Fue un día de muchos signos, de esos que recién se unen en un significado obvio al final de la película, nunca antes. Y esta vez, el giro dramático se dio al filo de la noche, cuando aún faltaban más de 24 horas para el plazo final. Así y todo, pese a lo preanunciado, no dejó de sorprender como giro con ribetes teatrales. 

Al final, el precandidato de la unidad no será un hijo de la generación diezmada. Tampoco el hombre que supo ser una síntesis de los diversos momentos del peronismo, desde Menem a la actualidad. El hombre del consenso es aquel que venía pregonando, desde un primer momento, que la regla debía ser la unidad para evitar las PASO. 

«Los cierres de listas son siempre apasionantes y trabados y es así. No hay nada dramático ni que sea de vida o muerte», escribió Sergio Massa en uno de esos mensajes destinados a su equipo pero con un destino real que va más allá de su destinatario. Unión por la Patria lo confirmó con dos tuits poco antes de las 21 del viernes. Mientras, en el bunker platense de Victoria Tolosa Paz, apuntaban nombres a las listas que iban a presentar. 

El rumor de una reunión de alto tenor político circulaba desde la agonía de la tarde. Cecilia Moreau intentó despistar, como la vez pasada lo pretendió hacer Oscar Parrilli cuando el ministro de Economía y la vicepresidenta Cristina Kirchner se habían reunido en su despacho. También estaba Eduardo Wado de Pedro: ¿habrá sido todo parte de una jugada preparada? El jueves, cuando la fórmula Wado-Manzur se había misteriosamente filtrado, también se hablaba del enojo en el entorno de Massa, a quien daban como precandidato al Senado por la Provincia. Otro signo. 

Y más temprano el viernes, el gobernador Ricardo Quintela casi que mostró las cartas, pero entre tanto revuelo, pasó casi desapercibido: «No está descartado», sugirió. Del lado de Rossi, no obstante, perjuraron siempre que el jefe de Gabinete se mantenía en sus trece. Pero se sabe que Rossi, como pocos, es la verdadera síntesis de esa unidad que el kirchnerismo tanto pregona. 

Al final, no por anunciado -¿acaso Massa no sonaba como precandidato natural desde el momento que tomó el timón?- la vuelta de tuerca dejó de ser sorpresiva. Si al final, hasta viajará a negociar con el Fondo Monetario Internacional, como él mismo pedía: ya no solo como ministro pero como el precandidato a Presidente capaz de dar garantías políticas que ese acuerdo se cumplirá si gana y toma la lapicera. 

Del lado de enfrente, también la oposición dispersa acomodó sus fichas en la interna de la manera más obvia: las palomas y los halcones formaron sus fórmulas: Larreta-Morales y Bullrich-Petri. El final está por escribirse. 

El Cronista