Junio se transformó en un mes clave. Por definiciones que debe tomar el Gobierno y la expectativa que hay respecto de los candidatos que presentarán las distintas fuerzas de cara a las presidenciales. Pero también por la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que para algunos puede determinar la suerte del oficialismo en las urnas debido a las posibilidades que le daría contar con los u$s 10.000 millones comprometidos y sacarse de encima -al menos en esta etapa- al organismo internacional.
Casi en coincidencia con las presentaciones oficiales de las listas que irán a las PASO, el Fondo, si todo avanza como el Gobierno pretende, debería tratar y aprobar el acuerdo con la Argentina. Y luego el ministro de Economía, Sergio Massa, iría a Washington a cerrar todo formalmente.
La Argentina debería pagarle a al FMI u$s 2300 millones el 22 de junio. ¿Pero los tiene? No, ni los tendrá. A menos que llegue la primera parte del desembolso que la Argentina busca, y de allí separar esa parte para realizar el pago.
Massa y su equipo pretenden postergar ese pago para que el neto de lo recibido sea mayor, pero todavía no hay nada seguro. El problema más grave, de todos modos, sería si no se llega finalmente a un acuerdo, por lo que se generaría una cadena: al no recibir los fondos, no habría dinero para saldar el pago; y si no se cumple con esa obligación, el FMI entenderá que la Argentina está en default.
Sin dudas, este panorama no es el ideal para el Gobierno. Aunque entiende que no solo está todo está bastante encaminado, sino que además se agarra fuerte de las repetidas declaraciones de varios representantes del Fondo, que dicen entender los problemas particulares que sufrió la Argentina a raíz de la sequía, lo que podría alterar algunas variables. Todo está por verse. Junio pasó a ser un mes clave.
El Cronista