Después de conseguir dictamen exprés, considerando que se trata de un total de 227 artículos en la nueva Ley Bases y otros 110 del Paquete Fiscal, Diputados se prepara para un debate que promete ser una maratón hasta el martes a la noche -quizás miércoles a la madrugada- según los cálculos preliminares.
Mucho dependerá del consenso que termine de abrochar el oficialismo durante este último fin de semana antes que suene la campana. Porque si bien desde la Rosada bajaron el mensaje de ‘No va mááááás’ y hasta acá cedieron, quedan puntos sueltos en el articulado y otros que no se incluyeron, como el apartado sobre los impuestos al tabaco. Y las presiones siguen, de parte de todos los sectores interesados.
El viernes posterior a los dictámenes fue un día de llamados cruzados entre despachos públicos y empresarios. En la previa, el poroteo está que pela: un sondeo que circulaba entre Whatsapps, elaborado por la Agencia de Noticias Legislativas Esfera Pública, pronosticaba que la ley ómnibus versión XS reuniría en general hasta 143 apoyos, casi la misma cantidad que en febrero: 86 de esos votos los pondrían los libertarios, PRO y sus aliados.
Se trata de Zago y sus diputados del MID, los tucumanos de Jaldo del bloque escindido de UP, Independencia: los sanjuaninos de Producción y Trabajo; la bancada de Píparo, Buenos Aires Libre, y CREO, el monobloque de Paula Omodeo. Los radicales también pondrán su cuota y podrían llegar a 29 de 34, con los cinco que responden a Facundo Manes en duda. Y el variopinto bloque que lidera Miguel Ángel Pichetto se apuntaría con 19 de 22, porque los dos socialistas están más cerca de dar el voto no positivo que en respaldar la ley, al igual que la cordobesa De la Sota. Por último, los ocho integrantes de Innovación Federal y el único voto del Movimiento Popular Neuquino contarían a favor de los proyectos.
Por supuesto, como cualquier proyección -y más en medio de conversaciones que no cesan- es un panorama que ayuda más a orientar lo que puede pasar que una foto definitiva de lo que será. Con el Anexo Fiscal, la historia es similar. Incluso hasta podría sumar más adhesiones en la votación en general. Al igual que en febrero, la prueba de fuego la determinará la votación de cada artículo -o grupo- en particular, sobre todo si se cambia letra o se busca añadir más.
El Gobierno ya cedió en su reforma laboral, en la privatización del Banco Nación, en dos tercios de las facultades delegadas que pretendía -incluyendo el artículo ultradesregulador- pero subsisten reparos en el piso de Ganancias, el control del Congreso sobre la venta o concesión de empresas públicas, el alcance real de los súper poderes, la exclusión de determinados puntos del paquete laboral como los aportes sindicales, entre otras asperezas difíciles de digerir para algunos bloques y gobernadores.
Aún si todo saliera a pedir del oficialismo y se consiguiera la media sanción en una semana que ni el feriado del 1 de mayo logrará descomprimir -ya hay pedido de sesión en el Senado para debatir el presupuesto universitario, otro de UP para debatir el megaDNU el martes y una marcha de la CGT y las dos CTA en puerta para el miércoles- resta superar el escollo mayor que es la Cámara alta.
Para eso, el Gobierno ya viene negociando en espejo con Diputados porque cualquier cambio, por mínimo que sea, implicará una vuelta atrás a la cámara original en la ajustada cuenta regresiva al Pacto de Mayo a donde una parte del Gobierno apuesta fuerte por llegar con todo cerrado.
El Cronista