“Estamos muy desmoralizados”, advierten. “Dan ganas de dejarlo todo”.
“Estamos desolados e indignados”, resume Gabriel Heras, médico de UCI en un hospital de la Comunidad de Madrid y autor de En primera línea (Península). Así se refiere el intensivista a lo que siente cuando ve imágenes como la de la manifestación antimascarillas de este domingo en Madrid. “Traía yo a los de las manifestaciones a mi hospital”, comenta Heras por teléfono, mientras sale de una guardia de 24 horas.
“No podemos entenderlo”, confiesa ante la idea de que hace sólo un par de días se manifestaran unas 3.000 personas en la plaza de Colón para pedir “libertad”, protestando contra las mascarillas y la vacuna y cuestionando la misma existencia del coronavirus. “No puede ser. La indignación que tenemos los profesionales sanitarios es indescriptible. Yo invitaría a todas esas personas a que vinieran a las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) para ver en decúbito prono, bocabajo, a un paciente de Covid”, explica Heras, que recuerda que muchos pacientes permanecen durante meses en la UCI, y su rehabilitación, si llegan a ella, no es nada sencilla.
La indignación que tenemos los profesionales sanitarios es indescriptible
“Da mucho coraje y mucha rabia. La sensación de los sanitarios es de una impotencia brutal”, prosigue. “Si antes de la pandemia el 50% del personal estaba quemado por las condiciones de trabajo, imagínate ahora”, señala el intensivista. “Estamos muy desmoralizados, porque por un lado ahora tenemos la experiencia en el manejo de los pacientes, pero por otro lado veo que no hemos aprendido la lección. Si antes hablábamos de la importancia del bien común y del sacrificio, ahora se demuestra que no hemos aprendido nada”, critica.
Gabriel Heras advierte además de que la reunión de centenares de personas sin mascarilla y sin guardar la distancia de seguridad puede tener consecuencias: “Veremos qué pasa dentro de dos semanas”, alerta el médico, en referencia a los posibles contagios entre asistentes. “Quizás ahora hay un pico de casos en Madrid por esta manifestación”, advierte. “Entiendo a la gente que dice en redes que no habría que atender a estos señores en el hospital. Obviamente, nosotros les atenderemos porque es nuestra obligación, pero ojalá se pagaran ellos los cuidados”, sugiere. Algo que, aparentemente, no va a ocurrir.
Heras se siente “como si fuera portero de fútbol y todo el rato te estuvieran tirando penaltis”, ilustra. “Agotaría a cualquiera”, afirma. En cuanto a la manifestación convocada este domingo, al médico le “molesta profundamente” el caso de quienes, “teniendo influencia en redes sociales”, se dedican a alentar estas protestas, como el cantante Miguel Bosé. “Podrían utilizar su influencia para hacer el bien y, en cambio, lo que hacen es tirar por tierra el trabajo de miles de profesionales sanitarios”, critica. “No sé ni cómo decirlo, es algo incalificable”, apunta Heras. “La sensación es muy, muy amarga”, describe.
“Ni la más fuerte de las vocaciones aguanta esta situación”
“Así nos va a la especie humana”, se resigna Heras. “Es normal que haya brotes durante el desconfinamiento; lo que no se puede hacer es provocarlos”, añade el médico. “Muchos sanitarios dirán ahora: ‘Que venga Rita a ver a los pacientes’. Ni la más fuerte de las vocaciones aguanta esta situación”, sostiene.
Gabriel Heras tampoco entiende “que esté permitida una manifestación que atenta contra la salud pública”. “Dirán que se avisó a los manifestantes de que tenían que ir con mascarillas, pero esto no se sostiene. Aquí hay una causa-efecto, y debería ser punible. No sólo para la gente que estuvo en la manifestación, sino también para los que la autorizaron. No todo vale”, lanza el médico.
Este martes, en una entrevista con Antena 3, el delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, José Manuel Franco, ha explicado que “las manifestaciones no se autorizan, se comunican” y que “no se puede prohibir nada de manera preventiva”.
El delegado del Gobierno ha asegurado que los convocantes nunca hicieron mención a estar en contra de las mascarillas “y decían que garantizarían distancia social”. “Es evidente que no han cumplido”, ha constatado Franco, que ha señalado además que “se ha identificado a más de 30 personas” y se está tratando de identificar a más.
Me llama mucho la atención que no intervinieran las fuerzas de orden público
Para Marciano Sánchez Bayle, médico pediatra y portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), esto no es suficiente. “Han pasado dos días desde esa concentración y, que se sepa, no se ha sancionado ni a los promotores ni a nadie. Creo que ahí hay que actuar con celeridad y con contundencia”, sostiene.
Con todo, lo que más le llama la atención de esa manifestación “es que no intervinieran las fuerzas de orden público”. “Probablemente si hubiera sido una manifestación de la plataforma de la hipoteca, o de republicanos en contra de la monarquía, allí estarían las fuerzas de seguridad”, opina Sánchez Bayle.
José Manuel Franco ha asegurado este martes que sí habrá sanciones, que “dependerán del motivo”, ya sea “incumplimiento o desobediencia”. “Iremos caso por caso, pero actuaremos con la máxima contundencia y dureza”, ha apostillado.
“Están jugando con la vida de los demás”
A Sánchez Bayle se le viene a la mente un meme muy compartido estos días para poner de manifiesto la incoherencia y la irresponsabilidad de quienes se manifiestan contra el uso de mascarillas. “Es una especie de chiste macabro en el que dos sanitarias con mascarilla dicen: ’A todos aquellos que no crean que el Covid es contagioso, que vengan aquí de voluntarios a atender a los enfermos, a lavarles, a darles de comer, y, naturalmente, sin protección”, comenta. “Esa gente en contra del uso de la mascarilla está jugando con la vida de los demás; también con la suya, pero sobre todo con la de los demás”, critica.
“Probablemente, muchos de los que fueron a la manifestación eran de los que antes aplaudían a las 8 en el balcón”, se sorprende Gabriel Heras. “Es un mensaje tan incongruente… Por un lado, aplaudes la labor de los sanitarios; por otro, les estás escupiendo en la cara. Es como si se rieran en la cara de toda la gente que se está dejando literalmente la piel y la vida”, lamenta Heras.
Hasta julio, más de 3.000 profesionales sanitarios han muerto por Covid-19 en el mundo simplemente por cumplir su trabajo. “Dan ganas de irse y dejarlo todo”, lamenta Heras.
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