LA INFLACIÓN POR ASCENSOR, ¿LOS SALARIOS POR LA ESCALERA?

¿Cómo vienen los salarios en 2021?

Consumado el primer semestre, junto con la mayoría de las paritarias, resulta un buen momento para analizar qué está sucediendo con los salarios. Pero para eso, primero tenemos que recapitular un poco. En septiembre del 2020 el gobierno presentó el presupuesto para este año, donde se plasmaron las proyecciones de las variables macroeconómicas más relevantes; en particular, la inflación estimada fue del 29% (para fines de 2021). Luego, en noviembre, Guzmán afirmó que uno de los objetivos contenidos dentro de dichas proyecciones era que los salarios crecieran 4 puntos por encima de la inflación, lo que implicaba aumentos salariales en torno al 32%.

El hecho de que el gobierno instalara como uno de los principales objetivos que se recuperara el poder adquisitivo tenía bastante lógica, dado que los ingresos de los trabajadores venían de reducirse más del 15% en términos reales entre 2015 y 2019, y la dinámica en 2020, afectada por la crisis que trajo la pandemia, mantuvo la misma tendencia.

Evolución de la remuneración de los trabajadores estables (RIPTE) en términos reales 

Fuente: Elaboración propia en base a SIPA.

Las paritarias cerradas durante los primeros meses del 2021 se alinearon con dicha pauta: el gremio bancario acordó un 29%, la paritaria nacional docente cerró en 34,5%, el sindicato de Luz y Fuerza en 29,5% y el automotriz un 29%.

Para poner en contexto tanto la meta inflacionaria del gobierno como los acuerdos paritarios, es dable recordar que, si bien la inflación ya había comenzado a dar algunas señales de aceleración para fines de 2020, su tendencia en términos anuales había mostrado una sistemática reducción a lo largo de todo el año y había terminado en un nivel significativamente más bajo comparado con fines de 2019 (36,2% vs 53,8%).

Sin embargo, a medida que transcurrían los primeros meses del año y la inflación no solo no daba señales de aminorar, sino que se mantenía en niveles sumamente elevados (promediando el 4% mensual), cada vez resultaba más improbable la meta fijada por el gobierno y eso se empezó a reflejar en las negociaciones salariales. A partir de abril, el sector cárnico acordó un incremento del 30% anual, el del comercio del 32%, textil del 33%, metalúrgicos el 35% y la construcción el 36%. El primer indicio oficial de que el gobierno daba por trunca la meta inflacionaria se vio en los primeros días de mayo, cuando el incremento del salario mínimo vital y móvil se fijó en 35% anual. Unos días más tarde, la paritaria de los estatales nacionales acordaría la misma cifra. La estocada final vendría de la mano de los aumentos otorgados por el Congreso, PAMI y ANSES, que fueron del 40%, 43% y del 45,5%, respectivamente. La señal fue captada por el sindicato de camioneros, que en los últimos días cerró un incremento del 45% anual.

En suma, lo que se observó durante el primer semestre del año es que a medida que la inflación se aceleraba, las distintas paritarias que iban teniendo lugar se ajustaban al alza en sintonía con la nueva nominalidad, como refleja el gráfico a continuación.

Evolución de las principales paritarias durante 2021 (en % anual)

Fuente: Elaboración propia.

Si bien la tendencia al alza es clara, hay algunas cuestiones que son necesarias aclarar. En primer lugar, las negociaciones paritarias cuentan con unas cláusulas que muchas veces llevan a que el incremento real termine siendo muy distinto del anunciado. Por ejemplo, la cantidad de cuotas en las que se distribuyen los aumentos, la inclusión de sumas no remunerativas, incrementos distintos en función de las escalas, y la más importante en la actualidad: las cláusulas de revisión. Esto significa que luego de un determinado tiempo, los sindicatos pueden reabrir la negociación si la inflación transcurrida fue mayor a la proyectada. Esto es precisamente lo que está haciendo el sector bancario por estos días.

Por ahora, los datos disponibles muestran que el salario promedio en términos reales logró una mejora del 2,4% en el acumulado de los primeros cuatro meses del año. De todas maneras, esto se ve matizado por una cuestión estacional, dado que, por lo general, los primeros meses del año contienen los principales tramos de aumento de los acuerdos salariales, haciendo que sean meses de recuperación. El cuadro a continuación muestra que en los primeros trimestres de los últimos años el salario le ganó a la inflación, pero luego terminó perdiendo.

Evolución del RIPTE en términos reales (% trimestral)

Fuente: Instituto de Trabajo y Economía (ITE).

¿Eso significa que de nuevo este año los salarios van a perder contra la inflación? No necesariamente. Esto va a depender de lo que suceda con los salarios en la segunda mitad del año (sobre todo habrá que ver si se activan las cláusulas de revisión de las paritarias que quedaron rezagadas) y con los precios, donde resulta clave que la inflación desacelere significativamente (si bien el dato reciente de mayo fue positivo porque mostró una reducción respecto de la dinámica que mostraron los meses anteriores, todavía se ubica en 48,8% anual).

¿No hay riesgo de que los aumentos salariales se trasladen a los precios? En principio, el riesgo es bajo. Este año el PBI va a expandirse (técnicamente, va a recuperar parte de la caída del año pasado), con lo cual eso debería neutralizar el aumento de los costos, evitando que las empresas lo trasladen a los precios. Sumado a eso, como mostramos acá, la dinámica inflacionaria actual tiene un componente transitorio vinculado al aumento de los precios internacionales de los commodities (los otros dos componentes son el salario y el tipo de cambio). Dicho componente no solo es probable que se revierta -de hecho, parece que ya lo está haciendo- sino que además permite que el tipo de cambio pueda ubicarse por debajo de los precios (dado el excedente de divisas por el aumento de las exportaciones), funcionando como ancla nominal y ayudando a la mejora del salario real. La clave para que esta estrategia no ponga en jaque la estabilidad cambiaria es que sea algo transitorio y que no se profundice en el tiempo.

En definitiva, el gobierno mantiene el objetivo de lograr que el poder adquisitivo de los salarios mejore este año, pero al mismo tiempo eso implicó reconocer que la dinámica inflacionaria de este año probablemente se ubique bastante por encima de la meta fijada.

¿Más economía?

Va el resumen del panorama económico, a partir de los datos que salieron durante la última semana: la inflación en mayo se redujo respecto del mes pasado, pero se mantiene en niveles elevados. Un comportamiento muy similar se observó en los precios mayoristas y en los de la construcción. Por su parte, los salarios (de abril) volvieron a ganarle a la inflación y mantienen el repunte. No obstante, por ahora esto no se ve reflejado en las ventas minoristas, que afectadas por la segunda ola de contagios volvieron a contraerse en mayo. La nota completa la podés leer acá.

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Juan Manuel Telechea – Cenital.com

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