Las encuestas muestran un fortalecimiento de las opciones de centro y un castigo a las opciones tanto de izquierda como de derecha
El próximo domingo, 15 de noviembre, los brasileños van a las urnas para elegir a sus alcaldes, vicealcaldes y concejales en 5.569 ciudades. Los movimientos en el tablero político municipal son considerados una antesala para la elección de diputados y senadores en 2022, y ya se pueden ver algunas tendencias a partir de las encuestas disponibles en 96 ciudades analizadas por EL PAÍS. Si en 2016 el MDB y el PSDB brillaron con la resaca del PT, derrotado tras las investigaciones por la Operación Lava Jato, este año se espera que se fortalezcan los partidos de centroderecha, como el PSD, el MDB, el DEM, PODEMOS y Progresistas. En la elección pasada, juntos, esos partidos sumaron 26 de esas 96 ciudades. Ahora, pueden llegar a 42.
No es que haya una fuga de otras vertientes de la política nacional, según el análisis de Alberto Bueno, de la consultora Concordia. “Será una victoria por exclusión. Esto es así porque el centro es una especie de bolsa gigante en la que se encuadra a cualquiera que no sea de izquierda o de derecha”, dice. Para Bueno, todo es resultado de un escenario de fragmentación partidaria, en el que la mayoría de los partidos brasileños no tiene coherencia programática. No les importa la fidelidad de sus cuadros, ni el decoro, y se renuevan poco para dar espacio a líderes más jóvenes.
El presidente Jair Bolsonaro, por otro lado, es visto como el primer derrotado de la elección de 2020, por su papel de Midas al contrario. Cuando demostró apoyo explícito a algún candidato, su apadrinado comenzó a perder votos. Es el caso de los candidatos Marcelo Crivella, en Río de Janeiro, y Celso Russomano, en São Paulo, ambos afiliados al partido Republicanos. En el caso de Russomano, se derrumbó del 26% que tenía cuando lideraba las encuestas hasta un 12% de preferencia electoral, cayendo al tercer lugar, atrás de Guilherme Boulos (PSOL), con 13%. Los datos son de Ibope.
“El presidente Bolsonaro recibió el consejo de no apoyar a mucha gente para no correr el riesgo de que haya un nuevo Wilson Witzel. También le faltó una estrategia para afirmarse como un líder político que piensa en el mediano y largo plazo”, dice Alberto Bueno, de la consultora Concordia. Witzel es el gobernador suspendido de Río de Janeiro, que fue apoyado por el presidente, rompió con él y está en vías de sufrir un impeachment por sospechas de corrupción.
Del otro lado, el principal líder de la oposición, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT), tampoco sumó mucho a sus correligionarios. En las dos mayores ciudades brasileñas, Río y São Paulo, los petistas decidieron lanzar candidaturas propias que no llegan al 10% de los votos. Benedita da Silva, que disputa la alcaldía de Río, tiene 9% y está en el cuarto lugar, mientras que Jilmar Tatto, de São Paulo, llega al 6%, relegado a la quinta posición de acuerdo con Ibope. En esas ciudades, los líderes son, respectivamente, Eduardo Paes (DEM) y Bruno Covas (PSDB), que va por la reelección.
El PT lidera apenas en la capital de Espírito Santo, Vitória, y puede ir a la segunda vuelta en otras siete. El PSOL –otro partido de izquierda– tiene chances de victoria en Belém, capital del estado de Pará, donde lidera las encuestas Edmilson Rodrigues. Esa ciudad y Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, fueron de los pocos lugares donde la mayor parte de la izquierda consiguió unificarse en torno de candidaturas únicas.
Las elecciones municipales son un trampolín importante para los partidos. Vencer en ciudades grandes y medianas significa ampliar el radio de influencia para otros municipios menores de una misma región. Si en 2016 el mayor derrotado de las elecciones municipales fue el PT, que ganó apenas un alcalde entre las 96 mayores ciudades de Brasil, este año la mayor pérdida proporcional debe ser la del PSDB. Cuatro años atrás, el antiguo antagonista de los petistas se llevó 29 alcaldes en esas ciudades. Ahora, los “tucanos” tienen candidatos con chances de victoria en 18, de acuerdo con las encuestas electorales analizadas por EL PAÍS.
Los datos sugieren que el PSDB volvió a su sitio de origen, São Paulo. El partido lidera con holgura la carrera electoral en la capital paulista con Bruno Covas y tiene chances de victoria en otras 12 ciudades de ese Estado, donde gobiernan hace 25 años. Una de las ciudades clave donde los tucanos presentan un resultado mediocre es Porto Alegre, donde el candidato a la reelección, Marchezan Júnior, está empatado en el segundo lugar con otros dos competidores, con apenas 13% de los votos.
El País