación y apoyo a la salud mental dio respuestas a 9.000 consultas telefónicas, en el Servicio dedicado a infancias y adolescencias se atendieron a más de 4.000 personas, a las que se suman otras 7.000 de la guardia. En lo que va de 2024, los equipos interdisciplinarios externos recibieron 18.200 consultas, 9.300 en el hospital de día y el Departamento de Salud Integral atendió 15.000 consultas de medicina integral, laboratorio, diagnóstico por imágenes, odontología, kinesiología y nutrición. En el centro cultural del hospital, además, concurren personas de la comunidad a talleres abiertos de escritura, danza, cerámica, percusión, arte, radio, entre otras actividades que se proponen todas las semanas. Se brindan más de 50 talleres terapéuticos a los usuarios del hospital.
Mariana Bermejo suspira después de una larga jornada que hicieron con actividades de apoyo el sábado. Dice que es “desoladora” esta medida. Es trabajadora social y se desempeña en el Servicio del Hospital de Día. Fue de la primera camada de residentes del hospital, que hace 10 años que está contratada y que trabajan en condiciones precarias: “Tengo compañeras y compañeros que llevan treinta años de trabajo y son contratados anuales. Sin embargo, desde enero de este año sufrimos renovaciones de contratos cada tres meses, con la angustia de no saber si vamos a tener trabajo al mes siguiente. Por eso nos indigna que nadie nos explicó qué justifica este cierre y el Ministerio de Salud sacó un comunicado que se estaba encargando de la derivación de los pacientes hacia otros centros y esto es mentira porque es muy difícil conseguir turnos en cualquier efector, ya sea púbico o privado de la Ciudad. También, al ser un cierre intempestivo, no permite que los equipos interdisciplinarios podamos trabajar en una derivación. Es una mentira más de este gobierno. Este hospital representa para muchos de nosotros nuestra fuente de trabajo, en algunos casos la única. Es un ejemplo del ejercicio del cuidado de la salud mental de manera respetuosa, integral, amorosa. Es el lugar donde todos los profesionales de la salud mental quisieran trabajar y es un centro de salud que debería replicarse en su modelo, no eliminarlo. Para los pacientes es perder uno de los pocos lugares donde son alojados y escuchados, sin ser juzgados, con un trabajo de abordaje integral”.
El presupuesto anual del hospital es de 17.000.000 de pesos, que van para los sueldos mínimos que cobran las y los trabajadores. La mayor parte está bajo el índice de pobreza. Este año se recibió un aumento del 10 por ciento, cuando la inflación alcanza casi el 95 por ciento. Se despidió a más de 35 trabajadores y renunciaron más de 25 por la precarización salarial. Los contratos son trimestrales desde inicio del año generando incertidumbre en todos los trabajadores.
El hospital, además de su trabajo con la comunidad, realiza capacitaciones y distintas actividades formativas a nivel nacional. Este año, de hecho, se formaron más de 40.000 personas en temáticas de salud, claves para mejorar las prácticas, de todas las provincias del país. Alicia Stolkiner es psicóloga, profesora e investigadora. Se dedicó especialmente a la salud colectiva y salud mental. Es una de las máximas referentes del área en el país.
El sábado por la tarde, desde la puerta del hospital, en medio de las actividades, explicó: “Los profesionales de este hospital tienen una responsabilidad de docencia y capacitación para todo el territorio nacional. Este es un hospital de referencia nacional para salud mental, consumo problemático y adicciones. El hospital además tiene internación, trabajo territorial, intervención en los barrios para prevenir situaciones y una labor con personas de situación de calle. De hecho, desde que asumió Jorge Macri, porque esa fue su respuesta, todas las personas en situación de calle van al hospital psiquiátrico. Por eso es imposible que quieran derivar pacientes: la única sala que queda está en el Posadas o en la Colonia Montes de Oca que son nacionales. Pero todos los demás como el Borda, el Moyano o el Alvear se encuentran saturados. Yo quisiera saber qué significa que un hospital de estas características tenga ‘bajo rendimiento’ y cuánto tiempo de trabajo humano necesitan para sostener, contener y acompañar un proceso de recuperación o de rescate un niño o niña en la pubertad con consumo permanente de inhalantes. En este tipo de hospitales lo fundamental es el trabajo humano que implica el establecimiento de vínculos y cuidados”.
ElDiarioAR