El candidato liberal Javier Milei expuso en el Foro Llao Llao de Bariloche los principales lineamientos de su plan para dolarizar la economía. “No trae problemas sino soluciones”, defendió. Negó que Diana Mondino vaya a ser su compañera de fórmula y disparó contra Juntos por el Cambio
Minutos antes del almuerzo que compartirá con los empresarios reunidos en el Llao Llao de Bariloche, Javier Milei defendió su plan de dolarización: “Lejos de traer problemas, trae soluciones. No todas. Pero elimina la inflación y no provoca costos sino beneficios sociales”.
Además, negó que Diana Mondino sea su candidata a vicepresidente, como tomó fuerza en las últimas horas. “No será Diana. Es una economista, prestigiosa, que da clases y a la que respeto intelectualmente”, siguió alimentando el misterio, que prometió develar recién el 24 de junio.
Milei llegó en la noche del lunes a Bariloche sólo acompañado por su hermana, Karina (“El Jefe”, la llama), para participar en la segunda jornada del Foro Llao Llao, que congrega a los 100 empresarios más relevantes del país. Les explicó cómo es su plan de dolarización, una propuesta que, en muchos hombres de negocios, genera más cautela, y escepticismo, que entusiasmo.
“No es un público fácil: son 140 tiburones”, se describió en los pasillos del Llao Llao sobre el auditorio. No obstante, la charla, que se extendió por algo más de dos horas, tuvo aplausos al final de su presentación. Milei atendió preguntas que, cerca de Milei, calificaron de “muy razonables”. Le indagaron desde temas diversos, como las criptomonedas, la convertibilidad, el caso peruano y qué haría con Tierra del Fuego. “Explicó que hay que tener cuidado con cómo se abre, para lo cual recurrió a la teoría general del segundo mejor”, comentan, en alusión a la obra de Richard Lipsey y Kevin Lancaster, quienes postularon que, si una de las condiciones necearias para lograr una situación óptima no es obtenible, las otras, a pesar de ser teóricamente posibles, dejan de ser deseables.
También, quisieron saber acerca de su eventual equipo de gobierno. Sin dar nombres, precisó que tendrá ocho ministerios: Economía, Infraestructura, Relaciones Exteriores, Defensa, Seguridad, Justicia, Interior y Capital Humano. En esta última, unirá Niñez, Salud, Educación y Trabajo.
“Si todo el tiempo hay gente que dice estupideces, ellos no están
obligados a saber que lo que dicen estos muchachos es una tontería”, disparó, en relación a analistas económicos que critican públicamente su propuesta.
Sin embargo, la dolarización primó y fue el tema central de interés de su auditorio. Antes, en diálogo con periodistas, Milei, reconoció que la resistencia a la idea no es exclusiva de economistas y consultores.
“Hay gente que sí va a estar asustada. La casta está asustada. ¿Qué es la casta? Los políticos ladrones, los sindicalistas chorros, los empresarios prebendarios, los periodistas que viven de la pauta y los sobres… Son varios los malos; no hay sólo uno. No son todos ángeles en todos lados”, se despachó.
“Si a un empresario prebendario le digo que va a tener que competir con el mundo después de la reforma del estado, del mercado laboral, de la apertura al mundo… Al que tiene la vaca atada, no le va a gustar“, admitió, casi entrando a la sala para su diálogo con los anfitriones, los dueños de las principales compañías del país. “Es obvio que hay gente que, en la construcción de este sistema fascista empobrecedor que tenemos, gana dinero. Si les tocás los intereses, no les va a gustar. Yo estoy dispuesto a enfrentarlos“, sentenció.
De todas formas, aclaró que cree que “la gran mayoría de los argentinos son argentinos de bien”; entre ellos, muchos empresarios.
Los argumentos de Milei para dolarizar
“Voy a tratar de explicar lo más sencillamente posible dónde está la base de los errores técnicos que están cometiendo muchos economistas en el análisis de la medida”, explicó, sobre los puntos en los que basó su presentación. “Intentaré que se entienda la naturaleza de la propuesta, que, lejos de traer problemas, trae soluciones. No todas. Pero la inflación la elimina“, remarcó.
Milei también negó que una dolarización tenga altos costos sociales. “No los hay. Al contrario, hay beneficios”, contrastó. “El impuesto inflacionario es sumamente regresivo. Le pega 25 veces más a los más vulnerables. Si eliminás la inflación, en términos sociales, vas a estar mucho mejor”.
La inflación, avanzó, es como un ruido en una comunicación. “Cuando la eliminás, ese ruido desaparece: la asignación de recursos de la economía es la correcta porque es la que los individuos deciden hacer voluntariamente. Además, vas a tener más capital per cápita. Eso es más productividad y mejores salarios reales”.
