Con todas las cosas que pasan en Argentina, rara vez escribimos en #Rollover sobre economía internacional. En parte gracias a la primavera financiera que estamos viviendo en el país (a ver cuánto dura), se abrió la ventana para escribir acerca de la baja de tasas en Estados Unidos y cómo impacta en nuestro país. Arranquemos.
El 18 de septiembre, la Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) tomó la decisión de recortar la tasa de interés de referencia en 50 puntos básicos (0,5 puntos porcentuales), desde un rango de 5,25% — 5,50% a 4,75% — 5% anual. El motivo principal fue la baja de la inflación y ciertas señales del mercado de trabajo que hacían pensar en la llegada de una recesión.
En este #Rollover te cuento cómo hacen política monetaria la gran mayoría de los países y a qué responden las subas o bajas de las tasas. También analizo cómo esta reciente baja de tasas afecta a nuestro país.
Spoiler alert: a priori es favorable porque reduce el costo de financiamiento, aumenta los precios de las materias primas que exportamos y mejora un poco nuestra competitividad. Pero ojo: este mejor contexto internacional no es un viento de cola tan fuerte que nos exima de todo lo que tenemos que hacer para bajar la inflación y volver a crecer.
El mercado de dinero no existe
A veces circula la idea de que los bancos centrales hacen política monetaria aumentando y reduciendo su base monetaria. Pero no es tan así. Empecemos unos pasos atrás. Para que no haya presiones inflacionarias, la oferta de dinero tiene que ser más o menos igual a la demanda de dinero (la cantidad de dinero que la gente requiere para sus necesidades). El problema es que la demanda es difícil de predecir. Entonces, ¿cómo hacen los bancos centrales para sostener ese equilibrio? Controlando el precio (y no la cantidad).
Si bien es usual referirse a la tasa de interés como el “el precio del dinero”, en verdad es la remuneración por “sacrificar liquidez”: no tenerlo disponible hasta el vencimiento del plazo fijo. Los precios se definen en los mercados y, aunque es muy frecuente hablar del mercado de dinero, en realidad ese mercado no existe, por lo que el precio del dinero tampoco.
¿Cómo es esto? Muy sencillo: en los mercados se intercambia algún activo por dinero. Este activo que se intercambia por dinero es lo que da nombre al mercado. En el mercado de bienes, se intercambian bienes por dinero; en el de trabajo, trabajo por dinero; en el de divisas, moneda extranjera por dinero; en el de deuda, títulos de deuda por dinero. ¿Y en el mercado de dinero qué se intercambia? ¿Dinero por dinero? No tiene mucho sentido, ¿no? La verdad es que no y eso es porque el mercado de dinero no existe. El dinero es, más bien, la contraparte en todos los mercados.
Pero entonces, ¿dónde y cómo se define la tasa de interés? En el mercado de deuda. En este mercado se intercambian títulos de deuda (muchas veces denominados “bonos”) por dinero. El precio de este mercado es justamente el precio al que se venden estos títulos.
¿Alguna vez escucharon que las tasas son la inversa de los precios de los bonos? Eso es lo que pasa en este mercado. Si un bono se emite a un valor nominal de $100 y una tasa de interés anual del 10%, entonces al cabo de un año el deudor tiene que pagar al acreedor $110. Ahora bien, si en el transcurso del año a este deudor le empieza a ir mal económicamente y se pone en duda su capacidad de pago, entonces los acreedores pueden vender ese bono para no enfrentar tanto riesgo. El aumento en la oferta de este bono va a hacer bajar su precio, por ejemplo, de los $100 originales a $90. Al finalizar el contrato, el deudor va a tener que pagar igualmente $110. Entonces, cuando el precio del bono baja de $100 a $90, la rentabilidad sube de 10% a más de 20% (la variación porcentual entre 90 y 110). Del mismo modo, si a este deudor le empieza a ir mejor, entonces más ahorristas van a querer prestarle dinero, la demanda de este bono aumenta, llevando su precio al alza (por ejemplo de $100 a $105) y la rentabilidad a la baja (de 10% a poco menos de 5%). Así, en el mercado de deuda se define el precio de los bonos y, de manera indirecta, la tasa de interés.
En resumen, la manera que tienen los bancos centrales para fijar la tasa es comprando y vendiendo un título de deuda todo lo que el mercado quiera a un precio determinado. Siguiendo con nuestro ejemplo anterior, si este precio es $100, entonces el banco central está fijando la tasa de interés en 10%. Así también se asegura de satisfacer toda la demanda de dinero a esa tasa: si el mercado quiere más dinero, entonces vende esos títulos de deuda al banco central y, a cambio, este le da dinero; si el mercado quiere menos dinero, entonces compra más de esos títulos y, a cambio, le entrega dinero al banco central.
