Primero trascendió, luego se negó, pero finalmente su nombre quedó en firme. Antes, la sindicalista había representado a nuestro país ante el Reino Unido y Venezuela.
El nombre de Alicia Castro no estuvo entre los que el Poder Ejecutivo envió al Senado para que apruebe sus designaciones, y por eso en ámbitos diplomáticos se especuló con que su nominación se había caído definitivamente. Sin embargo, la sindicalista que fue embajadora en tiempos de Néstor Kirchner en Caracas y de Cristina Fernández de Kirchner en Londres será la representante de la Argentina en Moscú.
Hubo quienes transmitieron que Castro se autopromovía para ocupar la embajada en Rusia. Sin embargo, su estrecho vínculo con la Vicepresidenta selló ese destino apetecible. CFK siempre se jactó de tener buena relación con Vladimir Putin, al punto de que se supo que trabajó para que el encuentro entre el líder ruso y Fernández se reunieran en Jerusalén, algo que finalmente no ocurrió.
A pesar de eso, la designación de Castro siguió su curso y la Cancillería ya le hizo el ofrecimiento formal, que fue inmediatamente aceptado. Reemplazará a Ricardo Lagorio, un diplomático de origen peronista que fue destinado en Rusia por Mauricio Macri, durante la gestión de Jorge Faurie. Parece claro que Cristina Kirchner quiere manejar algunas áreas específicas de las relaciones exteriores y Rusia se encuentra entre ellas.
Castro empezó su vida laboral como azafata en Aerolíneas Argentinas, donde fue delegada sindical y posteriormente llegó a ser secretaria general de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, cargo que desempeñó hasta 2003. También fue diputada entre 1997 y 2005. Fue en esa Cámara donde se granjeó la amistad con Hugo Chávez y la dirigencia bolivariana, ya que presentó un proyecto para que Venezuela se integrara al Mercosur. Un año después, Castro era elegida por Kirchner para ocupar la embajada argentina en ese país, reemplazando a Nilda Garré.
En Venezuela estuvo hasta el 2011 y, al año siguiente, Cristina la designó en la representación ante el Reino Unido, que estaba vacante desde 2008, cuando Federico Mirré se jubiló, disconforme por la política en materia de soberanía de las Islas Malvinas que llevaba adelante el gobierno kirchnerista. Allí, Castro estuvo hasta el 2015, siempre siguiendo una línea antibritánica, que la llevó a declarar en varias oportunidades que ese país continuaba con “aspiraciones imperialistas”. Con el cambio de gobierno fue reemplazada por el embajador Carlos Cersale, que ya fue llamado por la Cancillería argentina para concretar el cese de su gestión.
(de Infobae)