La definición de las fechas electorales bonaerenses pone en jaque la relación entre ambos. Las PASO y el efecto Milei marcan la estrategia. ¿Qué le conviene al gobernador?
Axel Kicillof tiene una carta fuerte en las negociaciones para definir la estrategia electoral del peronismo en la provincia de Buenos Aires. El gobernador tiene por ley la facultad de fijar la fecha de las elecciones provinciales. Puede convocarlas para el mismo día que las nacionales o, en contra de la voluntad explícita de Cristina Kirchner, desdoblar y citarlas para otra fecha, una posibilidad que cobra fuerza en La Plata y que podría hacer volar por los aires la unidad precaria que mantiene la existencia de Unión por la Patria (UP). ¿Se puede romper?
El dilema de Kicillof es hasta dónde tensar la relación con Cristina, si pretende ser el candidato del kirchnerismo en 2027. En el entorno más cercano del gobernador dicen que la decisión no se tomó, que se están analizando todas las posibilidades, sopesando pros y contras. En un segundo círculo, blanquean que empujan la opción de un desdoblamiento, en un intento por escindir la estrategia provincial de la nacional, es decir, de construir un plan electoral autónomo, desligado del que encabece Cristina, si finalmente se postula como primera candidata a diputada. ¿Será sólo un tironeo para mejorar los términos de la negociación?
En buena medida, la decisión está condicionada por lo que ocurra con las PASO nacionales. Si, como parece hoy, el Congreso no reúne mayoría para eliminarlas, el gobernador se queda casi sin margen para desdoblar, porque por ley las PASO provinciales deben hacerse el mismo día que las nacionales. Podría desenganchar solo las elecciones generales, pero la estrategia de hacer dos campañas diferentes quedaría dañada. En La Plata hay quienes estudian la posibilidad de plantear la inconstitucionalidad de la ley de PASO provincial, para no perder la única carta fuerte que tiene el gobernador en la negociación interna. Cristina también está en una encerrona. Ella y Sergio Massa, tercera pata de UP, coinciden en que las PASO benefician al oficialismo, porque es una instancia que hasta ahora sirvió para orientar el voto estratégico antiperonista en las generales. Si pone los votos para eliminar las PASO, fortalece la posición de Kicillof en la pulseada interna. Si las mantiene, reduce sus posibilidades de ganarle al candidato de Milei.
Con la introducción de la boleta única para los cargos nacionales, se prohibió la simultaneidad, es decir que candidatos nacionales, provinciales y municipales vayan en una misma boleta. Las dos opciones que quedan son elecciones desdobladas, en fechas diferentes, o concurrentes, el mismo día pero con sistemas de votación y urnas distintas, lo que elimina el efecto arrastre de la boleta partidaria. La idea de Cristina y de Massa es optar por comicios concurrentes y unificar la campaña electoral, para procurar que, incluso con boletas separadas, se produzca cierto efecto arrastre. En ese escenario, la campaña sería diseñada como un duelo entre Cristina y Milei. ¿Y Kicillof?
El vínculo entre la expresidenta y su exministro de Economía se deterioró al límite esta semana, a partir del faltazo del gobernador al acto de asunción de Cristina como presidenta del PJ, el miércoles. Sin nombrarlo, ella lo trató de “peronista tardío”. Las tensiones habían aflorado dos días antes en el encuentro del PJ bonaerense que, por invitación de Máximo Kirchner, compartieron en Moreno. Delante de más de treinta dirigentes, la expresidenta intentó ordenar su espacio en vivo. Le recordó a Kicillof que lo había apoyado en momentos determinantes de su carrera y lo exhortó a descartar la opción del desdoblamiento. Argumentó que la elección en la provincia debe ser el epicentro de la batalla contra Javier Milei, que hay que unificar la campaña y discutir un modelo de país que tiene como principal afectado al cordón industrial del Gran Buenos Aires. “Si querés plebiscitar la gestión provincial, vas a tener todos los días un móvil de TN en un localidad del conurbano, en una provincia desfinanciada”, le advirtió.