¿Qué título de deuda usa el banco central para fijar la tasa de interés? En algunos casos, títulos del Tesoro (como las actuales LEFIs) y, en otros, bonos propios del banco central (como eran las Leliqs) que, a su vez, repercuten sobre la tasa a la que puede financiarse el Tesoro. En cualquier caso, son títulos considerados “libre de riesgo”, es decir, con la menor probabilidad de default (incumplimiento) del mercado. Así notamos la primera gran conexión entre la política monetaria y la fiscal: el banco central fija la tasa a la que se puede financiar el Tesoro, por ejemplo, para hacer gastos de infraestructura.
A contracorriente
Ahora bien, ¿para qué suben y bajan la tasa de interés los bancos centrales? Las economías se desenvuelven de manera cíclica. Esto significa que el crecimiento no es constante, sino que se suceden años de crecimiento elevado, con otros de menor intensidad e incluso algunos de caída. Esta inestabilidad genera incertidumbre, lo que complica la toma de decisión de empresas y familias a la hora de hacer una inversión o un proyecto de vida. Se asume que una de las funciones del sector público es disminuir la incertidumbre, entonces se busca reducir la amplitud cíclica de la economía. Para ello, tiene varias herramientas, una de las principales es la política monetaria.
Cuando la economía está creciendo fuerte, la oferta de bienes y servicios puede no ser capaz de satisfacer a la demanda. Este exceso de demanda genera presiones inflacionarias que si no se atacan a tiempo no se sabe hasta dónde pueden llegar. ¿Les suena? En esos casos, el banco central aumenta la tasa de interés, de forma de encarecer el crédito y desincentivar así la inversión y el consumo. Esto debería reducir el crecimiento y las presiones inflacionarias.
Por el contrario, cuando la economía crece poco, la oferta puede exceder a la demanda. Este exceso de oferta disminuye la variación de precios, pero también el nivel de empleo. El banco central puede intentar que la economía evite la recesión bajando la tasa de interés, lo que abarata el crédito e incentiva la inversión y el consumo. Esto debería apuntalar el crecimiento y el empleo, aunque su efecto final dependerá de muchas cosas, entre ellas el tamaño del sector financiero (por eso en Argentina los movimientos de tasas no son tan relevantes para la actividad).
La tasa, el tipo de cambio y el mercado de valores
Ahora sí podemos analizar por qué la Fed tomó la decisión de bajar la tasa de interés el mes pasado. La salida de la pandemia y el posterior conflicto entre Rusia y Ucrania llevaron la inflación de Estados Unidos al 9% anual, récord en 40 años. Para morigerar esto, entre 2022 y 2023, la Fed subió la tasa desde el 0,25% anual hasta el rango de 5,25% — 5,5%. En agosto pasado, la inflación bajó hasta el 2,5% anual y comenzó la reversión de ese proceso para apuntalar la demanda agregada y evitar una recesión que incremente el desempleo (aunque por ahora no parece que vaya a ser el caso).
