Los motivos y las consecuencias del resultado electoral del domingo. El manejo del tipo de cambio y el clima social de frustración, las claves para octubre.
La política argentina suele moverse al ritmo de la economía, y las urnas lo confirmaron una vez más. La derrota de La Libertad Avanza no solo refleja los tropiezos de la estrategia electoral oficialista, sino sobre todo el peso del bolsillo en el voto. En un escenario donde la inflación dejó de ser el problema número uno pero la actividad y los ingresos se deterioraron, el veredicto fue contundente. Lo interesante, sin embargo, no está solo en las causas: también en las consecuencias inmediatas que se desplegaron al día siguiente, cuando los mercados reaccionaron y volvieron a poner en duda la sostenibilidad del programa económico.
El día anterior
Con el correr de los días escuchamos un sinfín de causas para explicar la dura derrota electoral que sufrió La Libertad Avanza: los escándalos de corrupción en el área de discapacidad que involucran a Karina Milei, la decisión (acertada) del gobernador Axel Kicillof de separar las elecciones provinciales sumado al error del gobierno de nacionalizarlas, el muy mal armado de las listas por parte de Karina y Sebastián Pareja, entre otras. Si bien es probable que todo esto haya influido, por lo general lo primero que hay que mirar es la situación económica y el bolsillo de la gente, variables que nunca terminaron de despegar y que, en los últimos meses, mostraron un franco retroceso.
Por el lado de la actividad económica, los datos oficiales marcan que la recuperación se frenó en febrero y a partir de allí comenzó una caída moderada hasta junio (último dato disponible), pero los distintos indicadores que tenemos para julio y agosto (actividad industrial, construcción y patentamientos) sugieren que la caída se profundizó, en línea con el drástico aumento de las tasas de interés, el dólar y el freno del crédito (como analizamos acá). En particular, para las elecciones bonaerenses, es clave destacar que los dos sectores más golpeados, la industria y la construcción, son de las ramas más importantes en lo que hace a la generación de empleo de la provincia, con lo cual es probable que su impacto negativo haya sido mayor.
Por el lado de los ingresos, como muestra este gráfico elaborado por la consultora Empiria, el ingreso (disponible) del hogar promedio del AMBA cayó en 3 de los últimos 4 meses y se ubica todavía 7% por debajo de los niveles de noviembre del 2023, cuando se produjo el cambio de gobierno. Acá también puede haber un factor adicional que afecta en particular a la provincia de Buenos Aires, dado que el aumento de tarifas fue mayor en esta provincia que en el resto (como resultado de un mayor atraso realizado por el gobierno anterior que antes le jugó a favor).

Otra manera de reflejar lo anterior es por medio del fuerte desacople que se observa en el índice de confianza al gobierno que elabora la Universidad Di Tella entre el Gran Buenos Aires y el resto del país. Si bien es cierto que GBA pareciera mostrar una mayor afinidad con los gobiernos peronistas, dado que en los gobiernos de Mauricio Macri y Javier Milei se mantuvo siempre por debajo, mientras que en el de Alberto Fernández se mantiene siempre por encima, esa brecha se agrandó bastante desde la llegada de Milei.

