Javier Milei mostró su dualidad en Davos con un discurso encendido en el momento de “micrófono abierto” el Foro Económico Mundial, cuando disertó por poco menos de media hora y dejó una serie de definiciones contra la agenda “woke” a la que abona también el hombre del momento: Donald Trump.
Milei llegó a Suiza justamente tras pasar por la asunción de Trump, que rompió con la tradición e invitó a jefes de Estado a su investidura. Eso hizo que Milei llegara a los Alpes con una particularidad: era el mandatario que había ya tenido contacto directo con el Republicano en un momento donde hay más preguntas que respuestas sobre el impacto de sus medidas.
Bajo ese escenario, la expectativa por ver qué decía Milei se había instalado, aunque su presencia no logró llenar el Congress Hall del centro de Congresos de Davos. Y el mandatario argentino usó ese espacio para apuntar contra las medidas de inclusión y de género bajo la idea de que, lo que para un sector de la sociedad son derechos que se reconocen y se amplían, para otros, los anti-woke, son distorsiones a supuestos valores tradicionales que generan distorsiones de mercado y costo fiscal.
En el sector privado y político hay espacios donde adhieren a esa lectura, lo que puede generar simpatías y eventualmente algún aporte económico. La titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, dijo sobre el final del Foro que los que más ganan son los que comercian con todos, amigos y no tanto. Y Milei en ese punto dio señales de pragmatismo.
Con los inversores y en la entrevista con Bloomberg, el discurso fue netamente económico, destacando las medidas tomadas y la baja del déficit, de la inflación, el horizonte para la salida del cepo y la negociación con el FMI. Al hablar de China, previo a un viaje que incluye mantener el swap, Milei dejó atrás los ataques al “comunismo”. “A veces uno tiene que aprender. Si no aprendo, perjudico a los argentinos”. Quizás sea solo que la necesidad tiene cara de hereje.
El Cronista
