El discurso del Presidente en el Parlamento, vitoreado por libertarios, acompañado con aplausos por el PRO y seguido en silencio por el kirchnerismo; transitó por los carriles esperados, con una revisión de la herencia recibida, una dura confrontación a la oposición política y el repaso de logros económicos alcanzados en los primeros 80 días de gestión. Sin ponerle fecha al levantamiento del cepo y la unificación cambiaria, como algunos esperaban, pero ratificando su política de austeridad fiscal y cero emisión para asistir al Tesoro, lo que generó una inmedita suba de bonos y llevó a descorchar una botella en la noche del viernes a más de un tenedor de AL30.
Pero dejó la novedad de la convocatoria al “Pacto de Mayo”, el plan de 10 puntos cuyo título pareció casi un revival del Pacto de Olivos que impulsó en los 90 Carlos Menem, a quien recordó en su discurso para emoción del sobrino del mandatario fallecido, el titular de la Cámara Baja, Martín Menem. “Hace 35 años Carlos Menem dijo que ‘el coraje de un pueblo no se comprueba únicamente en el campo de batalla, sino también por la cantidad de verdades que es capaz de soportar'”, señaló el libertario, mientras desparramaba críticas contra la “casta” de legisladores, gobernadores y sindicalistas.
Precisamente, parte del grupo al que pidió volver a votar el proyecto de ley Bases a cambio del paquete de alivio fiscal que muchas provincias esperan con ansiedad, luego que en febrero se derrumbaran los recursos por el freno a las transferencias discrecionales y la fuerte caída de la recaudación, que pegó de lleno en la Coparticipación.
Y si el ómnibus de Milei, finalmente, se pone en marcha, sacarlo a la ruta para viajar el próximo 25 de mayo hasta Córdoba, la sede elegida para la firma del pacto y el distrito contra cuya dirigencia política apuntó en su oportunidad por la caída previa del megaproyecto, a tal punto que le costó el cargo al ahora ex titular de la ANSeS, el economista cordobés Osvaldo Giordano.
La relación del pacto con la era menemista también se sostiene en parte de su contenido ya que, además de plantear la rediscusión de la coparticipación y avanzar en las reformas política, laboral y tributaria; recupera en el capítulo previsional la posibilidad de retomar el sistema de jubilación privada. El anuncio trajo a la memoria a las AFJP nacidas en 1993 bajo la administración del otrora mandatario riojano “más famoso” -el de hoy se dedica a lanzar cuasimonedas- y eliminadas en 2008 durante el gobierno de Cristina Kirchmer, a quien Milei consideró “responsable de uno de los peores gobiernos de la historia”, luego de englobar a Sergio Massa, Pablo Moyano, Juan Grabois y Máximo Kirchner dentro del grupo que calificó como “los jinetes del fracaso”.
A quien ni se molestó en mencionar fue a su antecesor, Alberto Fernández, aunque le dedicó un párrafo especial a la causa en la que el ex presidente aparece imputado por, presuntamente, favorecer a brokers en la contratación de seguros del Estado.
Las respuestas no tardaron en llegar y preanuncian lo que vendrá. El PRO, con Mauricio Macri a la cabeza, alineado con el Gobierno. Los radicales y gobernadores dando algún margen para la negociación, pero no para la imposición. El resto, en contra. En definitiva, el Presidente procuró apretar el botón de reinicio y dar una nueva oportunidad a las tratativas, aunque ya con una relación desgastada con gran parte de quienes deberán sentarse a la mesa. Sin embargo, ni siquiera al FMI escapa que la licuadora y la motosierra no serán una salida duradera para la crisis, por lo que la chance de un acuerdo tienta tanto a la Nación como las provincias, concientes de las necesidades financieras ante la delicada situación que atraviesa la economía.
Un dato que no le es ajeno a la agencia calificadora Moody’s que, estanflación de por medio, observa a la Argentina transitando a contramano del mundo en este 2024 en el que prevé crecimiento para todos, menos para uno, como nos revela hoy Leandro Dario.
El Cronista