Por último, creo que todo el desorden financiero de los últimos dos meses tuvo poco impacto en el resultado. Como dijimos antes, lo importante es el bolsillo de la gente, y si bien las tasas tan elevadas pueden haber afectado a algunas familias y empresas (por la falta de financiamiento y/o el incremento de la mora), no tiene –por lo menos todavía– la suficiente relevancia como para afectar el voto. Por el lado del aumento del dólar, si bien le agrega incertidumbre a la (macro) economía, en lo que respecta al ciudadano común el impacto siempre estuvo en el traslado a los precios (y, por ende, a su bolsillo), algo que hasta ahora no se verifica (entre junio, julio y agosto el tipo de cambio aumentó casi 15% y, sin embargo, la inflación se mantuvo estable en torno al 1,5%-2%).
¿Los votantes no valoraron la baja de la inflación? Yo creo que la baja de la inflación es un elemento que gran parte de la sociedad lo percibe y lo ve como algo positivo (basta advertir que en todas las encuestas de hace unos años era el principal problema de la gente y ahora desapareció de los primeros puestos), pero no es suficiente si la gente está peor que antes en términos de empleo e ingresos. Una de las frases más escuchadas en las encuestas de los últimos días lo sintetiza a la perfección: “Hicimos todo este esfuerzo y ahora estamos peor”.
El día después
Tras la abultada derrota del oficialismo, la respuesta de los mercados financieros fue sumamente negativa. El impacto más fuerte se vio en las acciones (el merval cayó 13%), los bonos en dólares (caídas en promedio del 8%) y los bonos en pesos atados a la inflación (con caídas del 7% promedio).
Sin embargo, la sorpresa estuvo en el dólar. En función de las tensiones que se venían observado ya desde las semanas anteriores y con estos resultados, la gran mayoría de los analistas proyectaba que aumentaría hasta el techo de la banda (de 1.470 $/USD, lo que implicaba un incremento del 8%). Sin embargo, subió hasta 1410 (un aumento del 4%) y sin que hubiera prácticamente intervención por parte del gobierno (vendió menos de USD 40 millones en el mercado).
La ayuda vino por parte del sector agropecuario, dado que vendió en el mercado USD 224 millones. Para tomar dimensión de la magnitud, esto fue cuatro veces mayor que lo que venía liquidando en las últimas semanas. ¿Por qué el súbito incremento? Como destaca un informe de la consultora PPI, esto es porque el tipo de cambio que se utiliza para el pago de retenciones es el del día anterior al que se lleva a cabo la venta, con lo cual, ante la expectativa de que el dólar el lunes iba a aumentar, el sector se apuró a vender (y tuvo sus réditos, dado que liquidaron a un tipo de cambio que osciló entre 1.410 y 1.450, mientras que el pago de las retenciones se hizo a un dólar de 1.355 $/USD, una ganancia de hasta 7%).
Liquidaciones del sector agropecuario

Si bien el aporte del sector agropecuario fue clave para anclar las expectativas y evitar que el tipo de cambio llegue al techo de la banda, es probable que con el correr de los días vayan mermando las liquidaciones y ahí es probable que el dólar vuelva a buscar el techo de la banda.
Además, también se observó un salto importante en el riesgo país, que superó los 1.100 puntos. Recordemos que esto mide la tasa –por encima de la internacional- que debería pagar para acceder a financiamiento externo. Estos niveles son directamente prohibitivos, con lo cual –de mantenerse- le ponen un riesgo serio al programa económico, ya que el gobierno contaba con refinanciar buena parte de los vencimientos en moneda extranjera que enfrenta a partir de principios de 2026 con nuevas colocaciones de deuda en los mercados internacionales.
Riesgo país de Argentina y promedio de países emergentes

El argumento del gobierno para todo lo anterior es el “riesgo kuka”. La victoria del peronismo acrecienta sus posibilidades de volver al poder en 2027 y eso para el mercado financiero (en particular, el internacional) no es visto con buenos ojos. Recordemos que lo que más le importa es que el gobierno pague su deuda (en manos de ellos), y dados sus antecedentes en el desmanejo de la cuestión fiscal (sumado a que varios de los principales referentes ya están diciendo públicamente que la deuda no se puede pagar), los riesgos aumentan.
Sin embargo, el gráfico anterior muestra que ese no sería el problema. O, por lo menos, no sería el único. Como pueden apreciar, el riesgo país se desacopla del resto de los países emergentes a partir de mayo (lo que indica que eso se debe a factores locales). Difícilmente eso se puede atribuir al “riesgo kuka” (recordemos que, incluso, para ese entonces la mayoría de las encuestas lo daban ganador a Milei).
Lo que sucedió a partir de allí es que el mercado empezó a dudar del programa económico, en particular de la falta de acumulación de reservas (un factor clave para evaluar la capacidad de pago de cualquier país). Sumado a eso, la dura derrota electoral también es un termómetro del apoyo social, que hasta ayer parecía muy elevado y este resultado muestra que no es (tan) así, habrá que ver qué sucede en las elecciones de octubre.
La derrota electoral no solo reconfiguró el mapa político, también encendió dudas sobre la sostenibilidad del programa económico. La reacción inmediata de bonos, acciones y riesgo país mostró que el respaldo financiero al oficialismo es más frágil de lo que se suponía. De acá en adelante, la pregunta ya no es solo cómo llega Milei a las próximas elecciones, sino si logra convencer a los mercados de que su plan es sostenible en el tiempo.
Cenital