Lamadrid se coronó campeón del torneo apertura de Primera C. Con este logro, el carcelero se aseguró su lugar en una final por el ascenso a la Primera B y ya trabaja para repetir la conquista en el torneo clausura y así cumplir el sueño del ascenso: subir directamente a la tercera categoría del fútbol argentino.

El equipo de Bilbao no jugó su mejor partido, lo sufrió durante varios pasajes, pero aprovechó la mejor virtud que tuvo durante todo el certamen: ser efectivo y eficaz en los pasajes positivos de sus cotejos.

Eso le alcanzó para dar vuelta la desventaja inicial en tan sólo dos minutos y, a pesar del empate del local, festejar el campeonato.

El de Devoto nunca dejó de creer, inclusive cuando estuvo 12 puntos abajo de Berazategui, el equipo al que persiguió sin cesar casi desde el comienzo del certamen. Esa también fue una de las claves para que Lama hoy pueda festejar, no rendirse. Para muestra basta el partido frente a Alem, en donde Lamadrid salió a jugar sabiendo que el naranja había ganado y se le había vuelto a despegar. Allí el carcelero jugó uno de sus mejores partidos y volvió a decir: “acá estoy yo».

Es para destacar el rendimiento general de todo el equipo, pero la dupla de ataque compuesta por Apa y Campostrini construyó un pilar fundamental para este logro. También las vallas invictas de «Cachete» Acosta, basada en un gran torneo individual, pero también en la solidez defensiva.

El crecimiento de Ignacio Ruano durante las últimas fechas pudo equilibrar el mediocampo, algo que fue difícil de encontrar en un gran pasaje del torneo y el banco de suplentes fue de gran valía porque cada vez que se necesitó de jugadores que, quizás, no eran titulares asiduamente, respondieron.

Ahora el Carcelero intentará repetir lo conquistado. Ya se sacó una mochila grande de encima y tiene el margen de la doble chance para ascender. Deberá conjugar sus virtudes con esa tranquilidad para soñar con la gloria definitiva.