La reducción de la tasa suele generar una suba generalizada en el mercado de valores (la bolsa). El motivo ya lo comentamos: para bajar la tasa, la Fed tiene que salir a comprar títulos de deuda, lo que eleva su precio y baja su rentabilidad. Ese dinero que se emite se utiliza, entre otras cosas, para comprar otros activos (bonos de mayor riesgo y acciones, entre otras), que también suben de precio. La menor tasa de interés y el efecto riqueza que genera este alza en las cotizaciones estimulan el consumo y la inversión, y así las empresas ganan más plata.Esta mejora en el mercado de valores no se limita a Estados Unidos. Muchos ahorristas buscan inversiones seguras pero que brinden una rentabilidad mínima. Mientras la tasa de los bonos del Tesoro americano (considerado el activo más seguro del mundo) es atractiva, se quedan con esa rentabilidad a muy bajo riesgo. Pero, cuando la tasa disminuye, es posible que salgan a buscar otros activos. Así, la baja del costo del financiamiento y el estímulo a la inversión se traslada al resto del mundo.Por último, otro fenómeno que suele darse es el movimiento en el tipo de cambio del dólar con el resto de las monedas del mundo. Cuando la tasa de la Fed es alta, los capitales van hacia Estados Unidos en busca de esa rentabilidad a bajo riesgo, apreciando el dólar. En cambio, cuando la tasa de la Fed disminuye, salen capitales de Estados Unidos al resto del mundo en búsqueda de una rentabilidad mayor, generando una depreciación del dólar.Eso es justamente lo que sucedió en los últimos años: mientras la tasa de la Fed se mantuvo en máximos, el dólar se fortaleció con respecto a las restantes monedas. Ahora empezó a suceder lo contrario.¿Y por casa cómo andamos?Todo esto afecta a las economías del mundo en varios aspectos.El primero es el costo del financiamiento. La tasa a la que pueden financiarse los países de buena parte del mundo y, en particular, de América Latina es la tasa del Tesoro de Estados Unidos más el riesgo país. Es decir, hasta el mes pasado difícilmente algún país hubiera podido financiarse a menos del 5,5% anual, pero ahora ese piso bajó al 5% y posiblemente siga bajando en los próximos meses.Pero la baja de tasa de la Fed no solo reduce este piso, sino también, indirectamente, el riesgo país, que básicamente refleja cuánta más tasa paga un bono, por ejemplo de Argentina, en comparación a otro de similares características de Estados Unidos. Que el riesgo país de la Argentina sea 1300 puntos básicos significa que nuestro país paga 13 puntos porcentuales más de tasa. Si Estados Unidos paga 5%, Argentina paga 18%. Cuando la Fed decide bajar la tasa, dado que los capitales salen al resto del mundo en búsqueda de mayores rentabilidades, compran bonos de países emergentes que suben de precio y, por lo tanto, rinden menos. Eso se traduce en una reducción del riesgo país. |
Otra ventaja se relaciona con el precio de las materias primas que América Latina exporta. Cuando el dólar se fortalece o debilita, no lo hace únicamente con respecto a las otras monedas, sino también a los precios de las commodities. De este modo, una apreciación del dólar reduce el valor en dólares de hidrocarburos, minerales y productos agropecuarios, mientras que una depreciación (como la actual) provoca un aumento en los precios de estos bienes.Finalmente, una ventaja específica para los países como Argentina, que tienen tipo de cambio fijo o semifijo con el dólar (que también vale para los dolarizados), es que la depreciación de la moneda de Estados Unidos genera una depreciación de las monedas de estos países y, así, una mejora en la competitividad (aunque también podría aportar alguna presión adicional a la inflación).En resumen, la baja de tasas de Estados Unidos es una buena noticia para Argentina por el menor costo de financiamiento, la mejora en los precios de las materias primas que exportamos y alguna mejora en la competitividad.Pero no nos confundamos: este contexto internacional más favorable no evita que el país tenga que hacer los cambios necesarios para bajar la inflación, salir del cepo, acceder a los mercados financieros para poder refinanciar la deuda a una tasa razonable, y volver a crecer. Los problemas económicos que tenemos son autogenerados, eso nos impide aprovechar los momentos de contextos externos favorables. La solución tiene que venir de nosotros mismos. Nadie va a venir a salvarnos.Bonus TrackPara quien quiera profundizar en este tema de la baja de las tasas de Estados Unidos, les recomiendo esta rueda de prensa de Julie Kozack, directora del Departamento de Comunicaciones del FMI.En Fundar nos tomamos el cambio climático muy en serio. No solo por los riesgos, sino también por las posibilidades de desarrollo que abre. Al respecto:Empezamos a escribir cada dos semanas Ruido ambiente, la columna verde de Fundar en elDiarioAR. Acá la columna de la semana pasada.La semana pasada publicamos una nota que se apoya en el caso de la provincia de Misiones para mostrar cómo la bioeconomía puede aportar en el diseño de estrategias de desarrollo para compatibilizarlas con la sostenibilidad ambiental.Y ayer mismo publicamos Instrumentos financieros innovadores para atender la triple crisis de deuda, clima y biodiversidad, donde se analizan los bonos temáticos verdes y sustainability-linked bonds (SLB), los Pagos por Servicios Ecosistémicos y el canje de deuda para el clima y la naturaleza.El Banco Mundial volvió a publicar el indicador Doing Business, que mide cuán eficientes son el marco regulatorio y la provisión de servicios públicos en los diferentes países, aspectos muy analizados por las empresas a la hora de tomar decisiones de localización. En esta primera tanda no entró Argentina pero posiblemente lo haga prontamente.La baja de tasas en Estados Unidos y el mundo reduce la rentabilidad de los ahorros. Qué mejor momento que este, entonces, para consumir más, en particular en algo que te haga bien. |
Guido Zack | Cenital