El abogado Pablo Lanusse, pública y notoriamente alineado con Cambiemos, presentó una denuncia contra Alberto Fernández, por supuesta intromisión en la causa que investiga la muerte de Alberto Nisman. El letrado objeta las críticas del presidente a la pericia de la Gendarmería y la orden de que esa fuerza revise lo hecho. Lanusse, que representa a la madre del fiscal, Sara Garfunkel, insistió en varias oportunidades en que la muerte de Nisman fue un magnicidio y que Cristina Fernández de Kirchner debía ser imputada en la causa, planteos rechazados por la justicia. O sea, Lanusse siempre jugó el juego más duro de Cambiemos.
Resulta curioso que la madre de una víctima –o su abogado– no respalden algún tipo de revisión de una pericia apuntando a saber la verdad de lo ocurrido. Incluso es llamativo que no busque clarificar todo existiendo dos opiniones tan contrapuestas, la de Gendarmería diciendo que fue un homicidio y el Cuerpo Médico Forense y la Policía Federal sosteniendo que “no hay evidencia de accionar homicida” e incluso afirmando que “no había ninguna otra persona en el baño al momento del disparo”.
Tanto el presidente Alberto Fernández como la ministra Sabina Frederick ya aclararon que no se está realizando una nueva pericia sino que lo que se está ordenando es que la propia Gendarmería realice un revisión interna, técnica, como para tener una nueva mirada de un estudio tan controvertido.
Da la impresión que Lanusse salió a la ofensiva para tapar lo que se vio tan nítidamente en el documental de Netflix: que Sara Garfunkel vació tres cajas de seguridad de su hijo, a escondidas, a espaldas de la fiscal Viviana Fein y de la justicia. En esas cajas podría haber –por ejemplo– algún pendrive con información o un texto de Nisman, ya sea dejando constancia de que alguien lo amenazaba o explicando las razones de un suicidio. Está claro que ocultó información.
La defensa de Diego Lagomarsino, encabezada por Maximiliano Rusconi y Gabriel Palmeiro reiteró en la semana que pasó su reclamo de que se concrete una medida elemental: que declaren en la causa los peritos de la Gendarmería, bajo juramento. Y que luego se haga una especie de careo con los demás peritos. La coalición judicial-política-mediática alineada con Cambiemos esquiva algo tan básico y la maniobra tiene una razón que está a la vista: se les caería a pedazos el armado que realizaron alrededor de la hipótesis del homicidio.
(de Raúl Kollmann – Página/12)