Recurrió a la experiencia. “Todos los programas de shock en la Argentina, salvo el de 1959, fueron expansivos. El más exitoso y duradero fue la convertibilidad, que resultó el más extremo en términos monetarios”, refirió, y aclaró que el régimen de los ’90 colapsó por sus desequilibrios fiscales, no los monetarios.
La dolarización, enfatizó Milei, es una solución para “no volver atrás con la estafa de la inflación”.
“Hay perdedores: los políticos. Se acaba la estafa de la política a la gente de bien. ¿Estás a favor del robo, de la corrupción? Yo no. Esos u$s 33.000 millones que nos roban vía el señoreaje es una estafa. Se debería terminar y ese dinero tendría que volver a los argentinos de bien”.
Milei calcula que el gobierno de Alberto Fernández, en tres años, financió su déficit con una emisión acumulada que equivale a 16 puntos de PBI. “Lo único que puede hacer la política monetaria es daño. La primera pregunta, entonces, es moral, no técnica. Para mí, robar está mal. Lo que hace el Banco Central es robarle a la gente falsificando dinero“, sostuvo.
La experiencia, recordó, dice que la Argentina le sacó 13 ceros a su moneda. “Tuvimos varios experimentos fallidos desde que tenemos Banco Central”, puntualizó. Calificó la salida de la convertibilidad de “gran estafa“. “Hubo un cambio que pocos percibieron: los billetes, que decían ‘convertibles de uso legal’, dejaron de decirlo. En ese momento, los políticos nos robaron las reservas del Banco Central, que eran u$s 14.000 millones. Eso, ajustado hoy por inflación de los Estados Unidos, son u$s 23.000 millones”.
“Los políticos siempre nos dicen que, esta vez, será diferente. En el primer kirchnerismo, la inflación fue de 10% anual, después del 20%. Con Macri, tuvimos 40%. Ahora, venimos a un ritmo del 100%. Nada es diferente”, remarcó.
Las claves de su plan de dolarización
El Libertario compartió los papeles de su presentación, cuatro páginas de su cuaderno en las que, además de conceptos claves -como “Robar está mal”-, abundan ecuaciones, con todo tipo de cifras y variables. Una de las principales incógnitas que, entre los hombres de negocios, abre la dolarización es la viabilidad de su implementación, el pasaje de la teoría a la práctica.
Milei también tiene una respuesta para eso. “Si yo llegar a ser presidente, significa que tengo respaldo popular en, al menos, dos definiciones: dolarización (odio la inflación, me cansé de la inflación) y la definición de casta. Y estas dos cosas están interrelacionadas. Habría un fuerte apoyo popular. Por lo tanto, sería bastante agresivo por parte de los políticos y quedaría en evidencia que son parte del problema si se ponen a bloquear algo que la voluntad popular dice que quiere”.
Aseguró que su equipo ya está empezando a diseñar un paquete de leyes. “Esto es desde el día uno. Si no nos apoyan con las reformas, tenemos como solución utilizar la consulta popular”, anticipó. A diferencia del referéndum, que es vinculante, no necesita pasar por el Congreso para activar ese mecanismo, explicó.
“La gente decidirá si quiere ir a una solución que termine definitivamente la inflación, como eliminar el peso. Si sale bien y los políticos deciden bloquearla, los voy a exponer frente a la sociedad. Si la gente decidiera ir hacia el libre mercado y no eliminar la moneda, tengo un programa de ajuste lo suficientemente fuerte para que el fisco absorba ese dinero”, develó.
“A cada problema que me planteen, tengo solución. Mi compromiso es exterminar inflación como sea”, proclamó.
Con un dólar libre que, este martes, escapa hacia la frontera de los $ 420, Milei no quiere fijar el tipo de cambio óptimo para implementar su programa. “Es ciencia ficción decir cuál es el número. No lo podés hacer hoy porque no sabés si mañana, por ejemplo, habrá una híper”, respondió.
Explicó que la tasa de conversión dependerá de cuatro variables principales: los pasivos del Banco Central (base monetaria, más Leliq y pases netos); la cantidad de títulos públicos en cartera de la entidad, y cuál será su cotización de mercado (hoy, del 25%); el precio del dólar en el mercado paralelo; y el nivel de reservas internacionales netas. “La conversión depende de todos esos factores. Decir cuál es hoy es un delirio”.
Minimizó que, de tomar la decisión, haya un salto inflacionario inmediato. “Es una tontería de proporciones mayúsculas. Si digo que voy a salir a rescatar una deuda, que es el peso, el precio debería subir, no bajar. Y si el peso vale más, la tendencia de los precios debería ser hacia abajo, no hacia arriba. La hiperinflación es lo contrario: la destrucción del peso. Que el peso no valga nada”.
