El índice ponderado que mide el INDEC recuperó algo terreno en el segundo mes del año, pero desde el inicio de la pandemia y de la cuarentena en marzo de 2020 el bolsillo de los trabajadores viene muy golpeado. Los analistas ven limitaciones para la recuperación real este año que se propone el Gobierno.
La recuperación en términos reales de los salarios es uno de los objetivos que se planteó el equipo económico para este año, luego del golpe a la actividad que significaron la pandemia y la cuarentena adoptada por el Gobierno, con aumento de la pobreza y caída del empleo. Es que, desde su inicio en marzo, los salarios subieron 10 puntos menos que la inflación en el período.
Así se desprende de los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), que reportó que el índice de salarios subió 4,3% en febrero, frente a un incremento de los precios de 3,6% en ese mes, por lo que recuperó lo perdido en enero. Los salarios privados formales tuvieron un mejor desempeño, al trepar 5,1%, pero los informales avanzaron apenas 2,8%. Los públicos treparon 3,8%.
De esta manera, en los 12 meses que van desde marzo de 2020 a febrero, la inflación interanual superó el 40,4%, mientras que el índice de salarios avanzó 30,2%. Así, el deterioro en términos reales es de 7,3% en el período.
En el desagregado, el peor desempeño se observó en el sector público, que avanzó 27,7% en el período, con una caída real de 9%, seguido por el privado registrado, que avanzaron 29,3% nominalmente, lo que arroja una baja real de 7,9%.
En tanto, el sector privado informal perdió solo 3% en términos reales, con una suba nominal interanual de 36%. Si bien fue el segmento salarial más golpeado en la fase más estricta al inicio de la cuarentena, con la apertura tuvo una recuperación más dinámica dada su sensibilidad a la actividad por la flexibilidad que permite.
Este contexto refuerza las necesidades típicas en cada año electoral que tiene el oficialismo de robustecer el poder adquisitivo de los ingresos. Una de las medidas, dirigida a los salarios brutos de entre $ 100.000 y $ 150.000 fue liberarlos de abonar el impuesto a las Ganancias.
Si bien la medida impactará en el pago del año que viene, significará el reintegro de lo retenido por las empresas en los primeros meses del año, una cifra que oscilará entre los $ 10.000 millones y los $ 15.000 millones y que se volcará al consumo.
Por ello, el Gobierno se aferra a su meta de inflación de 29% que fijó en el Presupuesto 2021, para lo cual por un lado apuesta al retraso del ajuste de tarifas de los servicios públicos y por otro a anclar el tipo de cambio con una disminución del ritmo de depreciación (lo que los economistas denominan crawling peg).
Además, desde la Secretaría de Comercio se refuerzan los controles de precios y se buscan extender los acuerdos sectoriales para lograr cierta convergencia a la meta, al igual que por el lado de las paritarias salariales.
No obstante, el dato de inflación de marzo de 4,8% y un acumulado de 13% en el primer trimestre, que deja severamente comprometida la meta oficial: necesita que en los nueve meses sucesivos el promedio mensual se mantenga en 1,5%, un guarismo que consiguió solamente en dos de los últimos 40 meses, los dos más estrictos de cuarentena que paralizaron la actividad.
“Es muy poco probable que veamos una recuperación que supere la aceleración de los precios. Parecen haber factores que están generando presiones de primera y segunda ronda, que afectan directamente a la evolución de la canasta de bienes y servicios, y que dificilmente se vean compensandos por la suba de los salarios”, consideró Joel Lupieri, economista de la consultora EPyCA.
Abril viene complicado en materia de aumentos, puntualmente en el rubro alimenticio. La consultora LCG registró una inflación mensual de esta división de 4,4% en su relevamiento semanal que realiza en el Gran Buenos Aires.
Los analistas prevén un dato general de 3,5% y 4%, que dejaría el acumulado entre 17% y 17,5% y constituiría un listón bastante elevado para la mentada recuperación salarial en términos reales.
Si bien LCG espera cierta estabilidad entre el avance de los precios y del índice de los salarios en el corto plazo, prevé que en términos reales 2021 constituya el cuarto año consecutivo de caída: desde 2018 el deterioro acumularía un 27%.
“Aunque el cierre de paritarias podrá traer algo de alivio para el poder adquisitivo de los trabajadores, los acuerdos se concentran entre el 30% y el 35% anual, por encima de la pauta de inflación establecida en el Presupuesto pero por debajo de la inflación esperada para este año, cercana al 45%”, concluyó LCG.
El Cronista