UNA NUEVA TEORÍA DEL CAOS

  • 2 Años ago

El Gobierno argentino se sentó a la mesa de negociación con el FMI confiando, tal vez en exceso, en las dos cartas que tenía entre manos. La primera se basaba en la premisa de que el Fondo, al igual que la Argentina, tiene en esta partida mucho para perder. La segunda, que disponía del tiempo y los argumentos suficientes para torcer la voluntad de un organismo al que en reiteradas oportunidades criticó justamente por su falta de flexibilidad.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, planteó la semana pasada que el FMI «perderá credibilidad si la Argentina se desestabiliza». Sin embargo, hay versiones que indican que dentro del organismo hay sectores que creen precisamente lo contrario: que su credibilidad radica en no firmar programas inconsistentes.

Dentro de ese mismo argumento que dice que el Fondo tiene tanto o más para perder que la Argentina habría, además, otra presunción desacertada. Si bien es cierto que la Argentina es su principal deudor, la solidez financiera del organismo internacional difícilmente dependa del préstamo que le otorgó al país. En especial tras la capitalización que recibió en agosto pasado. El Fondo quiere cobrar, pero la urgencia no está precisamente de ese lado de la mesa.

De las declaraciones que realizan los distintos funcionarios puede inferirse que el Gobierno argentino tampoco siente esa urgencia como propia. En esta semana de intensas lluvias, de hecho, se abrió también otro paraguas: comenzó a deslizarse que, por los estatutos del Fondo, si la Argentina no paga los u$s 2879 millones que vencen en marzo no entraría técnicamente en default antes del 30 de septiembre.

Pero no hay gracia en ese «remedetion period» de seis meses en el que podrían continuar las negociaciones. En caso de que eso ocurriera, el FMI exigirá el pago de los atrasos acumulados antes de poder firmar un nuevo programa. Dichos incumplimientos, llamados «arrears», ascenderían para fines de septiembre a unos u$s 12.000 millones.

¿Cuál es el problema con ello? Que el Banco Central (BCRA) no tiene hoy en sus arcas reservas netas suficientes para hacer frente a los pagos que se acumularían hasta esa fecha.

El Gobierno puede no sentir como propia la urgencia de alcanzar un acuerdo. Pero mientras dilata las negociaciones, el mercado le sigue enviando señales: el dólar blue trepó hasta $ 219, la brecha cambiaria se amplió a 109%, las reservas internacionales están en su nivel más bajo desde diciembre de 2020 y el riesgo país supera los 1900 puntos básicos.

¿Qué nivel de confianza hay en que el Gobierno pueda reencauzar la negociación? Los bonos argentinos operaron en rojo en 14 de las 15 primeras ruedas de 2022.

El Cronista

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