LAS VENTAS EN SUPERMERCADOS CAYERON UN 7,3% EN JUNIO: UNA CRISIS DE CONSUMO QUE DESAFÍA A LA GESTIÓN MILEI

La política económica del gobierno libertario, con Luis Caputo al frente como responsable, sigue sin mostrar resultados concretos en términos de recuperación del consumo. A pesar de los incrementos a precios corrientes, la inflación erosiona la capacidad de compra, afectando especialmente a los sectores más vulnerables.

En junio de 2024, las ventas en supermercados registraron una caída del 7,3% interanual a precios constantes (es decir una caída real), según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Este desplome en las ventas refleja la crisis del consumo que atraviesa el país, que sigue sin encontrar alivio en las políticas económicas implementadas por el gobierno de Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo.

El acumulado del primer semestre del año muestra una disminución del 11,6% en términos reales, evidenciando que las medidas de ajuste y liberalización económica no están logrando revertir el deterioro del poder adquisitivo de los argentinos. Pese a las promesas de estabilización y crecimiento, los hogares enfrentan una realidad marcada por la inflación galopante y la contracción del consumo.

El índice desestacionalizado de junio muestra una variación cercana a cero respecto a mayo, lo que sugiere que, si bien las ventas dejaron de caer a un ritmo acelerado, no se ha producido ninguna recuperación significativa. A esto se suma una caída del 0,3% en el índice tendencia-ciclo, lo que apunta a una contracción persistente del consumo, un claro indicador del fracaso de las políticas que priorizan el ajuste fiscal por sobre la reactivación del mercado interno.

A precios corrientes, las ventas en supermercados sumaron 1.534.137,9 millones de pesos, lo que implica un incremento nominal del 260,3% respecto al mismo mes del año pasado. Sin embargo, esta cifra está lejos de ser un signo de recuperación, ya que refleja principalmente el impacto de la inflación, que ha disparado los precios de los bienes básicos. Mientras el Gobierno celebra el crecimiento de las cifras nominales, el ajuste hunde aún más a las familias en la pobreza.

Los mayores aumentos en términos nominales se registraron en productos esenciales como artículos de limpieza y perfumería (301,2%) y lácteos (283,9%). Sin embargo, estos incrementos no representan un mayor consumo, sino que son producto de la fuerte suba de precios que golpea con mayor crudeza a los sectores más vulnerables de la población. En un contexto en el que las políticas económicas de Milei han impulsado la dolarización parcial y una desregulación agresiva de los mercados, el costo de los alimentos se ha vuelto prohibitivo para muchos hogares.

Al observar rubros esenciales como carnes (252,7%) y bebidas (227,3%), queda claro que el alza de los precios está poniendo en jaque la capacidad de los consumidores para acceder a productos básicos.

Familias endeudas hasta para comprar alimentos

En este contexto, el financiamiento se ha vuelto una tabla de salvación precaria para muchas familias que, ante la caída de sus ingresos reales, recurren cada vez más a las tarjetas de crédito. En junio de 2024, el 43,7% de las ventas en supermercados fueron abonadas con tarjetas de crédito, con un aumento interanual del 331,7%. Esto, lejos de ser una señal de robustez en el consumo, refleja la creciente dependencia de las familias en el endeudamiento para cubrir necesidades básicas. Las ventas en efectivo, por otro lado, representaron solo el 17,3% del total. Las ventas con tarjetas de débito también crecieron un 245,5% interanual.

La distribución de las ventas a nivel regional también muestra disparidades importantes, que en muchos casos reflejan las diferencias en las condiciones económicas locales. Santa Fe lidera el crecimiento nominal con un aumento del 289,6%, seguida por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (278,2%) y Neuquén (274,6%).

Además, la concentración del mercado en los grandes supermercados ha contribuido a profundizar la desigualdad. Los supermercados con superficies mayores a 100.000 metros cuadrados concentraron el 85,7% de las ventas totales, dejando una porción mínima a los pequeños y medianos comerciantes, que siguen siendo golpeados por la competencia desleal de las grandes cadenas y las políticas de liberalización que favorecen la concentración económica.

A pesar de los discursos optimistas del gobierno, las perspectivas para el sector no son alentadoras. El 64,4% de las empresas consultadas por el INDEC espera que las ventas se mantengan estables en los próximos meses, lo que no es ninguna señal de recuperación sino de una resignación a la persistencia de la crisis. Un 18,6% teme una caída adicional en las ventas, lo que refleja la incertidumbre que predomina en el sector minorista.

El costo de los alimentos y los productos básicos sigue subiendo, impulsado por la política monetaria del gobierno, que prioriza el ajuste y la liberalización por sobre las medidas que podrían incentivar el consumo interno. Con una inflación incontrolable y salarios que no logran recuperar el terreno perdido, el panorama económico para los próximos meses se presenta cada vez más sombrío para las familias argentinas.

JJD/ElDiarioAR