“El Cuervo” Andrés Larroque, exsecretario general de La Cámpora y ministro de Desarrollo de la Comunidad provincial, le respondió en la cara a Cristina, sobre el final del encuentro. Le dijo que lo que le reclamaban era que apoyara a Kicillof ahora. “No puede haber emboscadas, no puede haber convocatorias a las patadas, no puede haber chiquilinadas. La salida tiene que ver con que todos los sectores del espacio den cuenta de lo que significa hoy Axel Kicillof en la Argentina. Si le vamos a faltar el respeto, si lo vamos a devaluar, estamos trabajando para nuestro enemigo”, declaró el funcionario bonaerense anteayer, en C5N. El gobernador no respondió en Moreno y después del acto de asunción de Cristina en el PJ apenas publicó un tuit protocolar. La relación está rota.
¿Por qué querría desdoblar Kicillof? Hay razones confesables. La primera: dirigentes que trabajan para la candidatura presidencial del gobernador sostienen que la valoración social de la gestión provincial permitiría obtener un buen resultado, si la campaña se plantea como la necesidad de darle un voto de confianza a Kicillof ante los embates que sufre la provincia de parte del Gobierno nacional. Ese esquema, dicen, garantizaría sostener la mayoría en la Legislatura y en los concejos deliberantes, dado que La Libertad Avanza (LLA) no tiene presencia ni candidatos taquilleros en los territorios. Esos mismos dirigentes afirman que si, en cambio, la campaña se nacionaliza, con Karina Milei o José Luis Espert como primer candidato a diputado nacional por el oficialismo, Milei podría tener un buen desempeño electoral, con un efecto arrastre que afectaría las categorías provinciales y municipales. Esgrimen que el desdoblamiento es un pedido de los intendentes y cuentan que hace tres semanas, en una reunión en La Plata, el gobernador recibió un pedido de más de 40 jefes comunales de UP para avanzar en esa dirección. “El negocio de Milei y de Cristina es la concurrente. No podemos convalidar eso”, dice un funcionario bonaerense.
La segunda razón: las elecciones concurrentes representan, por la dificultad de su organización, un alto riesgo de papelón, como el que ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires en las PASO de 2023. En esa ocasión, había una dificultad adicional: el voto electrónico para las categorías locales, lo que generó demoras y filas interminables en la puerta de las escuelas. La advertencia la oyó el mes pasado Javier Rehl, subsecretario Parlamentario y Electoral, funcionario del ministro de Gobierno, Carlos Bianco, en una reunión con el exdirector nacional electoral Alejandro Tullio, actual director de Asuntos Institucionales de Correo Argentino. El encuentro fue convocado por el juez federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla, autoridad electoral. “La concurrente es muy difícil para el elector”, les advirtió Tullio. En la vereda de enfrente responden que la provincia nunca hizo elecciones desdobladas, por lo que las dificultades podrían ser mayores si se avanza por ese camino.
La tercera razón, que reconocen algunos dirigentes que trabajan para que Kicillof sea presidente en 2027, es menos confesable. El gobernador necesita que las elecciones de 2025 lo ubiquen en la carrera de largada para la pelea presidencial. “Lo que no podemos entregar de manera sustantiva es quién encabeza la estrategia electoral en la provincia de Buenos Aires. No se puede definir en el Instituto Patria, con Máximo diciéndo qué lugares te tocan. En la concurrente la centralidad la tiene Cristina y Axel queda corrido”, dice un ministro de Kicillof, y reconoce que empezaron a sobrevolar los fantasmas de una ruptura con Cristina. En el círculo más cercano al gobernador lo niegan. Si ese escenario se produjera, Kicillof podría recurrir al sello del Frente Grande, en manos de Mario Secco, intendente de Ensenada, leal al gobernador.
Cenital