Según sus cifras, el BCRA tiene títulos públicos por un equivalente a u$s 75.000 millones. “Simulemos que cae una bomba en el Banco Central y se queda sin activos: a valor actual de mercado, rescatar esos bonos me costaría u$s 35.000 millones“. También planteó la posibilidad de rescatar esa deuda con emisión de deuda nueva.
“No es un problema técnico, sino político. Nos afanan entre u$s 30.000 millones y u$s 35.000 millones por año y no lo quieren dejar. Esa es la verdadera discusión: entre los chorros de la política y los que nos queremos que nos afanen”, retomó.
Ejemplificó con el Presupuesto 2023, en cuya votación el suyo fue uno de los 11 votos en contra (tuvo 202 a favor). “Incluyó un déficit fiscal de u$s 11.000 millones. ¿Los políticos están dispuestos a tener déficit fiscal por ese monto y no a endeudarse para arreglar el problema de todos los argentinos de bien?”, planteó.
Insistió con que los más beneficiados de una dolarización serán los sectores más postergados. “La convertibilidad ganaba elecciones. No es un chiste la estabilidad para los más vulnerables. A los argentinos de bien, les irá bien. ¿Por qué me tengo que dejar extorsionar por los delincuentes?”.
Para Milei, es una discusión moral, no técnica
Comparó sus postulados económicos con lo que será la filosofía de su política de seguridad. “Mi doctrina es: los bueno son los de gorro y los que usan trapos, palos y capucha son los malos”.
Milei prometió una reforma del Estado, con la eliminación de ministerios. “Hablamos de tres generaciones de reformas. La primera incluye la del Estado, con baja del gasto público, de impuesto, desregulaciones y flexibilidad del mercado laboral”. Una medida clave, como ya anticipó públicamente, será la eliminación de la obra pública, para suplirla por un modelo de iniciativa privada, al estilo del chileno. También, eliminar las transferencias discrecionales de la Nación a las provincias. “¿Cuál es el costo de eso para la gente? Ninguno”, argumentó. Prometió abordar la eliminación de subsidios recalibrando la ecuación económica-financiera de los contratos de concesión, “para que no te pase como Aranguren, que ajustó tarifas gradualmente y mal”.
Sostiene que, con esas medidas, habrá ajustado un 13% del PBI. Además, cerrará las empresas estatales. “Son un mecanismo por el cual la política se hace de caja destrozándolas”. Aludió a YPF.
Hay un punto de PBI adicional que podría recortar: las jubilaciones de privilegio. “Es un tema complicado. Pero la reforma del sistema previsional será parte de las de segunda generación. Será muy difícil hacerla sin crecimiento económico, sin una flexibilización laboral hacia adelante, con un número de trabajadores informales (8 millones) que es superior al del sector privado formal (6 millones)…Hay muchas cosas que arreglar antes de empezar a discutir eso. Primero, hay que poner en caja las cosas que son deber de la política poner en caja”.
Su oferta a Patricia Bullrich
¿Participaría de una interna con Patricia Bullrich, como él mismo propuso días atrás, pese a que la ex Ministra de Seguridad ya rechazó la invitación? “Hace más de dos años que manifiesto que, con ese ala de Juntos por el Cambio, tengo buena relación y puntos de contacto. No es nuevo que haya ofrecido crear un nuevo espacio conjunto, sin radicales, sin Coalición Cívica, sin kirchneristas. Un ámbito de centroderecha, más liberal, menos liberal…”, respondió.
“En ese contexto, siempre dije que estaba dispuesto a converger en un nuevo espacio. A ir a elecciones en una interna y, si le tocaba ganar a esa ala, no tengo problemas en acompañar. Lo digo hace dos años: la política les debe a los argentinos de bien un ordenamiento ideológico para que la gente sepa qué voto”.
¿Qué significa eso? “La gente vota a esas coaliciones, que no saben qué son. Y, cuando llegan, quedan inmóviles porque cada uno quiere ir para un lado diferente”.
¿Entraría él a una PASO de JxC? “No. No puedo convivir con los radicales, que son la Internacional Socialista. No puedo convivir con la Coalición Cívica, que es un desprendimiento radical con la izquierda. No puedo convivir con el ala blanda del PRO, que son kirchneristas de buenos modales. Son ellos los que deberían estar separados, no juntos. Si no, no tenés mandato”, justificó.
“Si yo soy presidente, ¿tenés alguna duda de que voy a intentar reformas pro-mercado? Ahí, no saben qué son“, lanzó.
“Al político argento, le interesa más ganar una elección y tener cargos que venir a resolver problemas. A mí, por definición, me gusta resolver problemas. Me pagaban para eso en el sector privado. Y, si no los resolvía, me pegaban una patada en el traste”, finalizó.
El Cronista