INQUIETA EL IMPACTO DEL CONFLICTO RUSIA-UCRANIA EN EL SECTOR ENERGÉTICO LOCAL

En virtud de su posición austral y periférica, la Argentina se siente a salvo del alcance bélico de los acontecimientos entre rusos y ucranianos. Sin embargo, el conflicto impactará de lleno en la industria energética y, por ende, en la economía nacional.

Parece mentira que hace apenas dos años, en el arranque de la pandemia, el precio internacional del petróleo haya descendido a niveles récord, incluso a valores negativos, y que hoy oscile en torno a los 100 dólares por barril, una cifra que algunos gurúes consideraban imposible de volver a alcanzar. Esto es, en efecto, lo que viene aconteciendo en función del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, considerado por diversos analistas como el inicio de la Tercera Guerra Mundial. 

La invasión rusa hizo que el Brent (de referencia en Europa) llegara a los u$s 103 por barril, su mayor costo desde septiembre de 2014. En paralelo, por supuesto, subieron las cotizaciones de los contratos petroleros a futuro y la tasación del gas natural.

Este escenario significa, al mismo tiempo, una mala y una buena noticia para la Argentina. Lo negativo es obvio: pese al impulso de Vaca Muerta, el país aún se ve obligado a importar energía (el año pasado el déficit de la balanza sectorial se situó en u$s 628 millones). Todo indica, por lo tanto, que esta temporada deberá afrontar un rojo comercial más abultado. 

No hace falta aclarar lo que una mayor salida de dólares representa para la alicaída economía nacional. Esto se dará, adicionalmente, en un marco signado por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la discusión sobre la reducción de los subsidios en las facturas energéticas. 

No obstante, el encarecimiento de los hidrocarburos también puede funcionar como un incentivo para las inversiones exploratorias y de infraestructura que la industria local de Oil & Gas necesita. En ese sentido, a las certezas que aportan las reservas no convencionales, sobre todo en la Cuenca Neuquina, deben sumarse las buenas perspectivas que suscitan los recursos a desarrollar en el Mar Argentino.

El incremento del precio de los hidrocarburos, en definitiva, genera inquietud en lo inmediato, pero expectativas en el mediano plazo.

Iniciativa clave

No se pueden entender las tensiones entre Rusia y Ucrania sin hacer referencia al Nord Stream 2, un gasoducto submarino de 1.230 kilómetros que une las costas rusas del Mar Báltico con Alemania. Con un trazado paralelo al del Nord Stream 1, este emprendimiento duplicará la capacidad de su antecesor sin pasar por Ucrania: permitirá transportar hasta 110.000 millones de metros cúbicos (m3) anuales.

La iniciativa, que actualmente se encuentra construida, pero a la espera de autorización operativa, es opuesta tanto a los intereses económicos de Estados Unidos (uno de los principales proveedores energéticos de Europa) como a los criterios de soberanía de Ucrania.

Dependencia europea

Dependiente del petróleo y el gas que importa desde otras regiones, la Unión Europea (UE) viene de sobrellevar una fuerte crisis energética durante los dos últimos inviernos boreales. Para cubrir su demanda interna, de hecho, los europeos tuvieron que recurrir al costoso gas natural licuado (GNL) que le aportó Estados Unidos.

Justamente por razones económicas, buena parte de la UE ve con buenas ojos reemplazar la dependencia energética norteamericana por la rusa. El devenir del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania determinará si ese cambio se materializa o no.

Revista Petroquímica.

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